Entrevista | Manuel Montero Muriana Exfutbolista y Policía Local de Santa Eulària jubilado

Manuel Montero Muriana, policía local de Santa Eulària jubilado: «Seguramente me meteré en el fútbol otra vez»

Muriana, como le conocen en Santa Eulària, recibió el homenaje del Consitorio en su último día como agente, signo del aprecio que le guardan en la localidad, donde vive desde que en los ochenta fichó por la Peña Deportiva

Muriana posa frente al Ayuntamiento de Santa Eulària.

Muriana posa frente al Ayuntamiento de Santa Eulària. / J.A. Riera

Pablo Sanz Padilla

Pablo Sanz Padilla

Manuel Montero Muriana (Coria del Río, 1963), se siente, en sus propias palabras, como un ibicenco más. El fútbol le llevó a la isla y terminó por conducirle a la Policía Local de Santa Eulària, en la que en los años ochenta se desempeñaban varios de sus compañeros futbolistas de la Peña Deportiva. Desde que llegó al club como delantero centro, un día en que Labi Champion vino a recogerle a su apartamento de Vila en coche, ha pasado el resto de su vida en la localidad, donde ya entonces vivía su novia y actual mujer. Su devoción religiosa consiguió que la Virgen de la Esperanza saliera a procesionar, como le pidió Vicent Ribas, actual obispo de la diócesis de Ibiza y Formentera, entonces párroco en Santa Eulària. Este popular y apreciado vecino, que dejó los banquillos de la Peña Deportiva Santa Eulària hace unos cinco años, se vistió por última vez el jueves 11 con el uniforme de policía municipal, al jubilarse más de 30 años después de ingresar en el cuerpo. Ese mismo día, recibió el reconocimiento de la alcaldesa, Carmen Ferrer, en un homenaje en el Ayuntamiento.

PREGUNTA: ¿Cómo llegó a Ibiza?

RESPUESTA: Pertenecía al Coria Club de Fútbol, en aquellos tiempos filial del Sevilla Fútbol Club. Llegué por mediación de una persona del Sevilla, que conocía a Enrique Sáez, el entrenador del Hospitalet Illa Blanca. El club me ofreció fútbol, trabajo y piso. Me gustó y firmé para un año, antes de ir a la Peña Deportiva.

«Seguramente me meteré en el fútbol otra vez»

El agente jubilado, en un momento de la entrevista. / J.A. Riera

P: ¿Por qué la Peña?

R: Hice buena temporada. La Peña, que dirigía Tolo Darder, ya me había contactado. Pero estaba un poco indeciso, porque el Ibiza y el Portmany también se interesaron, además de otro equipo y el Villarreal, que en aquellos tiempos jugaba en Segunda B. Me convenció mi amigo Labi. Un día vino a los apartamentos donde yo vivía, en la calle Aragón, para llevarme en coche a hablar con los directivos de la Peña. Fue muy fáci negociar, porque había una buena directiva con Nito, Vaqueta, Luis, Antonio, Carlos... gente importante del pueblo. A los cinco minutos firmé. Cuando la temporada finalizó, me incorporé al municipio, donde vivía mi mujer. Entonces éramos novios.

P: Todavía no era policía, ¿de qué trabajó al llegar?

R: Estaba en un bar restaurante de Santa Eulària y hacía turno de mañana para poder entrenar por las tardes.

P: Parece mucho sacrificio...

R: Para mí no mucho, porque he trabajado toda mi vida. Cuando tenía entre 12 y 14 años vendía pescado por la calle. Soy el mayor de tres hermanos y sé lo que es levantarme a las cuatro de la mañana para ir a ayudar a mi padre. Levantarme a las siete de la mañaa no era una cosa muy alarmante, terminaba a las tres. Entrenaba por las tardes.

P: ¿Qué recuerdos especiales guarda de su carrera como jugador?

R: Hay muchos partidos. Tal vez, cuando jugábamos los derbis.

P: Después pasó al cuerpo técnico.

R: He trabajado de entrenador en todas las categorías, y cuando terminaba de entrenar me iba a ayudar al técnico del primer equipo. He estado más de 30 años en el fútbol.

P: ¿Llegó a entrenar al primer equipo?

R: No, porque no tenía el título. He dirigido al equipo en algún partido cuando, por desgracia, el entrenador se había ido o lo habían destituido porque el equipo no iba bien. Estaba yo esa semana o dos, hasta que fichaban a un nuevo entrenador.

P: ¿Qué le llevó a dejar el club?

R: Quería parar, me hacía falta. Así se lo comuniqué a la directiva y lo vieron bien. Ellos querían que me metiera de directivo, pero es que yo no valgo para esas cosas. Además, tenía ganas de descansar y dije «me voy para casa. Tengo que decir que todos los presidentes y directivas con los que he trabajado se han portado muy bien conmigo. El último fue Juanito Dalias, una grandísima persona . Ahora estoy vinculado a los veteranos de la Peña y soy socio del club.

