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Festes de Sant Carles

Celebraciones en Ibiza: Fiesta de mayores con claveles y ‘orelletes’ en Sant Carles

En el día de Tots Sants, Sant Carles homenajea a sus 280 parroquianos mayores de 80 años con una misa, una demostración de ‘ball pagès’, un refrigerio junto a la iglesia y una comida en el restaurante Cala Llenya

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Galería de imágenes de fiestas en Ibiza: homenaje a los mayores en Sant Carles J.A.Riera

El sol luce en Sant Carles de Peralta para esta doble celebración, la fiesta de Tots Sants y el homenaje a los mayores de 80 años de la parroquia, «que no se festejaba en el pueblo desde que estalló la pandemia en 2020». Lo confirma Juan Carlos Roselló, concejal de Interior y de Sant Carles, que lleva «cuatro días» repartiendo ensaimadas a domicilio entre los parroquianos más longevos y aprovechando la visita para invitarles a la celebración de hoy (por ayer), que incluye comida en el restaurante Cala Llenya. Los vecinos de Sant Carles que superan las ocho décadas, según las pesquisas del Ayuntamiento de Santa Eulària, «son 280», lo que representa algo más del 5% de la población total de esta parroquia, «5.557 habitantes», si nos atenemos a las últimas cifras del INE que facilita el concejal.

Roselló se conoce de memoria los nombres de muchos de los parroquianos a los que se homenajea en este día de Tot Sants. «El mayor de todos en Sant Carles es Joan Jordà, tiene 102 años. Le sigue en la lista Josep Marí, de 100, al que cuando le visitamos para darle la ensaimada le encontramos quitando hierbas de su terreno», explica el concejal. Ninguno de los dos está este mediodía en los festejos, «todavía tienen un poco de respeto al covid», dice Roselló, que lleva supervisando los preparativos del homenaje desde primera hora de la mañana.

Una de las componentes de la Colla de Ball Pagès de Sant Carles de Peralta entrega un clavel blanco a una de las feligresas. JA RIERA

«¡Qué calor hace!», se escucha comentar a una mujer que se acaba de bajar de una moto antigua. Se llama Isabel Portillo Bonilla y lleva una chaqueta roja con el emblema del Club de la Moto Clàssica d’Eivissa i Formentera, que participa en la celebración del 1 de noviembre con una exposición de más de treinta motocicletas. La suya es una BMW de 1954. La ha conducido su pareja, Eduardo David Rosa Madrigal, que cuenta que la compró «hace diez años» y la restauró con ayuda de varios compañeros del club. A su alrededor «hay unos 60 moteros», calcula el presidente de esta entidad, José Guasch, de Can Ros. Solícito, muestra con orgullo algunas de las joyas de la colección, entre ellas, la más antigua, «una Zündapp con sidecar de 1936 color verde». Señala, casi frente a él, una Guzzi roja con un original sidecar hecho de mimbre. «Éstas fueron las primeras motos que llegaron a Ibiza, eso fue entre 1952 y 1959. Tuvieron éxito porque eran económicas y cañeras», asegura.

Muy cerca de la plaza de la iglesia están expuestos también más de una veintena de coches del Clàssic Automòbil Club d’Eivissa, que ha colocado un puesto al que se acerca una mujer extranjera interesada en convertirse en socia. Tiene un coqueto Fiat 500 de color azul claro. Mientras la secretaria del club le informa, su presidente, José Juan Guasch, saluda y conversa con los participantes de la exposición. «El coche más antiguo que hemos traído es un Whippet Overland de 1928 muy bien restaurado», detalla antes de mostrar algunos de los vehículos más atractivos de la muestra, entre ellos «un Autobianchi 500» de 1970 de color amarillo.

El Autobianchi amarillo, en primer plano. J.A. Riera

Minutos después, Guasch saluda a la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, que va con prisas para llegar a tiempo a la misa de Tots Sants en honor de los mayores de 80 años, que comienza en cuanto llega la Colla de Ball Pagès de Sant Carles . La iglesia está abarrotada y el calor, más veraniego que otoñal, aprieta. Los ventiladores están en marcha, pero más de una recurre al abanico. Algunos asistentes prefieren quedarse en el porche, escuchando la misa acompañada del coro parroquial a través de los altavoces. Allí están Maria Torres Serra y Maria Marí Marí, de 74 y 75 años, amigas y vecinas de Jesús. «Queríamos vivir la fiesta así que nos animamos a venir», comentan.

En el interior de la iglesia habla el párroco de Sant Carles, Antonio Ferrer Marí. «Hoy esto será corto porque hace calor», bromea. Durante la celebración religiosa, la Colla de Sant Carles reparte claveles, un detalle pensado para los habitantes de la parroquia de más edad. Afuera ya están dispuestas varias hileras de sillas y mesas para todos ellos, donde se les servirá un refrigerio que incluye bunyols y orelletes. Nada más terminar la misa y mientras la Colla de Sant Carles hace una demostración de ball pagès, se sienta allí Maria Marí Guasch, de 85 años y residente en Pou d’es Lleó. Está encantada con la celebración: «Los mayores hemos trabajado mucho y ya va bien que nos hagan un poco de caso». A poca distancia está María, que aunque no es de Sant Carles ni llega, por muy poco, a los 80, se ha querido unir a la celebración.

Frente a Joan Guasch Ferrer, de 85 años, está sentada la segunda pareja más longeva de Sant Carles, José Ferrer y Antònia Colomar, ambos de 91 años. Llevan casados 62 años y diez de novios. Por un año les superan Maria Torres Guasch y Vicent Marí Torres, que está sentado frente a una de las mesas con traje gris y clavel rosa en la solapa. Nació junto a la iglesia de Sant Carles hace 94 años. Cuando se le pregunta si le gustaban más las fiestas patronales de antes responde con una sonrisa y mirada traviesa: «La fiesta me gusta mucho siempre».

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