Emotiva despedida del cura de Sant Jordi

Decenas de feligreses abarrotan la iglesia para despedir al joven sacerdote

El párroco de Sant Jordi y Sant Francesc de ses Salines, Daniel Martín, ha sido esta mañana el protagonista de una misa de acción de gracias de despedida de sus feligreses, que han abarrotado la iglesia de Sant Jordi. Algunos ni siquiera han podido entrar y han seguido la homilía desde el porche. Martín, emocionado, ha recibido el cariño de sus vecinos y les ha dado las gracias, al igual que a los demás sacerdotes, catequistas, obreros de la parroquia y al obispo.

“¿Merece la pena ser sacerdote? -se ha preguntado Martín cuando se ha dirigido a los asistentes-. Merece la pena ser sacerdote. Cien veces naciera, 99 sería sacerdote y una, probaría otra cosa”, ha dicho entre risas. “¿Merece la pena? ¡Merece la vida!, levantarse cada día con la única preocupación de ser para el otro. La vida de un cura se teje y se entreteje con las intrahistorias de aquellos que uno encuentra cada día por el camino. Por eso un cura de verdad se mete en la vida de sus parroquias hasta la médula. Y la vida de sus parroquianos le duele, le importa, le conmueve, le llena de alegría. Como a un padre. Como todo padre, eso no quiere decir que un cura no tenga sus defectos, sus límites, sus días buenos y sus días malos. Pero es padre, es cura, no lo puede fingir. Es siempre sacerdote”, ha sentenciado.

Daniel Martín lleva exactamente 3.507 días como sacerdote en Eivissa, según ha explicado el párroco Fernando Bayón, que ha presidido la homilía porque así se lo pidió Martín: “Los he contado, los días”, ha asegurado, despertando las risas de los asistentes. Bayón ha destacado la labor de Martín en los últimos casi dos años al frente de las dos parroquias. Cristian, obrero de Sant Francesc, ha repasado su actividad intensa en este tiempo, de la que ha destacado el impulso por la restauración de imágenes, capillas, la iglesia y el campanario de Sant Jordi, templo que es uno de los más antiguos de la isla (data del siglo XIV); la instalación de un sistema de sonido en la iglesia de Sant Francesc, así como sus visitas a los mayores en sus casas, su ayuda a todo aquel que la necesitaba, las labores pastorales y, en definitiva, su estrecha vinculación con los feligreses, que le devolvieron ese cariño cuando él tuvo un problema de salud y ellos se volcaron en ayudarle. A modo de ejemplo sobre su especial conexión con los más pequeños y jóvenes, el obrero ha asegurado que nunca había habido tantos monaguillos como ahora: “Han sido dos años intensos en los que hemos vivido a tu lado un camino de aprendizaje. Sant Jordi y Sant Francesc no te olvidarán nunca”, ha concluido. Los obreros de la parroquia han regalado a Martín una casulla, que él se ha puesto de inmediato. El sacerdote se ha fundido en un abrazo con la catequista Antonia, que también le ha rendido homenaje desde el atril.

Vídeo: despedida del párroco Daniel Martín

DI

Bayón ha explicado que Daniel Martín se marcha de capellán de un convento a la diócesis de Sevilla, su tierra natal, para cuidar de su madre, Cristina, que ha asistido emocionada a un homenaje a su hijo que también era para ella. De hecho, tanto Bayón como el alcalde han ensalzado la generosidad de esta mujer que siempre ha apoyado la vocación religiosa de su hijo. El Ayuntamiento ha entregado a la orgullosa y abrumada madre un enorme ramo de flores.  

La bonita casulla blanca y dorada no es el único regalo que se lleva el joven sacerdote, muy querido entre su grey: el alcalde de Sant Josep, Vicent Roig, le ha obsequiado con varios libros, entre ellos ‘Dones de sal’, de la también jordiera Esperança Marí, que recoge las historias y testimonios de mujeres mayores de la zona de Sant Jordi y ses Salines. También Roig se ha dirigido a los feligreses para agradecer a Martín su colaboración y su labor: “Es un orgullo y honor como alcalde, vecino y jordier, estar aquí. Ver la iglesia llena dice mucho. Hemos de dar las gracias a su madre por haber sido tan generosa y haber compartido a su hijo”.

La colla de Sant Jordi ha tocado en la misa, que ha acabado con la interpretación de la Salve Rociera a cargo del Coro Rociero de la Hermandad de Sant Antoni, en una fusión simbólica de las dos culturas que son determinantes en la vida de Daniel Martín.

La misa también ha conmemorado San Mariano, y a su término la procesión ha rodeado la iglesia, en cuyo patio la colla de Sant Jordi ha hecho una exhibición de ball pagès bajo un sol inclemente. Después, los feligreses y los sacerdotes han compartido un piscolabis bajo el porche de la iglesia, en el que los vecinos han podido despedirse personalmente de Martín y expresarle sus mejores deseos de cara a la nueva etapa que comienza.

Martín fue ordenado sacerdote en 2014 en la diócesis de Ibiza, y antes de Sant Jordi, fue párroco en Puig d’en Valls y ayudó en la iglesia de Santa Cruz. Es licenciado en Teología Dogmática y ha sido director diocesano de la OMP (Obras Misionales Pontificias) y delegado de Misiones.

"Cambio de lugar pero el cariño sigue entre vosotros. Como sabréis, mi familia decide volver a Sevilla después de 34 años de vida en Ibiza y aunque es un gran reto, vuelvo con mi madre a su tierra", escribió el párroco en una carta publicada en Diario de Ibiza en la que explicaba los motivos de su marcha a sus feligreses. "Ibiza abrió un mundo nuevo para nosotros y sin ella no seríamos lo que somos. Infinitas gracias a tantas personas que confiaron en mi familia para darles trabajo y así hacerles prosperar. Doloroso también ha sido ver cómo aquí perdimos a nuestro padre y nuestro hermano y desde ese momento nuestro corazón ha quedado herido", relató Daniel Martín en su misiva de despedida. El sacerdote ha sido colaborador de Diario de Ibiza, donde ha publicado numerosos artículos de opinión caracterizados por su contenido religioso y su compromiso con su labor pastoral.

Javier Alonso Betancourt sustituye a Daniel Martín como párroco de Sant Jordi y Sant Francesc.

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