Las complicaciones para coger un autobús en silla de ruedas en Ibiza

Un vecino de Platja d’en Bossa y usuario de la L14 demuestra en persona a este diario las complicaciones que surgen a la hora de utilizar el transporte público para los usuarios que tienen alguna discapacidad

Manils prefirió no subirse al autobús de esta imagen, ya que aparentemente la plataforma para sillas de ruedas no funcionaba.

Manils prefirió no subirse al autobús de esta imagen, ya que aparentemente la plataforma para sillas de ruedas no funcionaba. / T.ESCANDELL.

Coger un autobús en Ibiza no siempre es tarea fácil y cómoda para los usuarios que van en silla de ruedas, tal y como pudo comprobar ayer este diario, que acompañó a Juan Manils Martínez, vecino de Platja d’en Bossa de 77 años de edad, en tres vehículos diferentes de la L14.

Las complicaciones para coger un autobús en silla de ruedas |

En esta zona de Platja d’en Bossa apenas hay diferencia de altura entre la calzada y la acera, por lo que la rampa queda muy pronunciada. / T.ESCANDELL

Manils acostumbra a subirse al autobús en una de las paradas que hay en la avenida Pere Matutes Noguera, que es la vía central de Platja d’en Bossa. Parte de dicha avenida (que pertenece al término municipal de Vila) y parte de la calle Murtra (perteneciente a Sant Josep) están recién reformadas (las obras las ejecutó el anterior equipo de gobierno local) y hay críticas tanto por parte de este usuario como de la compañía Alsa. Uno de los problemas es que las aceras son tan bajas (en algunas paradas apenas hay diferencia de altura con respecto a la calzada) que la plataforma que debe desplegarse en la puerta trasera de los autobuses cuando entra una persona en silla de ruedas o con carrito, forma una gran pendiente, con lo que no se garantiza la seguridad del usuario que la tiene que utilizar. Y es que dicha plataforma está pensada para que pueda alcanzar una acera mucho más alta, de manera que bajarla o subirla en silla de ruedas sea mucho más progresivo que lo que se observa en la tercera imagen que acompaña esta noticia. Ayer por la tarde, sobre las 17.45 horas, para bajar de uno de estos autobuses, el conductor y unas cuatros personas que iban dentro del vehículo tuvieron que ayudar a Manils a salir de este autobús en la avenida Pere Matutes Noguera debido a la gran pendiente con la que quedaba la rampa, sujetando entre los cinco la silla eléctrica a medida que iba bajando por dicha plataforma, que en este caso era manual y la tuvo que colocar el propio conductor. En cambio, para subirse al mismo autobús (en otra parada de la misma avenida), este vecino de la zona pudo hacerlo de forma mucho menos aparatosa, aunque necesitó la ayuda del chófer, que tuvo que aportarle algo de impulso y se disculpó varias veces con Manils por los inconvenientes.

Las complicaciones para coger un autobús en silla de ruedas | T.ESCANDELL

Pendiente de una rampa de otro bus en la avenida Pere Matutes Noguera. / T.ESCANDELL

En un segundo autobús, Manils no se encontró con ningún problema. Sin embargo, lo que más indigna a este usuario es que hace poco se encontró con que la plataforma para subir aparentemente no funcionaba. Así se lo comunica en estos casos el conductor correspondiente. Fue el domingo por la tarde cuando Manils pudo bajar y subir de dos autobuses diferentes de la L14 gracias a que el conductor y algunos pasajeros, con su propia fuerza, lo hicieron posible. Ayer, y acompañado por este diario, se repitió el mismo escenario en otro autobús de la misma avenida (siempre de la L14). Aparentemente la plataforma no funcionaba, así que Manils optó por esperar al siguiente autobús. «Y si quien me ayuda a subir se hace daño en la espalda, ¿qué? No tienen obligación de hacerlo», comentaba mientras el autobús ya se iba, cuyo chófer también pidió disculpas. Sin embargo, desde Alsa informaron ayer de que en principio estas plataformas funcionan y que, como mínimo, se revisan los vehículos (incluidas dichas plataformas) cada 28 días. Según explicó José María Cardona, gerente de Voramar El Gaucho, del grupo Alsa (que gestiona esta línea), el problema es que, en algunos casos, para que la rampa -si se despliega de forma electrónica- se active, deben seguirse una serie de pasos (como poner en freno de mano, el punto muerto y cerrar la puerta trasera) y que, si el conductor olvida alguno de ellos, ya no se activa. De todas formas, Cardona afirma que al entrar en la empresa, se imparte una formación de varios días a los trabajadores para que sepan cómo actuar ante estas situaciones. Además, ayer Cardona y otras personas de la empresa atendieron a Manils por teléfono para escuchar sus reclamaciones y saber cómo mejorar en estos aspectos.

Urbanismo

Por otro lado, Cardona critica que las paradas de autobús no están diseñadas correctamente. Y es que en muchas ocasiones la falta de espacio complica que los autobuses puedan acercarse lo suficiente a la acera para desplegar su rampa. Esto supone un problema porque las rampas no están pensadas para llegar hasta la calzada, ya que es una altura más baja. En algunos casos, la persona que va en silla de ruedas tiene que bajar primero a la calzada y luego subir al autobús (y viceversa). «Es un problema que tenemos mucho en las paradas de autobús, que no las hacen pensando en que se puedan parar al lado de la acera, como sí pueden hacer los coches. Hacen las paradas muy pequeñas. Es un problema de diseño y de falta de espacio», señala el gerente, quien apunta que en ocasiones incluso las farolas o la propia marquesina impiden poder hacer esto. Lamenta que este es un problema general de la isla, no de municipios concretos. En todo caso, cita el caso de la vía principal de Platja d’en Bossa. «Con esta reforma han dejado las paradas peor de lo que estaban. Hay problemas de espacio».

Ayer este diario trató de obtener valoraciones del Consell de Ibiza, pero no fue posible. Actualmente se desconoce quién se encargará de la conselleria de Transportes.

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