Los ‘openings’ de las discotecas de Ibiza activan hasta 3.000 empleos en el sector

La fuerte demanda permite a algunos hoteleros incrementar sus tarifas estos días hasta un 300%

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Lo que hasta hace tres años parecía una quimera, la apertura de las principales discotecas de la isla a finales del mes de abril, ya se ha «consolidado», en palabras de José Luis Benítez, gerente de Ocio de Ibiza. Las salas de baile han abierto este fin de semana más pronto que nunca, aproximadamente un mes antes que en el periodo prepandémico, lo cual ha tenido consecuencias económicas y laborales: por una parte, el arranque de la temporada discotequera ha activado 3.000 puestos de trabajo en el sector; por otra, los hoteleros, que se frotan las manos, han podido incrementar sus tarifas hasta en un 300%.

Benítez calcula que, según los aforos de la asociación de discotecas de la que es gerente, «entre 26.000 y 27.000 personas» lo van a dar todo estos días en las pistas de baile de sus asociados, a las que habría que añadir las que acudan a las salas que no forman parte de Ocio de Ibiza y que «se han subido al carro» que impulsó la asociación hace tres años tanto para revitalizar un sector que permaneció cerrado a cal y canto durante el covid, como para aprovechar las ansias que su público tenía de reencontrarse tras la gran reclusión.

El propio Benítez comprobó el viernes en el aeropuerto de Barcelona, adonde acudió para asistir a una reunión, la atracción que ejercen los openings: «La puerta de embarque para volar a Ibiza era un hervidero. Había lista de espera para poder coger plaza en el vuelo». Las discotecas que empiezan estos días la temporada han colgado el cartel de ‘Todas las entradas vendidas’. Encontrar una es casi misión imposible: «No hay ni listas para invitados», advierte Benítez, quien no para de recibir llamadas de gente que las busca desesperadamente.

«Ha venido para quedarse»

El gerente de Ocio de Ibiza recuerda que planteó este adelanto de los openings hace tres años para, entre otras cosas, alargar la temporada y resarcirse del cierre total de 2020: «Está ya consolidado. Hemos pasado de abrir de junio a septiembre, a hacerlo de abril a octubre. Esto ha venido para quedarse. Dudo que nadie se baje ya del carro, al que se han sumado incluso los que no van de la mano con nosotros [su asociación]. Al final nos han dado la razón».

¿Y los hoteleros agradecen su aportación en la desestacionalización? Al margen de los que directa o indirectamente ya están dentro de Ocio de Ibiza, Benítez indica que el resto, si está agradecido, se lo calla: «Nuestro sector es querido y odiado casi a partes iguales. En todo caso, lo dicen con la boca pequeña. Lo que está claro es que cuando nosotros abrimos, la isla lo nota, de la misma manera que se nota que haya pruebas deportivas al comienzo de la temporada. Pero el inicio fuerte coincide con los openings, que dan un punto de valor extra a la isla».

Se nota, por ejemplo, en el empleo: «Calculamos que movilizamos a unos 2.200 trabajadores directos y a unos 800 indirectos. En total, unos 3.000 empleos sólo para las aperturas. Y hablo sólo de nuestra asociación».

Dependencia de las aperturas

¿Y el sector hotelero nota esa inyección de turistas en un periodo que no era habitual hasta 2021? «Sí, absolutamente sí», afirma Alicia Reina, presidenta en Balears de la Asociación Española de Directores y Directivos de Hotel y propietaria de un alojamiento en Platja d’en Bossa. En su caso admite sin tapujos el influjo positivo de las aperturas «Seguimos dependiendo de ellas y de los closings, del ocio discotequero, para abrir y cerrar temporada. Nos guste o no nos guste. En cuanto hay un opening ves que las reservas suben y que puedes subir precios. Y si te quedan pocas habitaciones, hacer incluso revenue management [gestión de precios a partir de la demanda y de la oferta existente en ese momento]. Es una ayuda a la venta que hay que valorar».

Reina indica que les llegan «clientes de todo tipo», si bien el precio «sirve para segmentar y filtrar la tipología». Es decir, con las tarifas se disuade, por ejemplo, a quienes tienen en el West de Sant Antoni su meca.

Los hoteleros han notado tanto las aperturas que algunos «han tenido que reforzar los horarios y las plantillas en estas fechas», además de incrementar los precios a niveles estratosféricos, como si fuera ya plena canícula: «Una tarifa de 100 euros ha podido pasar a 300 o 400 euros la noche. Y estamos en abril. Con poca oferta y una fuerte demanda puedes aprovechar la oportunidad para subir los precios, siempre que la demanda lo soporte».

La presidenta balear de la Asociación Española de Directores y Directivos de Hotel admite que «la música electrónica es el factor diferenciador de Ibiza, hasta que se dé visibilidad a otros factores diferenciadores» de la isla.

A la espera de ‘Sancho’

Por su parte, la presidenta de la Federación Hotelera de las Pitiusas, Ana Gordillo, también cree que «adelantar las aperturas de las discotecas a estas fechas es positivo para todos». Calcula que se ha pasado de un 20% de la planta hotelera abierta en Semana Santa y de alrededor de un 40% antes de estos openings, a un porcentaje que aumentará progresivamente desde este fin de semana, sobre todo porque coincide con el súper puente del miércoles 1 de mayo. Comienza, pues, la gran oleada de aperturas, de manera que prácticamente el 100% de los alojamientos estarán en funcionamiento al concluir mayo.

Sólo hay, señala, un temor: la borrasca ‘Sancho’, que ya empezó ayer a sentirse en Ibiza, por lo que se da un panorama parecido al de la pasada Semana Santa: «El éxito de esta semana dependerá de las reservas de última hora», indica.

¿2024? «La temporada será una réplica de 2023»

Este año, pronostica Alicia Reina, presidenta en Balears de la Asociación Española de Directores y Directivos de Hotel, «será una réplica del 2023, exacta, quizás con un pequeño incremento de tarifas y rentabilidad, aunque hay también un incremento de costes, de manera que el saldo será parecido al del año pasado, quizás dos o tres puntos por encima, poca cosa más». 

Tras los openings habrá «un bajón, pero no será como el vivido tras la Semana Santa». Antes de llegar a la velocidad de crucero, que el sector alcanzará sobre finales de junio, atravesarán «picos y valles» de afluencias: «Desde mayo se acumularán clientes los fines de semana. La gente viaja ahora más veces, pero con estancias más cortas. Aprovechan eventos de ocio, como estas aperturas, o pruebas deportivas. Se nota mucho que vienen por la oferta complementaria. O simplemente tienen libre el fin de semana. Hay ganas de viajar, pero de viajes cortos de tres, máximo cuatro días». Eso, en las temporadas bajas y medias, porque cuando llega finales de junio, julio, agosto y principios de septiembre, «las estancias se prolongan un poco más y no hay tantos picos y valles. Hay mayor estabilidad ocupacional entonces».

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