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Día mundial contra el cáncer u pacientes

Pilates para despertar el cuerpo y la sonrisa de los enfermos en Ibiza

Marian Damià ofrece un taller para pacientes oncológicos dentro de Sant Josep Contra el Cáncer

La profesora explica que además de trabajar la movilidad y la tonificación, las clases son todo un «club social»

Un momento, ayer, del taller de pilates en Sant Josep Contra el Cáncer. | JUAN A. RIERA

«Están enganchadísimos», afirma Marian Damià profesora de pilates poco antes de comenzar el taller que imparte en Sant Josep Contra el Cáncer. Los ‘enganchadísimos’ no son otros que los cerca de una decena de pacientes oncológicos que, desde mediados de septiembre, asisten una vez a la semana a las clases de Marian, voluntaria de la Asociación Pitiusa de Ayuda a Afectados de Cáncer (Apaac).

«El objetivo es que se muevan», comenta la profesora, que detalla que en el grupo las mujeres son mayoría aplastante: «Sólo hay un hombre». «Se trata de que retomen la actividad», apunta. Damià explica que en el taller trabajan mucho con estiramientos y que tienen mucho cuidado a la hora de hacer determinados movimientos. «No todos pueden hacer lo mismo. Algunos tienen afectado el pecho, otros la espalda, a veces el problema está en órganos internos...», detalla la profesora de pilates, que explica que va «adaptando» estas sesiones en función de los alumnos. «Vamos sobre la marcha. Si uno no puede sentarse, pues hacemos ejercicios de pie. Funcionamos mucho con el ensayo-error, pero lo que intentamos es trabajar la movilidad y la tonificación», continúa. Suelen usar materiales «pequeños», como las bandas elásticas. Aunque las sesiones están adaptadas a su estado, la profesora asegura que allí todo el mundo suda: «El día que trabajamos piernas, todos trabajan pierna. Y si toca glúteos, glúteos». Para la clase de ayer, abierta a pacientes oncológicos, Marian Damià se había preparado ejercicios «muy básicos».

Para Marian Damià, que los alumnos hayan pedido una segunda clase semanal de pilates "es un regalo"

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La mayoría de los alumnos llegan al taller derivados por el servicio de atención psicológica de Apaac: «Algunos vienen obligados, pero acaban encantados». Y es que, explica, lo importante de estas sesiones no es sólo la parte física sino la social. En pilates hablan, ríen, comentan cosas sobre su enfermedad... «Todos los días, al acabar la clase, se quedan hablando», asegura Marian, que destaca que hay «lista de espera» para el taller. «Hay movimiento porque cuando alguno tiene que empezar un tratamiento o pasar por una operación deja de venir y ese mismo día ya hay otra persona», indica.

La acogida ha sido tal que dentro de nada en vez de una sesión semanal ofrecerá dos. Con el mismo grupo. «Me decían que de una semana a la otra pasaba tanto tiempo que tenían agujetas», comenta riéndose. Que fueran los propios alumnos los que pidieran esta ampliación fue «un regalo» para ella, confiesa, emocionada.

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