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Crisis sanitaria

Vacunación masiva en Ibiza, pero poco

Los primeros citados de 55 años para recibir la primera dosis de AstraZeneca afrontan la vacunación tranquilos sin imaginar que horas después, antes de que acabara la primera jornada de inoculación, el Gobierno suspendería su administración

La enfermera María del Mar del Villar inyecta una dosis en el recinto ferial de Ibiza.

Poco se imaginaban José Manuel García Garrido y Juan Antonio Calbet, dos de los primeros inoculados en la jornada inicial de vacunación masiva en Ibiza, que apenas unas horas después de recibir la primera dosis de AstraZeneca España suspendería su administración. Acudían tranquilos e, incluso, en casa les habían hecho broma con este asunto, comentaban antes de entrar al Recinto Ferial.

Decenas de personas, todos hombres, aguardan frente a la puerta del Recinto Ferial poco antes de las diez de la mañana, cuando está previsto que empiece la vacunación masiva de la población de Ibiza. Cuando los periodistas se acercan a hablar con ellos el chasco es máximo: no están allí para vacunarse contra el coronavirus sino para hacer un examen de capacitación profesional para transportistas

Vicent Marí Rosario de las Heras administra una vacuna.

A la administración de antídotos a los ibicencos de 55 años es por otra puerta, al girar la esquina de la instalación, donde, a falta de unos minutos para comenzar no hay absolutamente nadie. Tras la nueva normalidad, la nueva masividad. Hasta que llega José Manuel García Garrido. Es el primer citado de la mañana y viene tranquilo: «Por lo que he oído, en España no ha habido ningún problema con esta vacuna». Poco se imaginaba que horas después de recibir su primera dosis el Gobierno suspendería la vacunación con AstraZeneca. Tenía ganas de vacunarse, comenta José Manuel, que no sólo es el primer vacunado en el Recinto Ferial sino también el primero de su familia, donde tres de sus cinco hermanos han pasado el coronavirus. Uno en Ibiza y otros dos en Ourense, comenta mientras espera que comience la vacunación.

Cuando le dijo a su familia que le tocaba ponerse la (im)popular vacuna «hicieron un poco de cachondeo»

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A Juan Antonio Calbet, el segundo citado de la mañana, la vacuna de AstraZeneca le da «un poco de respeto». «Esperemos que no pase nada», comenta. A pesar de eso, cuando le llamaron el sábado para proponerle la vacunación no se lo pensó y dijo que sí. «A ver si salimos de ésta», indica. Su hija hubiera sido la primera de la familia en vacunarse, pero se contagió y él ha tomado la delantera. Cuando le dijo a su familia que le tocaba ponerse la (im)popular vacuna «hicieron un poco de cachondeo». 

En el interior del recinto, ya preparadas en las líneas 1 y 2 están Rosario de las Heras y María del Mar Villar, enfermeras de Ca na Majora que tras el cierre de la planta covid forman parte de los equipos de vacunación. Ambas tienen exactamente once jeringuillas ya preparadas —«las dosis que salen de un vial», explica Rosario—, las pantallas encendidas, cajas de guantes abiertas, los papeles para los certificados de vacunación... «¡Vacunas preparadas!», indica Noelia Azqueta, directora de Enfermería del Área de Salud pitiusa, cuando los primeros citados entran ya en el Recinto Ferial. Rosario y María del Mar, rodeadas de cámaras, se ponen en tensión. «Es un momento histórico», comenta Rosario mientras José Manuel se hace de rogar.

María del Mar del Villar, en la línea 1 de vacunación del recinto. Vicent Marí

Están todos parados en la primera mesa, donde comprueban sus datos y que, efectivamente, estén citados. «Los fallos informáticos típicos del primer día», justifica la responsable de Enfermería al tiempo que el que está a punto de convertirse en el primer inoculado en la vacunación masiva se detiene en un segundo mostrador. Allí le registran en el programa informático de vacunación y le dan una cartilla con la cita para la segunda dosis: la primera semana de junio. «Con AstraZeneca entre la primera y la segunda dosis hay que esperar doce semanas», detalla, didáctica, Azqueta.

José Manuel llega a la línea 1, donde María del Mar ya le espera. Rosario se asoma desde su cubículo y cuando su compañera saca la aguja, aplaude antes de volver a ocupar su puesto, al que se acerca otro usuario. En el exterior, unas ocho personas aguardan para recibir la primera dosis de la vacuna. «¡Y pensar que antes sólo veníamos aquí para conciertos!», comenta una de las usuarias que está en la cola.

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