Dia de les Illes Balears

Transporte entre islas: 22 horas de Ciutadella a Ibiza, lo mismo que de Madrid a Sidney

El espectáculo de doma menorquina vuelve a protagonizar el Día de Balears, aunque sus componentes vivieron un año más una odisea para llegar a Ibiza

Cabriolas de los caballos en Vara de Rey.

Cabriolas de los caballos en Vara de Rey. / Toni Escobar

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Entre Madrid y Sydney (Australia) hay aproximadamente unos 17.500 kilómetros en línea recta. Ya hay una compañía aérea que realiza ese vuelo entre ambas capitales en sólo 22 horas. Entre la capital de España y Valencia hay unos 400 kilómetros por carretera, que para completar en bicicleta requieren unas 22 horas. Entre el puerto de Ciutadella (Menorca) y el de Ibiza hay unos 240 kilómetros en línea recta. El barco en el que los componentes del club de doma menorquín llegaron hace un par de días a Ibiza para realizar ayer una demostración en el paseo de Vara de Rey tardó 22 horas en cubrir ese trayecto, previa parada en Palma. Hace un año tardaron casi tres días. La vuelta, comentaban aliviados los menorquines, iba a ser algo más ligera: 11 horas, la mitad gracias a que el enlace es directo. Entre Ibiza y Barcelona (hay 280 kilómetros entre ambos puertos) el ferri tarda dos horas menos.

En el día grande de la Comunitat Autónoma balear, la odisea vivida por la expedición menorquina para llegar a tiempo en barco demostró, una vez más y pese a la propaganda institucional, que entre estas islas siguen existiendo fronteras, como la de la comunicación marítima, que no sólo sufrieron los abnegados jinetes del Club Hípic sa Creueta de es Migjorn Gran (su escudo es una palmera rodeada de una herradura), sino también los 10 caballos de pura raza de esa isla que trajeron con ellos y que fueron los protagonistas del bello espectáculo de doma. Vinieron, además, un día antes de lo que tocaba ante la amenaza de que fuera cerrado el puerto de Ciutadella por motivos meteorológicos.

Mucho antes de que el presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, acabara, al pie del monumento dedicado a Vara de Rey, su discurso institucional con motivo de la diada balear, ya no cabía un alfiler en la primera fila de las vallas dispuestas (longitudinalmente entre la calle Comte Rosselló y la de Avicenna) como medida de seguridad para la demostración ecuestre, que se desarrolló entre los dragos plantados en su interior y a la sombra de adelfas y eucaliptos. Marí, sin pretenderlo, rindió homenaje a esos menorquines que dedicaron una jornada a viajar entre ambas islas: "El hecho de vivir y crecer rodeados de mar marca el carácter austero y valiente de los isleños. Este Mediterráneo que nos separa físicamente, que nos aleja en días de temporal y nos enriquece en tiempos de calma, nos da una esencia común a la que hoy damos valor con esta celebración".

Pomada y 'flocs'

Tras bajar los caballos, poco a poco, uno a uno, de un largo trailer, los limpiaron con esponjas húmedas, los acicalaron con coloridos y vistosos flocs en la cola trenzada y en la cabeza y, con un pincel, lubricaron sus cascos con una grasa de color betún: "Es como una pomada que les damos para que el casco no se agriete. Si se seca, les molesta", contaba uno de los jinetes mientras asistía con delicadeza al dócil caballo, que portaba, como todos, un gran corazón plateado en el pechopetral. Otros llevaban, además, una estrella de cinco puntas con espejo en la frente y buldrafa en la grupa. Un locutor fue explicando a los presentes las figuras y movimientos que realizaban los caballos mientras sujetaban las riendas con la mano izquierda (anar de brilla). Sus bots, cabriolas, trotes cortes, diagonales de costado y piruetas fueron muy aplaudidas por el público.

Seis caballos sobre el paseo de Vara de Rey.

Seis caballos sobre el paseo de Vara de Rey. / Toni Escobar

A esas horas, ya mediodía, lucía el sol y el viento ya no era ni tan gélido ni tan intenso como un par de horas antes, cuando incluso chispeó y los organizadores se santiguaron al pensar que en la vecina Mallorca estaban cayendo chuzos de punta. Con el cielo cubierto y rasquilla, los primeros en llegar, todos políticos, se abrochaban hasta el último botón de sus chaquetones y se cobijaban bajo el árbol más frondoso de s’Alamera. Había mayoría del PP: allí debajo estaban los alcaldes de Ibiza (Rafa Triguero), Santa Eulària (Carmen Ferrer), Sant Josep, (Vicent Roig) y Sant Antoni (Marcos Serra), el vicepresidente del Ejecutivo balear y conseller y Economía, Hacienda e Innovación, el ibicenco Toni Costa Costa, o el diputado en el Congreso José Vicente Marí Bosó. No faltaron los socialistas, como la diputada balear Pilar Costa Serra, la diputada en la Cámara Baja Milena Herrera y el conseller ibicenco Josep Marí Ribas, así como Juanjo Ferrer, senador progresista. Los políticos fueron mayoría al paso de los 13 carros que desfilaron sobre las 10.45 horas por la calle Comte de Rosselló. Sólo pasaron una vez. Después llegaron los componentes de Sa Federació de Colles, que actuaron hasta que el presidente del Consell se subió al atril: "Ahora van a dar como un pregón", explicó una mujer a su pareja cuando pasaban junto a la peana a la que Marí ascendió.

Producto local

Tras la doma, los asistentes pudieron disfrutar de la actuación del pinchadiscos Dj Yor D y degustaron los platos elaborados por la chef Marga Orell con productos locales, como coques de verduras de invierno, con acelga, cebolla, piñones y queso de cabra; coques de pimiento asado al carbón con aceitunas negras; butifarra con compota de manzana; crema de algarroba con almendra y naranja, y chupa-chups de sobrasada con queso de cabra y miel.

Durante la mañana, el Hipódromo de San Rafel acogió el VIII Torneo de Ajedrez ‘Día de Balears’ y a las 16 horas tuvo lugar el Trofeo de Trote ‘Día de Balears’. Al finalizar este hubo una nueva muestra de doma menorquina.

Suscríbete para seguir leyendo