El municipio de Ibiza es el más pequeño de la isla. A pesar de que acoge a la capital oficiosa, no dispone de amplias zonas de terreno y tampoco tiene demasiadas viviendas diseminadas, una de las características del resto de la isla. Estas circunstancias han limitado las consecuencias de la inspección iniciada por la dirección general del Catastro.

Por todas estas razones, señalan desde el Consistorio, «la detección de construcciones irregulares o elementos que no figuran en el Catastro es mucho menor».

De hecho, y según la misma fuente municipal, sólo se han detectado 70 irregularidades, 40 de ellas relacionadas con ampliaciones de superficie y, por lo tanto, del valor catastral de inmueble. 19 expedientes más se han abierto por «altas de superficie» y en otros 11 indican sólo que son producto de un «aumento del valor catastral», sin matizar más.

Aunque tampoco facilitan datos sobre el coste de esta revisión, sí señalan que la «variación de ingresos del IBI es un tanto por ciento muy bajo, inferior al 1% con respecto a la última revisión, lo que supondría un aumento de unos 100.000 euros en un padrón (sic) de 17 millones de euros».

El Consistorio indica al respecto: «La mayoría [de los expedientes abiertos por el proceso de regularización del Catastro] son revisiones, ampliaciones y variaciones catastrales y en todos los casos esta revisión implica un aumento del valor catastral de los inmuebles y propiedades».