P: ¿Qué camino le condujo a la Policía Local de Santa Eulària?

R: Había varios compañeros de equipo que eran policías. Ortiz, Juan López, José Antonio... Tenían la ventaja de que sus horarios de trabajo les permitían entrenar. Un día por la tarde, Sisamón, uno de ellos, me comentó que había hablado con Jesús, el sargento, para ver si me podía incorporar. Mis compañeros policías me animaron, pero la verdad es que no me veía en el cuerpo. Al final, hablaron con el alcalde, Vicente Guasch, y me entrevistaron para la plaza. Entré de policía para verano y me fue gustando. Después pasé unas oposiciones de interino para trabajar todo el año. Más adelante, tuve que ir a la academia en Palma un mes y medio, y una vez la aprobé hice las oposiciones y conseguí plaza fija.

P: ¿Cuántos agentes había en plantilla cuando entró?

R: Solamente éramos 14 o 15.

P: ¿Qué funciones ha desempeñado en el cuerpo de policía local a lo largo de estos más de 30 años?

R: Al principio estuve en los coches de patrulla. Nosotros le llamamos ‘el bravo`. Va a las llamadas por asuntos conflictivos y valora si pide apoyo. Luego pasé a trabajar con menores y estuve diez años en institutos y colegios, y al final me metí a policía de barrio. También aquí puedes tener que pedir apoyo, si te enc uentras con una pelea por la calle o cualquier persona te pide ayuda. Pides apoyo y lo tienes, aquí hay una plantilla muy humilde y trabajadora.

R: ¿Ha cambiado mucho la policía municipal desde que entró?

La policía ahora tiene un nivel de diez, no tiene nada que ver con cuando yo entré. Aunque en mis tiempos se estudiaba y se iba a la academia, creo que ahora todas las policías locales de Ibiza hacemos de todo. La gente viene muy preparada, mejor que antes. Pero el policía aprende en la calle. Esa es la mejor academia.

P: Ha destacado el apoyo que recibió para entrar en el cuerpo.

R: Mis compañeros me decían que era un tío que podía entrar. También el alcalde, que me dijo que la gente del pueblo me apreciaba, y hacían falta policías jóvenes. En la policía, me aconsejaron muy bien mi compañero Pepe y Vicente y Miró, que cuando entré era ya veterano. Mucha gente me animó mucho a seguir en la policía, y la verdad es que todos los que están y los que no están en esta vida me han ayudado mucho, igual que el alcalde Vicent Marí y la alcaldesa Carmen Ferrer. También los tres jefes que he tenido, fenomenales. No hemos tenido problemas con ninguno.

P: ¿Cómo ve a los nuevos agentes?

R: Tienen respeto a la gente que llevamos mucho tiempo. Uno siempre aprende de los nuevos por mucho tiempo que lleve. Están mejor preparados. Quizás a nivel de calle no lo están, y la calle te enseña mucho. A mí la gente de Santa Eulària me ha tenido mucho respeto y me ha sido muy fácil trabajar porque siempre he ayudado a la gente. También me ha gustado estar muy cerca de la juventud, y ayudar a chavales que a lo mejor no han llevado la vida que hay que llevar.

P: Sigue en la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza, en Sanya Eulària. ¿Tenía la necesidad religiosa de participar en una en la isla?

R: Llevo más de 40 años de costalero en Coria del Río. Salgo con la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente. Un día hace 13 o 14 años hablaba con Vicent Ribas, que entonces era párroco aquí, y me dijo que quería que se sacara en procesión una virgen que había en la iglesia, como se hace en la Península. Yo conocía a algunos vecinos que salen por la parte de Sevilla y nos empezamos a mover. Sacamos a la virgen el Viernes de Dolores debido a que yo me voy de la isla todos los años por Semana Santa. La verdad es que Vicent Ribas nos ayudó muchísimo. El primero que me dijo que esto le había gustado a la gente fue el alcalde, y la verdad es que el pueblo se ha volcado con esta hermandad. Una cosa curiosa es que tengo más costaleros ibicencos que andaluces, porque les ha gustado una barbaridad. Cada año estamos pendientes de intentar poder sacar a la virgen.

P: ¿Qué planes tiene ahora que ya no le ocupan los asuntos policiales?

R: Seguramente me meteré en el fútbol otra vez. Tengo equipos que ya quieren hablar conmigo, y seguramente me meteré otra vez en la lucha... Si me interesa, que creo que sí.

P: ¿No ha pensado en volver a Coria en ningún momento de su vida en la isla?

R: No, porque me casé con mi mujer y en Santa Eulària estaba muy bien. Me sentía querido. Además, ya tienes dos hijos y te quedas. Le agradezco mucho al pueblo de Santa Eulària, por el respeto que me ha tenido. La gente se ha portado muy bien conmigo, igual que todos los alcaldes y los jefes de la Policía Local.

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