Montse García explica que antes de empezar las obras se plantearon como objetivo salvar todas las plantas posibles. En dos días se retiraron todas las que no iban a conservarse en s´Alamera y en la semana siguiente se replantaron. En el proceso sólo se perdieron los laureles en mal estado tras los bancos de piedra. Los palmitos, por ejemplo, se llevaron al parque Poeta Villangómez; los pequeños olivos ´bonsai´, en la avenida de Santa Eulària y el paseo marítimo y las esterlicias en el bulevar Abel Matutes.