Para empezar

Los mundos paralelos de Marcos Serra

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Resulta gracioso ver al alcalde de Sant Antoni defender al artista Okuda en modo victimilla. Si el vulgo le reprocha sus maneras caciquiles para plasmar la obra de ese artista en el suelo del West, él se hace el mártir y el incomprendido («Es lo que tiene el arte», suspira en cada pleno), aunque detrás de esa actitud haya mucho de impostura y de simular sus carencias y limitaciones. Es especialista en crear esos mundos paralelos: no es que su soberbia le impida alcanzar un consenso, es que la oposición carece de su gusto artístico; no es que durante tres años y medio su amigo haya prescindido de pedir presupuestos a otras empresas (como sí hacen el resto de municipios, incluso los del PP) que no fueran la de su colega, es que ellos organizan fiestas en lugar de las vulgares «verbenas» de siempre; no es que nadie se fíe de él ni de su edil de Fiestas y Cubatas por cómo está redactado el pliego para contratar eventos, es que los demás, por no querer aprobarlo a ciegas, le boicotean. Además de mecenas y de cosmopolita que mira por encima del hombro las paletas verbenas, ahora va de transparente, que es como decir de Putin que es adalid de la libertad de prensa… que ya quisiera silenciar Marcos Serra.

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