Temporada

Turismo en Ibiza: La Marina se despereza

El barrio de Ibiza despierta de su letargo invernal para prepararse de cara a la inminente temporada, que comienza en un par de semanas con una temprana Semana Santa: comercio y hostelería limpian y adecentan a contrarreloj sus locales

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

La Marina se despereza de su periodo de hibernación. De las calles vacías y silenciosas del letargo invernal, esas en las que no se veía un alma ni siquiera de día (de noche, ni gatos), se ha pasado al frenesí laboral, a que decenas de obreros ocupen ese espacio para poner a punto o reformar íntegramente negocios que o bien iniciarán la temporada en la madrugadora Semana Santa de este año o que lo harán en breve, en abril o en mayo como muy tarde. Estos días, la banda sonora del barrio está interpretada por una colosal orquesta de taladros, percutores, sierras, martillos perforadores, atornilladores eléctricos, lijadoras, amoladoras y compresores. No falta el sonido chirriante de las paletas al rozar, para alisar las oquedades con yeso, las paredes.

Una cuadrilla instala un aparato de aire acondicionado en Fantastic, donde pintan el negocio para poder abrir a partir del 27 de marzo, Miércoles Santo. Cerca, en la calle del Mar, reforman un edificio cuya fachada está abierta en canal: «Se hará lo que se pueda», responde su encargado a la pregunta de si estará listo antes de que empiece la temporada. Una reforma en la calle Mestre Joan Mayans, cerca del Mercat Vell, no estará terminada hasta las puertas del verano. Es por cambio de negocio, porque tiene un nuevo inquilino. Lo habitual en estos casos es borrar del mapa cualquier señal del negocio que había antes, en este caso de ropa. Justo al lado, en una antigua pizzería que conecta con la calle Manuel Sorà, hay un movimiento frenético en el interior. Será otro negocio de restauración que, en este caso, emprende un italiano que tiene otro local en la zona, muy cerca.

Recuperación de un ‘rincón’

En el carrer d’Enmig, seis trabajadores tienen la encomienda de adecentar, de arriba abajo, un edificio de tres plantas en el que sólo hay un piso estrecho en cada una de ellas. En la planta baja estará la recepción de ese futuro alojamiento, que confían en que abra este verano. Tendrán que ir rápido. A final de esa calle, el antiguo restaurante El Rincón del Puerto (luego Habana) ha encontrado quien lo revitalice, Manuel Ríos. Lo llamará El Rincón, a secas, y servirá comida mediterránea con algún toque de fusión. Lo quería tener listo para esta Semana Santa, pero las obras se retrasaron al tener que construir un baño para personas con movilidad reducida y proteger y reforzar las columnas. Será, cree, en abril cuando emprenda este negocio, para el que ha dejado a la vista sus antiguos muros y paredes de piedra tras eliminar las espesas capas de yeso y pintura que los cubrían. Ríos cuenta que ha podido hacerse con las riendas de este local gracias a que, debido a que estaba «en malas condiciones», se lo han alquilado a buen precio. Los establecimientos que hay en los alrededores tienen alquileres desorbitados, señala. Quizás por eso, muchos de los negocios de esa zona llevan años, demasiados, cerrados. Sí abrirá a su costado este verano un artesano del cuero, que tendrá su taller en el mismo local, de amplia bóveda.

Y al no haber traspaso, Ríos ha podido dedicar ese dinero a decorar y adecentar el interior, que tendrá diversos rincones temáticos y ambientes. Llevaba años buscando un lugar en Ibiza para montar un negocio, pero también viendo a muchos emprendedores «fracasar» en la isla, por lo que no se decidió hasta que lo vio claro y dio con un alquiler que no se coma los beneficios. Aquí viene a veranear desde hace 20 años, cuando sus otros locales de hostelería, como los que tiene en Madrid (uno al lado del Bernabéu), reducen su actividad.

Colocación de sombrillas en la Marina.

