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Vivienda

Vecinos del Club Punta Arabí, okupado en Ibiza: "Lo han expoliado todo"

Mij Hotels pide el desalojo urgente a los juzgados como medida cautelar para garantizar que 60 empleados preparen las instalaciones para abrir en marzo

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Desalojo de los okupas de Punta Arabí. Vicent Marí

Más de un centenar de okupas del Club Punta Arabí accedieron a abandonar el recinto durante las primeras veinticuatro horas del despliegue de un control de acceso al recinto. Otro grupo, formado por entre treinta y cuarenta personas, ayer a mediodía mostraba su rechazo a abandonar las viviendas en las que se han instalado hasta recibir una orden judicial.

Un grupo de okupas sigue a uno de los propietarios y a los periodistas por el complejo. | V. MARÍ

Precisamente, el representante de la nueva cadena arrendataria de este complejo hotelero, Mij Hotels, acudió con urgencia a los juzgados, después de negociar con los okupas, para solicitar el desalojo urgente del Club. «Hay 60 trabajadores dados de alta en este hotel que tienen que empezar a ponerlo a punto para abrir en marzo», subrayó este abogado, Pepe Oriola. También negó que se ofrezcan compensaciones económicas a este colectivo para irse.

«Mientras tanto, mantendremos aquí el control de acceso que la ley nos permite, intentando que los empleados puedan empezar a venir ya», abundó Oriola. El abogado anunció que Mij Hotels ha arrendado los tres hoteles que gestionaba Azuline en Ibiza, además de un cuarto establecimiento en la isla, y que se ha subrogado a toda la plantilla.

Con este control de seguridad, los vigilantes pueden vetar la entrada al complejo de todas las personas ajenas a la propiedad. Así, si uno de los okupas sale del complejo hotelero a la vía pública, pasando obligatoriamente por el control de acceso de la entrada, se encuentra después con que no se le permite entrar de nuevo.

El representante de Mij Hotels, Pere Oriola, atiende a la prensa en la entrada del recinto hotelero. V. Marí

Desgaste

«Es un desgaste psicológico hasta que abandonan», apunta el director del dispositivo de seguridad y de la empresa Desokupa, Daniel Esteve. Detalla que se han hecho excepciones con okupas que pedían ir a la farmacia o si «hay una madre que deba ir a comprar leche, que se le deja siempre». «También permitimos que les pasen bebidas o comida a través de la barrera», señala.

Al mediodía de ayer, la mayoría de okupas había desistido y, sobre todo en la noche del miércoles, abandonaron el Club Punta Arabí con sus pertenencias. A todos los que abandonen voluntariamente, la empresa les garantiza que no les denunciará. Esta oferta acaba esta tarde. «Los que se niegan a irse, se enfrenta a delitos muy graves», avisó.

"Unos son educados. Se puede hablar con ellos y tomar un café, pero hay otros a los que no les interesa colaborar"

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«Se puede entender que alguien entre en uno de los apartamentos porque no tiene dónde ir, entonces la empresa arrendataria negociará con ellos para reubicarlos», aseguró Esteve. El responsable de seguridad, tras un día y medio con los okupas, diferencia a dos grupos. «Unos son educados. Se puede hablar con ellos y tomar un café, pero hay otros a los que no les interesa colaborar». De hecho, hace referencia a las plantaciones de marihuana que han detectado hasta el momento, así como a unos apartamentos que se estaban alquilando ilegalmente por parte de algún okupa.

«Hay algunos que están manejando llaves maestras y eso es un delito», subraya. Gracia López, camarera de piso del Club Punta Arabí, ahora en ERTE, y vecina de la zona, también asegura que «uno de los okupas cobraba cien euros».

"Tengo la certeza de que uno de ellos ha cobrado por alquilar apartamentos"

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Okupar y alquilar

Nacho Sánchez tampoco tiene ninguna duda de que se han cobrado estos alquileres. Él es uno de los veinticinco particulares que es propietarios de un bungalow dentro del complejo de Punta Arabí, entre las 385 habitaciones que gestiona la empresa hotelera.

