Para emepzar

Carol y David

Verónica Carmona

Verónica Carmona

En 1971, Carol y David, una pareja de turistas ingleses, visitaron por primera vez Ibiza. Tanto les gustó que repitieron. Tanto repitieron que decidieron comprarse una segunda residencia en la isla hace veinte años al terminar la carrera universitaria en Granada una de sus dos hijas. Cuando fueron a una inmobiliaria, primero preguntaron por una finca. Imposible. No les llegaba el presupuesto. Luego por una casa. Tampoco. «¿Un piso de tres habitaciones?», dijeron. Tampoco. Entonces el agente inmobiliario les ofreció un pisito en Siesta. «¿Cuántas habitaciones?», preguntaron Carol y David. «Ninguna», les respondió, pero al menos era algo accesible para su economía. Cuando llegaron quedaron maravillados por la zona, la luz y los árboles que se veía desde su terraza. Carol se encuentra ahora en la isla. Es una bella mujer de cabellos blancos con la dulce mirada y la fortaleza de una madre. Pero David ya no está. Quizás sea uno de los últimos viajes de ella a Ibiza. «Demasiadas memorias», me dice, aludiendo a la ausencia del que fue su compañero de vida, por lo que quiere vender su apartamento. En las últimas semanas Carol ha recorrido la isla en soledad y atesorado fotos imaginarias del paraíso que se fue.

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