El GEN convoca a los interesados en vigilar el nido de tortuga de es Cavallet

La entidad ecologista busca voluntarios para controlar los huevos que, según las previsiones, eclosionarán durante septiembre

Los colaboradores recibirán una breve formación y deben comprometerse a participar en cuatro turnos de cuatro horas cada uno

Imagen del perímetro de protección levantado alrededor de los nidos de ‘Caretta caretta’ trasladados a es Cavallet. | TONI ESCOBAR

Imagen del perímetro de protección levantado alrededor de los nidos de ‘Caretta caretta’ trasladados a es Cavallet. | TONI ESCOBAR / josep àngel costa. eivissa

De cumplirse las previsiones, entre el día 2 y el 27 de septiembre nacerán las tortugas del nido que ahora está protegido en la playa de es Cavallet. Para ello, y como ya sucedió en 2020, el Grup d’Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB) busca voluntarios para garantizar la seguridad de los huevos y las futuras crías durante el proceso.

Para esta nueva movilización, los interesados pueden contactar por Whatsapp con la coordinadora del equipo, Agnès Vidal, en el número 676625801. Si en 2020 participaron 142 personas, ahora se intenta reclutar un número menor para facilitar las tareas de organización. Eso sí, cada voluntario deberá comprometerse a cumplir con un mínimo de cuatro turnos de vigilancia y seguir una breve formación online.

Cada voluntario deberá comprometerse a cumplir con un mínimo de cuatro turnos de vigilancia y seguir una breve formación online

«No es lo mismo coordinarse un grupo de 141, con alguna persona que solo venía puntualmente un día, que con otro de 50», apunta Vidal. Cada jornada se dividirá en cuatro turnos de seis horas: de 8 a 14 horas, de 14 a 20, de 20 a 2 y, el siguiente, hasta las 8 horas. En principio, el periodo de vigilancias comenzará el 2 de septiembre, aunque puede adelantarse si se evidencia que las crías empezarán a nacer.

Cabe tener en cuenta que en es Cavallet se enterraron 81 huevos, de una puesta de 91 que se produjo el mes pasado en la playa del río de Santa Eulària, mientras que los diez restantes se llevaron al Laboratorio de investigaciones marinas y acuicultura (Limia) del Govern balear en el Port d’Andratx. Estos últimos, al desarrollarse en una incubadora, suelen nacer con anterioridad y anticipan la eclosión en la playa.

Dos técnicos del Cofib desentierran los huevos de la puesta de Santa Eulària.

Dos técnicos del Cofib desentierran los huevos de la puesta de Santa Eulària. / CAIB

Protocolo

La fecha prevista como final del periodo de vigilancia es el 27 de septiembre. Si no han nacido por esa fecha, no merece la pena esperar más. «El protocolo fija que, entonces, hay que desenterrar el nido para ver qué ha podido pasar», detalla Vidal.

En 2019 se produjeron dos desoves de Caretta caretta en Ibiza, los primeros que se documentaban en Balears

El mes pasado se produjo otra nidifación. Unas horas antes del desove en la playa del Río de Santa Eulària, otra tortuga boba emergió en es Figueral. Su puesta fue de tan solo una docena de huevos, que fueron trasladados directamente al Limia para aumentar sus posibilidades de desarrollarse con éxito.

En 2019 ya tuvieron lugar dos desoves de Caretta caretta en Ibiza, los primeros que se documentaban en Balears. Una de las puestas, en la propia playa de es Cavallet, fue de 102 huevos, aunque no estaban fecundados. En cambio, la primera de estas nidificaciones sí que fructificó.

En aquella ocasión, la puesta fue de 58 huevos y, como marca el protocolo, se trasladaron a es Cavallet, dentro de un perímetro vallado. Un estudio previo del Centro de Recuperación de Especies Marinas (CREM) había demostrado que esta playa es la que reúne las mejores condiciones de temperatura para los nidos.

Segunda movilización

En 2019 ya participó un equipo de voluntarios, coordinado por el Parque Natural, pero los huevos se trasladaron a una incubadora días antes de su eclosión. En 2020, con tras el desove que tuvo lugar en Cala Nova, el Govern balear encargó al GEN que se hiciera cargo de la movilización.

En su anterior experiencia, Vidal y algunos voluntarios tuvieron que hacer frente a los aguaceros y vendavales de una DANA, ante la que fue insuficiente el toldo que los protegía o la torre de los socorristas que también sirvió de refugio.

No fueron más que anécdotas que no empañaron el éxito de ver las primeras crías de tortuga nacidas en una playa de Ibiza. «Soy madre de dos hijos y la emoción fue parecida a la de un parto», confiesa Vidal.

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