«Tengo la certeza de que hay uno que ha cobrado, porque así lo aseguran muchos de ellos, pero no lo puedo demostrar», aseguró Sánchez. Él detectó la primera vivienda forzada en marzo, «pero ha sido desde hace dos meses y medio que esto se ha salido de madre». No hay una cifra exacta de la nueva población de Punta Arabí. Esteve solo tiene registrados el centenar que ya ha salido y calcula que quedan «entre treinta y cuarenta». Sánchez calcula que se han llegado a concentrar hasta 200 personas. «Están todos los apartamentos forzados», aseguró.

Uno de los carteles desplegados por los bungalows okupados. Vicent Mari

Expolio

Al igual que otros vecinos consultados ayer, y como atestigua Desokupa, Sánchez indicó que se han robado los televisores de todas las habitaciones y todo el material de las zonas comunes del hotel. Él ha sido testigo del asalto a un bungalow.

"Han arrasado con todo lo que había en la cocina, la discoteca y los bares, donde no dejaron nada de alcohol"

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«Se ha expoliado todo. Puedo llegar a entender que, por el problema social de la vivienda, alguien entre en una casa abandonada», confesaba. «Pero además, han arrasado con todo lo que había en la cocina, la discoteca y los bares, donde no han dejado nada de alcohol». «Uno de los okupas salía el otro día con una sudadera nueva del Mercadillo Hippy Punta Arabí, que se guardaban en la recepción», advirtió.

Este vecino invitó a los periodistas a visitar el complejo, para señalar los destrozos, de camino a su casa. Como él es propietario, se pudo pasar sin problemas el control de acceso. Hasta ese momento, había que esperar la autorización de Mij Hotels. El Club Punta Arabí es prácticamente un pueblo, de una dimensión mucho mayor que la que se observa recorriendo el Mercadillo Hippy del verano.

Nada más entrar, una de las okupas se dirige, inquisitiva, a los periodistas. «¿Dónde vais? Esto es propiedad privada y no podéis pasar». Insiste en que no se filme ni se fotografíe nada, pero Nacho Sánchez le recuerda que él es propietario.

Un propietario de uno de los apartamentos atiende a un equipo de Telecinco mientras le siguen dos okupas. Vicent Mari

Durante el recorrido, este vecino señala una puerta forzada del bar y recuerda otros asaltos. Un grupo de okupas empieza a seguirlo e interrumpe su testimonio para insistir en que ellos han ido limpiando toda la zona y que no tienen nada que ver con los robos. «Venía gente de fuera y se lo llevaban», insisten.

También alegan que están allí por el problema de la vivienda. En cambio, Sánchez asegura que este colectivo ha convertido la okupación en su modo de vida y señala que varios de ellos proceden de la urbanización desalojada meses atrás en sa Pedrera o de otros edificios también evacuados.

"Esto no es la primera ni la segunda casa de nadie, es un complejo hotelero que estaba abandonado"

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Dos de los okupas, que mantienen una actitud dialogante en todo momento con este periodista, aunque prefieren mantener el anonimato, aseguran que «la comunidad quiere mantenerse aquí». Son italianos y uno explica que fue empleado del Club Punta Arabí.

«Esto no es la primera ni la segunda casa de nadie, es un complejo hotelero que estaba abandonado». «Sí, se ha saqueado, también, se puede ver», admiten, «pero esto estaba abierto y ha venido un montón de gente».

Después de abrir tres meses en 2020, el hotel de este complejo no se ha explotado esta última temporada, pero seguía trabajando en él el personal de mantenimiento. También albergó el Mercadillo Hippy hasta finales de octubre, cuando empezó la llegada masiva de personas, aunque previamente ya se instalaron algunos de ellos.

«Hay quien lleva cuatro meses y otros unas semanas», confiesan. En su caso, tienen intención de seguir «hasta que haya una denuncia». Dicen que tienen un abogado que les ha recomendado no firmar el acuerdo para abandonar el complejo hotelero.

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