Rebajas de invierno

El día de los cazadores de gangas en Ibiza

Buen ambiente en las tiendas y gran afluencia de compradores durante la primera jornada de las rebajas de enero, que se prolongarán hasta el 8 de marzo y que suponen una oportunidad para hacer un último gasto después de las fiestas

La imagen más común ayer en Bartomeu de Roselló: un transeúnte con una bolsa de una tienda de ropa.

La imagen más común ayer en Bartomeu de Roselló: un transeúnte con una bolsa de una tienda de ropa. / Toni Escobar

La avenida Bartomeu de Roselló, uno de los ejes comerciales de la ciudad de Ibiza y que concentra los establecimientos de las principales franquicias de las firmas de moda, presentaba ayer una animación inusual. Empezó la jornada tranquila, pero a partir de las once y media de la mañana las aceras se fueron llenando progresivamente de transeúntes. La mayoría de ellos, además, tenían una característica distintiva: de sus manos colgaban bolsas llenas de ropa acabada de comprar. No había duda. Es el primer día de rebajas y, pese al latiguillo de que «las rebajas de ahora no son como las de antes», cuando empiezan se nota, ya lo creo que se nota.

De todas las personas consultadas ayer en la avenida Bartomeu de Roselló, probablemente quienes merezcan estar en el pedestal de honor de los compradores de rebajas son los cuatro trabajadores de la residencia Sa Serra que, tras trabajar en turno nocturno, desayunaron y, como si se tratara de un after, se fueron de rebajas sin dormir: «Hemos salido del turno nocturno y me han dicho, ‘vamos a las rebajas’, y no he sabido decirles que no», confiesa Rosa Amor, que va muy cargada con su compra: dos jerséis, un pantalón y una cazadora: «Es que cumplí años hace diez días y no me regalé nada. Así que ahora aprovecho y compenso».

Cazadores de gangas | TONI ESCOBAR

Rosa Amor y Adrián Román muestran felices las bolsas con sus compras. / Toni Escobar

Le acompaña Adrián Morán, que no tiene nada preconcebido sobre lo que va a comprar: «Lo que vea que me guste». Para este grupo de amigos, ir de rebajas no es solo una actividad comercial sino también una celebración, una excusa para desconectar tras el trabajo y echarse unas risas.

Distinto es el caso de Cati Verdera, una mujer de Formentera que ha tenido que desplazarse a Ibiza para una visita médica: «He aprovechado que venía para echar un vistazo». Para ella, desplazarse a Ibiza en enero es sinónimo de rebajas ya que «en Formentera no hay. La oferta comercial es escasa y casi no hay descuentos», indica antes de continuar: «Cada vez que tengo que venir a Ibiza, aprovecho para hacer compras».

Un lamento parecido expresa Newel Larusi. En su opinión, sin embargo, es Ibiza quien no ofrece rebajas atractivas en comparación con otros lugares: «Aquí no hay nada de nada, una decepción. Cuando voy a Barcelona o a Madrid, ¡eso sí son rebajas de verdad!». ¿Y qué son rebajas de verdad? «Mira, que una chaqueta te la pongan por 10 euros menos, no es rebajas. Es un descuentillo, como mucho».

Cazadores de gangas | TONI ESCOBAR

Tres jóvenes, felices con sus adquisiciones. / Toni Escobar

Unas rebajas que también han atraído a Julia Ribas, una adolescente que ha aprovechado la jornada para comprar maquillaje a bajo precio: «Estoy haciendo una rondita por esta calle a ver qué veo». No tiene más remedio que ser muy cautelosa con el dinero, ya que todavía depende de la asignación de sus padres.

Quien no encuentra nada de su gusto es Aureliano Capitán, un jubilado que curiosea por las tiendas de Bartomeu de Roselló pero no encuentra nada de su agrado: «Es que yo soy muy clásico. Me gusta la ropa de antes». Inspecciona pantalones agujereados, caídos, roídos y con parches típicos de la moda juvenil: «Realmente, esto no es para mí».

Cazadores de gangas | TONI ESCOBAR

Una mujer pasea frente a un escaparate. / Toni Escobar

No es oro todo lo que reluce

Echando un vistazo a los precios, se comprueba que la mayoría de productos tienen descuentos de entre un 20 y un 35%, pese a que en los grandes escaparates hay rótulos que anuncian rebajas del 50%: «Descuentos a mitad de precio solo hay en artículos muy concretos. Además, hay muchísimos que no se rebajan. Entras en las tiendas con ilusión, pero luego ves que tampoco hay para tanto», comenta, decepcionada, Carmina Sánchez, una compradora que se ha acercado para cambiar unas compras navideñas y, de paso, echar un vistazo a los precios.

No cambia la costumbre de no poner los precios con cifras redondas, sino un céntimo por debajo del euro. Así, encontramos pantalones 15,99 euros, jerséis a 19,99 euros y un remate de camisetas a 5,99. «No sé por qué lo hacen, que no somos tan tontos», comenta Balbina Marí, una joven que muestra su compra: un pantalón que costaba 20,99 euros lo ha adquirido por 15,99 euros: «No rebajan tanto, pero algo es algo».

Cazadores de gangas

Gran afluencia de compradores en los comercios. / Toni Escobar

Lejos del bullicio de Bartomeu de Roselló, en la calle Castilla, María Escribano ha acudido a comprar a su tienda de barrio de confianza: «La gente está jodida de dinero y si te ponen cosas con descuento hay que aprovechar», comenta con pragmatismo, y muestra el pantalón que ha adquirido: «¡Y cuando lleguen las segundas rebajas volveré!».

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