Las academias que ofrecen actividades extraescolares como inglés o repaso han notado un descenso en el número de alumnos inscritos durante estos primeros días de inicio del curso. Los centros señalan que hay una preocupación evidente entre las familias de los niños y que uno de los principales motivos es el miedo a nuevos contagios y rebrotes.

La directora de Premium Idiomas, Elena Ruiz Ferrer, comenta que su academia no está abierta todavía y que tiene prevista su inauguración el próximo mes en Santa Eulària. En todo caso, explica que está tomando todas las medidas pertinentes para que sea un centro «completamente seguro».

Ruiz menciona que el número de alumnos por grupos será como máximo de ocho y, según enumera: tiene un curso homologado online de prevención del Covid-19, los alumnos estarán a 1,5 metros de distancia y será obligatorio el uso de mascarillas, habrá dispensadores de gel desinfectante, en cada descanso se limpiarán y desinfectarán las clases y estará prohibido dejarse material entre compañeros.

«Al ser un centro nuevo, estará dotado de los más modernos sistemas tecnológicos, así como sistemas de renovación y ventilación de aire en el aula, tal como estipula la nueva ley del coronavirus», sostiene.

«En el principio de la cuarentena tuvimos 72 horas para convertirnos en una academia online», recuerda Vicky López Sheridan, directora de la Academia Big Ben. El centro cuenta con 24 profesores, algunos acostumbrados al formato digital aunque muchos de ellos no, según indica López. A su juicio, uno de los principales problemas ha sido manipular los contenidos digitales «para poder llegar a los más pequeños, ya que a partir de Secundaria los niños están más acostumbrados a usar este tipo de medios tecnológicos.

Tomando como base las medidas de seguridad, han adaptado las ratios de alumno por grupo a lo permitido: «Tenemos aulas de 35 metros cuadrados que mantienen el número de niños (10 por aula) y otras más pequeñas que se han quedado con seis o siete». En cuanto al número de inscritos, la directora de Big Ben cuenta que ha habido un descenso del 20% respecto al año pasado. A pesar de que han disminuido las clases presenciales «hay padres que todavía tienen miedo y prefieren que los niños asistan virtualmente». López y su equipo de trabajo han adaptado este curso de manera que el profesor esté presente en el aula y los alumnos que «por miedo o situaciones adversas lo prefieran», puedan acudir de manera online en directo.

«Toda la plantilla se ha mantenido e incluso tenemos dos miembros más que nos ayudan, porque al reducir los grupos hemos necesitado más profesores para cubrir los turnos que han aparecido», destaca.

Aforo al 50% y clases híbridas

De la misma manera, el director del Instituto de Idiomas Ibiza, Daniel Bertole, recalca que han limitado el aforo a la mitad y llevan a cabo «clases híbridas» (el 50% de los niños está en el centro y los demás las siguen desde casa). «Adaptar la academia a la enseñanza online nos ha supuesto una gran inversión en informática, hemos tenido que comprar sistemas de videoconferencia y mobiliario», cuenta. Bertole insiste en que todo ha cambiado y que tienen menos clases que el año pasado: «Muchos padres han decidido, por su situación económica derivada de la pandemia, dejar de traer a sus niños a la academia. Además de otros que, por miedo a lo que está por venir, prefieren no llevarlos a actividades extraescolares», señala.

El director confía en que, con el paso del tiempo, «todo empiece y las familias vean la seguridad que ofrecen y vuelvan». Bertole asegura que las medidas que han tomado son lógicas y, por ello, los profesores están motivados a dar clases y trabajar.

Por otro lado, el director de Britannia Ibiza, Alex Hockey, afirma que la pandemia ha tenido un impacto negativo para la academia ya que durante el confinamiento las clases online supusieron menos calidad educativa, sobre todo por el aprendizaje de la fonética y de la pronunciación.

En cuanto a la distancia de seguridad, Hockey comenta que al ser una de las academias más grandes de la isla, han podido aumentar la distancia entre cada alumno reduciendo la ratio en un 10%. Las clases en la academia seguirán siendo 100% presenciales y reitera que no las harán de forma telemática a menos que les obliguen con otro confinamiento. «Hay un porcentaje muy pequeño de alumnos que han decidido no venir este año por la situación y la consiguiente preocupación de sus padres. Espero que si todo mejora, en noviembre vuelvan a traerlos», afirma. Hockey añade que son conscientes de la necesidad que tienen las familias de que sus hijos retomen la normalidad de sus actividades extraescolares en la medida de lo posible. «El 95% de los padres piden y quieren clases presenciales, si no no los apuntan. Es una época rara ya que sí que vienen alumnos nuevos pero algunos habituales han dejado de venir temporalmente a la espera de ver lo que pasa», remarca.