Colocación de sombrillas en la Marina. / Vicent Marí

La zona en la que hay más ajetreo es la situada en el frente del puerto, en los Andenes, junto al muelle donde atracan los grandes yates. Buena parte de los bares y restaurantes ya se han puesto allí en marcha para engrasar, como todos los años por esa época, su maquinaria. Toca pintar, limpiar, desechar o arreglar lo viejo e instalar las nuevas adquisiciones. En Angelo’s, Santiago Poletti, su encargado y bartender (el que sirve las bebidas tras la barra), confía en que lo tendrán todo preparado para la inminente Semana Santa. Abrirán también el Miércoles Santo. En este caso, empezaron el mantenimiento el pasado 26 de febrero. Cuenta Poletti que esperan que este 2024 sea mejor que 2023, pues fue algo más flojo que la temporada de 2022. Cree que se debió a «los precios» del Saint-Tropez balear y a que «vinieron más jóvenes de fiesta, que iban, sobre todo, de juerga a Sant Antoni».

Al lado de Angelo’s hay otros locales que desean abrir la temporada este mismo mes, como N.º5, de Wolfgang Reiter, que piensa empezar a servir copas antes que los demás, sobre el 22 de marzo, el viernes previo a la Semana Santa. Lleva desde el 23 de febrero renovando muebles, tirando los caducos, pintando y dejándolo todo como la patena. Dice que en una semana lo tendrá todo listo para dar servicio.

50 aniversario

Pero en El Bucanero no tienen tantas prisas. Allí darán el pistoletazo de salida a la temporada la primera semana de abril, según explica su propietario, Alexandre Amiach. Antes no «porque cae muy pronto la Semana Santa y los cruceros llegan algo más tarde. Es arriesgado iniciar la actividad tan pronto en un negocio que necesita tanto personal como este». Luego, de tirón hasta mediados de octubre. También llevan una semana haciendo «lo de cada año», es decir, «limpiando, pintando, arreglando paredes…». Esta temporada, subraya, será muy especial para El Bucanero, pues se cumple el quincuagésimo aniversario del local, abierto en 1974 por su padre, Norbert.

En la pizzería Mamma Mia, en la calle Emili Pou, inician la limpieza con unas mascarillas que parecen rescatadas de las trincheras del Somme

En la pizzería Mamma Mia, en la calle Emili Pou, inician la limpieza con unas mascarillas que parecen rescatadas de las trincheras del Somme. Empezaron la semana pasada y necesitarán otras dos para poner el local a punto, si bien no abrirán «hasta pasada la Semana Santa», explica Christian Pagani («No, no tengo nada que ver con la marca de coches de lujo, si así fuera no estaría aquí», explica entre risas), al frente de ese negocio desde 2004. Lo hará cuando sus vecinos, La Biela, Tango y Zoo, inicien su actividad, que será cuando las discotecas abran fuego en abril. Pintar y rascar, rascar y pintar. En eso consiste su trabajo estos días, así como en tirar lo que está decrépito, como una estantería oxidada, que acaba de depositar en la acera.

El holandés Gerard Baars ha cambiado de zona. Hasta el pasado año, y desde hacía seis, regentaba el restaurante Thai Noir al final del puerto, en la plaza de sa Riba: «Pero la propiedad decidió no extender el contrato». Este verano probará suerte en la calle sa Drassana, donde antes había un restaurante de cebiche. Acaba de empezar a acondicionar el local, que aún tiene el cartel del anterior negocio, con el deseo de empezar en abril y no apagar la cocina hasta octubre.

Pronto, los primeros turistas que lleguen este año también podrán llevarse recuerdos de las discotecas Ushuaïa y Hï, cuya tienda en la Marina llevan días reformando: «Microcementos, pintura, paneles… A finales de marzo lo tenemos todo listo, en un par de semanas. Esto va rápido», señala el responsable de la obra. Cosa de semanas, como la resurrección de todo este barrio aún aletargado.

Los primeros hoteles abiertos

Muchos hoteles ya han empezado a poner a punto sus instalaciones, como Ryans, en la fachada del puerto de Vila, que reabrirá el 28 de marzo coincidiendo con los primeros vuelos de las aerolíneas británicas. No cerrará puertas hasta el 31 de octubre. En Sant Antoni también han empezado a desperezarse y a prepararse para el aluvión del verano, como en el hotel Es Pla, a la entrada de la localidad, en el que se están rehabilitando numerosas habitaciones. En el Axel Beach de Cala de Bou también están pintando interiores, fachada y accesos con el fin de abrir desde el lunes 25 de marzo. Cerca, en el Johnny’s Bar Burger, están a tope para hacerlo este mismo viernes. Lo hacen dos semanas después de lo habitual porque han hecho reformas. Mario Tur, su dueño, comenta que sus principales clientes son los residentes de la isla y que los turistas son para ellos «un plus».

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