Afectados por el incendio de los Don Pepe: «Sólo hemos encontrado estafas entre las ofertas de alquileres»

Las dos parejas que vivían en el piso calcinado en los apartamentos Don Pepe tuvieron que abandonar ayer la alternativa habitacional que les buscó Sant Josep, sin una nueva vivienda a la que mudarse

Los afectados por el incendio en el salón del apartamento provisional ayer por la mañana

Los afectados por el incendio en el salón del apartamento provisional ayer por la mañana / Marcelo Sastre

Isaac Vaquer

Isaac Vaquer

La ansiedad ha sido la compañera esta semana de Adrián y Cynthia, tras salir de su casa en llamas en los apartamentos Don Pepe, el pasado 10 de marzo. Perdieron prácticamente todas sus pertenencias en el incendio. Nada ha sido fácil.

El Ayuntamiento de Sant Josep les realojó en los apartamentos Bon Sol temporalmente, pero debían ser ellos los que encontraran una opción a largo plazo. Desde los servicios sociales les informaron de que les ayudarían con la entrada de un nuevo alojamiento que, a las puertas de la temporada, estaba resultando misión imposible encontrar.

El lunes se acabó la prestación de alojamiento provisional para esta pareja y para Naila y Sid Mohamed, las cuatro personas que vivían en el apartamento incendiado en los Don Pepe. Los apartamentos Bon Sol les ofrecieron una prórroga de 24 horas. Acababa este martes a mediodía. Junto a la puerta del apartamento estaban sus enseres en maletas y bolsas que contenían lo poco que pudieron rescatar y lo que habían recibido de servicios sociales y donaciones. Se veían en la calle. «Pero si nos tenemos que ir, ¿qué hacemos con todo lo que tenemos? Y nosotros, ¿dónde dormimos? El alcalde nos dijo a los afectados que nos iba a dar una estabilidad hasta que encontrásemos algo», asegura.

Pasado el mediodía estaban en la calle. Buscándose la vida. Sant Josep no fue fiesta para ellos.

Salir de una casa en llamas

Adrián fue el primero en percatarse del incendio que se produjo en la vivienda propiedad de su tío. Estaba durmiendo y su mujer en la ducha cuando, según recuerda, «la televisión estalló y prendió unos muñecos que debieron pasar el fuego a la ropa». Cuando se levantó de la cama, el edredón ya estaba empezando a arder y su perra, una dogo argentino, se había metido debajo del colchón, asustada por el fuego.

«Yo, en ese momento, pensé sólo en la perra. Me metí debajo del colchón, le tiré de la cola para sacarla y salió corriendo. Entonces fui a buscar a mi mujer, que ya había salido del baño, y salimos de la casa con los animales», recuerda.

Se trasladaron a los apartamentos Bon Sol, donde los servicios sociales les ofrecieron alojamiento. Ya allí dice que fue consciente de las quemaduras que se había hecho en el pie y la asistente social que les atendía le dijo que debía acudir al hospital. Lleva todavía el pie vendado por las quemaduras que sufrió en el incendio.

Su situación ahora mismo es precaria. Cynthia acaba de empezar como camarera mientras que Adrián entrará a trabajar como camarero de piso en unos apartamentos de la misma empresa en pocas semanas. «Nos dieron una ayuda de una semana para los Bon Sol, somos conscientes de eso, pero dijeron que, a los que lo habíamos perdido todo, nos darían una alternativa hasta que pudiéramos encontrar alguna cosa», asegura.

Ayer por la mañana recibieron una llamada de los servicios sociales para conocer su situación. «Me insistieron en que no tienen alojamientos y que sólo nos pueden ayudar con la entrada a un piso», explicó, «a mí realmente me da igual que nos metan en cualquier refugio. Mi mujer trabaja mañana y no puede ser que nos quedemos en la calle».

La situación de Naila y Sid Mohamed es todavía peor. Ella no trabaja y él volvió a su empleo el 5 de marzo tras una baja prolongada por un accidente laboral. Sin embargo, el día del incendio, cinco días después, se volvió a lesionar el brazo y ahora la empresa ha suspendido su contrato como fijo discontinuo en un almacén «hasta que entre más trabajo». Ahora mismo están sin ocupación y sin ingresos.

Un incendio obliga a desalojar un bloque de los Don Pepe y rescatar a varios vecinos | VICENT MARÍ

Un incendio obliga a desalojar un bloque de los Don Pepe y rescatar a varios vecinos. / di

Encontrar vivienda en marzo

A Adrián la tensión y la ansiedad le pueden mientras explica todo esto. Dice que están dispuestos a encerrarse en el apartamento «y que venga la policía». Más relajado, indica que iban a negociar para poder quedarse al menos hasta el domingo en los mismos apartamentos Bon Sol, sin embargo el coste del alojamiento hasta el domingo excedía su presupuesto en un mes que se ha puesto muy cuesta arriba.

Asegura que esta semana no han estado mano sobre mano. Muestra en su móvil todas las aplicaciones de portales de vivienda. También dice que han buscado ofertas a través de redes sociales y enseña conversaciones de whatsapp con varios propietarios.

«No queremos que nos regalen nada. Tengo un contrato de trabajo, puedo pagar un alquiler que tenga un precio razonable, pero es que sólo nos estamos encontrando estafas», lamenta.

Indica que al menos en dos ocasiones les han pedido que paguen por adelantado, «uno decía que le hiciésemos transferencia por Bizum porque estaba en Valencia y otro nos pedía que le enviáramos 1.100 euros como señal a través de un locutorio y que nos lo devolvía en 15 días. Claro, yo les decía que hacíamos el pago pero recibiendo la llave y me decían que no podía ser, pero que podía pagar para reservar el piso». Anuncios que dice que encontró por la red social Facebook y contra los que alertaba.

Las imágenes del incendio en los apartamentos Don Pepe de Ibiza

Las imágenes del incendio en los apartamentos Don Pepe de Ibiza. / Ayuntamiento de Sant Josep

En otra de las opciones de alquiler de una habitación, les indicaron que sólo aceptaban mujeres. Incluso habían tanteado unos apartamentos en Platja d’en Bossa, donde les ofrecían alojamiento anual a 500 euros por semana y pagando una fianza de 3.000 euros.

Alternativa en el horizonte

Queda menos de una hora para el mediodía y se abre un resquicio de luz en el horizonte, al menos para Adrián y Cynthia. El próximo domingo tienen la visita a una vivienda donde, tras conocer su situación, les ofrecen un alquiler de 800 euros. Tendrán que pagar otros 800 euros de fianza, pero el precio «es algo asumible para todo lo que hemos visto en la isla», confiesa Cynthia.

Intentan acordar un precio con los apartamentos en los que están alojados para el tiempo que les queda hasta poder entrar en la nueva vivienda, pero lo que les ofrecen no les cuadra. No pueden gastarse en cuatro días la mitad de lo que parece que pagarán al mes. Encuentran algo más barato en ses Figueretes, pero tienen que recurrir a la ayuda de los padres de Cynthia para poder pagar la estancia en esta habitación

No tendrán que dormir a la intemperie, pero, en este punto de la historia, Adrián dice sentirse «abandonado» por la Administración.

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