Mobiliario y material individual

En la misma línea, la Academia Kids&Us dirigida por Nieves Riera, empezó ayer el curso y su plan es que las clases sean presenciales: «Hemos tomado todas las medidas necesarias, además de adquirir nuevo mobiliario individual y adaptarlo de manera que podamos aplicar el protocolo sanitario», explica. Riera subraya que está preparada para los posibles escenarios y situaciones que puedan presentarse. «No sabemos lo que puede pasar y por ello hemos creado una plataforma digital a través de la cual los niños van a poder continuar su aprendizaje si hay un nuevo confinamiento», destaca. Además, coincide en que ha notado «un ligero descenso de alumnos» respecto al año pasado: «Durante la cuarentena tuvimos bajas pero sí que es verdad que una vez que hemos retomado la actividad estamos estabilizándonos».

La directora asegura que hay familias que están preocupadas pero que también consideran necesario que los niños tengan cierta normalidad y vayan retomando sus rutinas. «Tratamos de ser muy positivos aunque obviamente hay incertidumbre, pero los docentes saben que van a continuar trabajando ya sea telemáticamente o de forma presencial», concluye Riera.

Centros de repaso y refuerzo

En cuanto a los centros que ofrecen clases de repaso, Yolanda Torres Rosselló, directora de la Academia de Enseñanza Torres, lamenta que la crisis del Covid-19 les ha afectado bastante y han tenido que reducir el número de profesores de ocho a dos. Las ratios de alumnos, según comenta, también han disminuido a la mitad, además, debido al confinamiento, se vieron obligados a pasar al método online, después de comprobar que los alumnos disponían de ordenador e Internet para continuar con las clases.

«Tenemos una academia bastante grande pero aún así se nos va la mitad del cupo del año pasado», agrega. Torres afirma que la preocupación entre los padres surgió cuando, desde el Gobierno central, se aconsejó tener cuidado con las actividades extraescolares, «lo que aumentó la incertidumbre entre las familias». «El centro es muy seguro ya que abrimos en julio y desde ese momento no hemos tenido ningún caso de contagio. Esperanza de que se arregle la situación a corto plazo no tengo, busco poder mantenerme abierta y no perder dinero hasta que todo mejore», prosigue.

«Hemos intentado adaptarnos en lo posible a las medidas de confinamiento ofreciendo un servicio online desde marzo hasta final de curso. Lógicamente, nuestra academia se ha visto afectada de manera importante, ya que disminuyó el número de alumnos y por consiguiente también los ingresos, que apenas ayudaron a cubrir gastos», cuenta Paula Guasch, responsable y profesora de un centro de refuerzo y orientación escolar. Actualmente, han retomado las clases de manera presencial, aunque sostiene que la crisis ha provocado que muchas familias no puedan hacer frente a este gasto extra.

La academia cuenta con espacio para establecer las medidas sanitarias y mantener las ratios de otros años ya que «siempre han priorizado la atención individual o compartida en pequeños grupos».

Las adaptaciones que han llevado a cabo se centran en: la utilización de gel hidroalcohólico para las manos, desinfección de calzado, uso obligatorio de mascarilla, adaptación de los horarios para empezar y acabar las clases cinco minutos antes con el fin de evitar el encuentro de alumnos y dar tiempo a desinfectar sillas y mesas, también es obligatorio que cada alumno traiga su propio material para no compartir el de la clase.

Madurez de los alumnos

«La preocupación siempre estará ahí ya que estamos empezando a caminar en una dirección que es muy difícil de atender y controlar en muchos aspectos, todos estamos poniendo nuestra mejor voluntad para que la situación no nos condicione en la realización de nuestro trabajo y en el desarrollo y aprendizaje de los alumnos. Creo que poco a poco iremos adaptándonos y superando los inconvenientes que puedan surgir», añade Guasch, que destaca la «gran positividad con que los alumnos están asumiendo y aceptando la situación» desde el confinamiento y cómo están gestionando todos los cambios con una «gran madurez y naturalidad». «Los adultos tenemos mucho que aprender de ellos», considera.