A las diez de la mañana el sol se mezclaba con algunos nubarrones, pero la calma era total. Los bomberos aún no habían realizado ninguna salida. «No ha soplado muy fuerte, se ve que todo lo que tenía que caer ya cayó con el temporal de hace dos semanas», explicaron a primera hora desde el parque. Una hora después, desde el suroeste, el llebeig penetró de pronto en la isla y alcanzó rachas de hasta 90 kilómetros por hora, algo similar a una galerna del Cantábrico. Apenas duró 40 minutos, pero fueron suficientes para tumbar decenas de árboles, pinos y palmeras, algunos de ellos de gran tamaño, así como gran cantidad de paneles publicitarios y señales de todo tipo. El desastre no causó heridos, pero fue de milagro.

Una vez más en apenas dos semanas, el temporal puso en aprietos a los bomberos y a las brigadas de carreteras. Entre las once y cuarto y las doce del mediodía las carreteras se llenaron de todo tipo de objetos arrastrados por el viento. Troncos, ramas, carteles, bolardos de plástico, carteles, toldos... El mar, principalmente en el suroeste, embraveció súbitamente. Aemet mantuvo la alerta amarilla por fenómenos costeros a lo largo de todo el día y, por suerte, no hubo incidentes, confirmó Salvamento Marítimo.

En Formentera el viento también sopló con mucha fuerza. En el momento de mayor potencia, el llebeig sacó de s´Estany des Peix un catamarán que llegó a atravesar la carretera cerca del cruce de Porto Salé.

En la línea de costa de Porroig, donde a partir de las once el viento fue adquiriendo una gran potencia, se produjo el sábado por la tarde un importante desprendimiento causa de la lluvia que hizo caer rocas de gran tamaño y mucha arena sobre una hilera de unas siete casetas varadero. Dos de ellas quedaron prácticamente destruidas y tres más se vieron más o menos afectadas. Ayer p0r la mañana el Ayuntamiento de Sant Josep envió una patrulla de agentes de la Policía Local que precintaron el acceso al estrecho camino que bordea la costa en este punto y bajo el cual se encuentran las casetas varadero afectadas por el desprendimiento. A partir de las once la mañana y hasta pasadas las dos de la tarde el teléfono no paró de sonar en el parque de bomberos, que se repartieron el trabajo de retirar troncos y ramas de las carreteras con los operarios de obras del Consell de Ibiza.

Además de afectar a caminos y carreteras, la caída de árboles causó daños en varios edificios, como la iglesia de Sant Jordi y varias casas particulares de Sant Rafel y otras zonas del municipio de Sant Josep y Sant Antoni.

En el municipio de Santa Eulària el viento también derribó varios muros y, ayudado por la lluvia y el granizo, generó pequeños deslaves.