«Las colillas de cigarrillos, por la acción del viento y la lluvia, pueden llegar al mar, donde se filtran los productos químicos que contienen, afectando así a la calidad del agua y poniendo en peligro toda forma de vida acuática», señala el prospecto que ayer repartían los monitores municipales y voluntarios entre los bañistas y viandantes. «Al ingerir los animales el agua contaminada o, directamente, las colillas, pueden sufrir graves enfermedades e incluso la muerte», añade el texto, que recuerda: «Se han encontrado colillas de cigarrillos en los estómagos de especies marinas, aves y tortugas, ya que confunden tales materiales con alimentos». Pero, además, se destaca la mala sensación que provoca para cualquier usuario de una playa tender la toalla sobre una gran cantidad de colillas dejadas por personas sin conciencia cívica.