Opinión

Nuria del Río

El espacio micus

La entrada al milenio trajo muchas incertidumbres y transiciones, algunas solo fueron creadas para aumentar la sensación de inseguridad del fin de siglo. A pesar de esto, a finales de este simbólico año, para la familia Micus sí fue un año de duelo, murió Eduard Micus y una real incertidumbre surgió… ¿Qué pasaría con su espacio? Efectivamente, en Micus la transición se dio. Hubo un relevo en la dirección, la hija de Micus, Katja, sería la nueva gestora del espacio. El Espacio Micus se fundó en 1989, un lugar expositivo donde artistas locales, nacionales e internacionales tenían un lugar donde exponer y compartir experiencias con Micus como jefe de ceremonias. Eduard abría su casa ofreciendo una ventana no solo para sus obras, sino a este grupo de amigos, familiares y artistas, con su muerte, la encargada de hacer el relevo generacional pero no conceptual, fue su hija Katja.

La ingente labor de Katja se ve en esta exposición inaugurada el 4 de julio, como siempre abierto en domingo, donde se recoge veinte años de exposiciones, conciertos, performances e instalaciones, donde música, fotografía, grabados, pintura y escultura han desfilado por sus paredes encaladas y por su jardín mediterráneo. Cincuenta artistas, nombres internacionales: Bechtold, Ulrichs, Bialas, Buthe, Haberpointner, Ghadirian; nacionales: Hernández Pijúan, Guillem Nadal, Peix; y locales: Pagliari, Bonet Vallribera, Rahola-Matutes, entre otros muchos, han formado parte de esta gran familia artística. Una muestra del panorama contemporáneo actual con una media de cuatro exposiciones al año, colectivas e individuales, con Micus como anfitrión, siempre cómplice en su edificio y en la presencia permanente y cambiante de su obra pictórica.

Los diletantes tenemos la oportunidad de disfrutar de una cultura actual, artistas vivos principalmente, han ocupado las historiadas y sufridas paredes, techos y suelo de Micus, testigos mudos de muchas intervenciones, de muchas visitas y momentos emocionantes: tocó por Bach, Miquel Àngel Aguiló, violonchelista; clausura del festival de performance ‘Territori’, por citar solo los últimos eventos. Toda mi admiración y respeto por este grandísimo trabajo, silencioso y humilde, de Katja Micus, para esta isla mediterránea que es su hogar y que queda inserta en el panorama internacional del arte contemporáneo gracias a su gestión.

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