PP y Ciudadanos arremetieron contra Unidas Podemos en el punto que más duele: la transparencia. El equipo de gobierno sacó pecho de su página de Transparencia, la que, con tanto sudor y lágrimas, creó Podemos en el pasado mandato. El centro derecha ha logrado que el Consell sea el «más transparente de los gobiernos insulares en España», según Dyntra, tras alcanzar un grado de cumplimiento del 76,8% de los parámetros de transparencia en su web, cuando Podemos se quedó en el 45,5%. Herida en su orgullo, la portavoz de Unidas Podemos, Viviana de Sans, restó todo valor a estas cifras al recordar que Dyntra, en la pasada legislatura, ofreció a la institución «datos muy buenos» siempre y cuando pasara por caja. «Dijimos: No gracias», rememoró, lo que causó la indignación de PP y Cs: «No hemos pagado nada».

El portavoz del PP, Mariano Juan, recordó que el anterior gobierno de izquierda ni actualizaba los sueldos en la web ni mucho menos publicaba «los tiques» de los consellers. «Tuvimos cucharadas en la prensa», dijo por los gastos sin justificar de la entonces vicepresidenta segunda y ahora consellera tránsfuga, Marta Díaz. «Nos pueden dar clases de dogmas, pero no de transparencia».

A Marta Díaz aún le escocía que en el pleno del mes pasado su excompañera de gobierno Viviana de Sans le hubiera tachado de «tránsfuga de manual». «Ni de libro ni de TBO ni nada. Un tránsfuga es el que facilita con su voto un cambio de gobierno», respondió ayer Díaz, con varias semanas de retraso, obviando la definición de la Real Academia Española (RAE), que dice: «Persona que con un cargo público no abandona este [interprétese acta de consellera] al separarse del partido [léase PSOE] que lo presentó como candidata». Hecha, erróneamente, la defensa de su amor propio, Díaz siguió a lo suyo: a su guerra contra la presidenta del Govern, Francina Armengol, y ahora también contra el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, por tener «la ciudad más sucia que nunca, llena de ratas, cucarachas y meadas». Pidió al presidente, como padre de todos los ayuntamientos, que intervenga para que «lea la cartilla a Ruiz» y la capital de la isla luzca de nuevo como una patena, como cuando Díaz era vicepresidenta del Consell. O no. Ahora que se ha quitado las cadenas del PSOE, Díaz tiene «libertad» para decir lo que piensa. Es «la ventaja», resaltó, de estar sola.

La transformada Díaz siguió con las alabanzas a la gestión del presidente del PP, Vicent Marí, salvo a su negativa a ampliar los horarios de los locales de ocio hasta las cuatro de la madrugada. «He hablado con los representantes del sector», dejó claro. Además de reivindicar la escoba de oro para Vila, también pidió árboles para el paseo marítimo y «arte» para embellecer la ciudad. Pero no cualquiera. Se levantó para mostrar al público el vestido a juego con su mascarilla, que lucían la cara de una payesa diseñada por un artista ibicenco. «Yo haría una figura enorme. En Eivissa no sólo hay hippies», subrayó la exsocialista en referencia a la estatua del puerto de Vila.