El estigma de ser profesor sustituto en Formentera

Una decena de profesores puede quedarse sin casa en el mes de junio, antes de que acabe el curso. Muchos han recibido soluciones eventuales gracias a la solidaridad de sus compañeros

Fachada del IES Marc Ferrer

Fachada del IES Marc Ferrer / C.C.

Carmelo Convalia

Carmelo Convalia

Encontrar una vivienda para un profesor todo el curso escolar en Formentera es difícil, pero si el docente llega a principios de curso, y tiene suerte, la suele encontrar. En cambio, aquellos a los que se destina para cubrir una sustitución o vacante cuando el curso ya ha comenzado lo tienen realmente difícil y se arriesgan a tener que abandonar el alojamiento a finales del mes de mayo, cuando en la mayor parte de los casos se alquilarán a turistas.

No hace mucho, un grupo de profesores y maestros destinados en Formentera denunciaba esta situación, que les sorprende pero que se repite cada curso.

La directora del colegio de Sant Ferran, Neus Costa, explica que el problema no es nuevo y que se repite especialmente con los profesores sustitutos que llegan en el tercer trimestre o incluso antes de Semana Santa: «Cuando vienen con poco tiempo es más difícil», reconoce. En el caso de este colegio, apunta que «los que vienen a principio de curso encuentran casa, pero los que llegan ahora les cuesta».

Este centro tiene una plantilla de 32 maestros de los que 13 tienen su propia casa. Luego hay seis que tienen piso para todo el año y 12 un alquiler para los meses del curso escolar, hasta finales de junio. En este colegio, una maestra se tiene que ir el 31 de mayo, por lo que en el mes de junio irá y vendrá cada día a Ibiza, donde tiene casa. La directora explica que el último profesional se incorporó hace dos semanas, pero «lo tienen todo resuelto», asegura.

A principios de curso se habilita la Casa de Colonias, en Sant Francesc, para que los recién llegados tengan un lugar donde alojarse mientras encuentran vivienda para el curso. En cambio, esta posibilidad en el mes de junio se cierra ya que estas instalaciones acogen a los alumnos que se desplazan de Ibiza para los campamentos de aprendizaje que se organizan ese mes.

Para Neus Costa, la situación «se mantiene igual desde hace tiempo, incluso diría que hace algunos años estaba peor que ahora; recuerdo que tuvimos un profesor que tuvo que dormir en una furgoneta», pone como ejemplo.

Los profesores afectados

Benjamí Serra (26 años) es profesor de Geografía e Historia del IES Marc Ferrer. Llegó a Formentera el 20 de septiembre de 2022 y se incorporó un poco más tarde. Entonces se encontró con que la oferta de casas para el curso escolar «ya estaba más o menos repartida y la oferta que queda es cara e inasumible». Junto con una compañera, consiguió un piso el 1 de octubre, «sabiendo que lo tenemos que dejar el 31 de mayo, por lo que estoy en la misma situación que otros compañeros, que se resume en que durante un mes me tengo que buscar la vida». Reconoce que al final tiene varias opciones, pero insiste en que «el quid de la cuestión es que pueda optar a una vivienda hasta que se me acabe el contrato que tengo, que es hasta 2025». Matiza que para el mes de junio, varios compañeros de trabajo le han ofrecido «soluciones bastante dignas».

«Esta situación de incertidumbre nos pasa factura a nivel mental. Es un problema añadido y lo que queremos es dejar constancia, porque al final el principal perjudicado por la mucha movilidad de los profesores es el alumnado; no tenemos estabilidad», denuncia Serra.

Como ejemplo, este profesor añade que en su instituto «no hay ni profesor de religión ni de alemán y esto no es casual». También deja claro que se han quejado, pero sin citar «ni a la población de Formentera ni a los propietarios, como ha hecho recientemente el conseller Martí March». Calcula que en su centro de trabajo hay por lo menos dos de sus compañeros que vienen en barco cada día de Ibiza. Y apunta que los que se encuentran en una situación como la suya, sin casa para el mes de junio, son nueve, «y no todo el mundo tiene solución».

Serra admite que desde que denunciaron públicamente el problema, algún compañero ha recibido algunas soluciones «porque aquí funciona mucho el boca oreja».

Otro caso es el de la profesora Bárbara Tomás (30 años). Llegó el pasado mes de marzo para un refuerzo en el área de Ciencias Sociales en el IES Marc Ferrer «y en principio era hasta el 5 de abril». «Opté por esta vacante», añade, «por los puntos que me da, pero con la idea de volver a Mallorca». Al aceptar la plaza le dijeron que era hasta que no encuentren a un informático, «y tengo claro que aquí no va a venir uno. Eso significa que me tengo que quedar todo el curso».

Esta docente consiguió una casa hasta el 31 de mayo, pero los propietarios ya la tenían apalabrada antes de que viniera: «No me han podido ayudar, porque sé que lo hubieran hecho perfectamente. El caso es que tengo que salir de la casa a finales de mayo y ahí empieza el periplo». Intentó primero con la Casa de Colonias pero en junio la preferencia es para los alumnos de Ibiza. Ahora dice que depende de la «solidaridad» de sus compañeros: «He recibido apoyo de los profes del instituto, que me han dicho que no me preocupe porque en la calle no me voy a quedar, pero yo a quien apelo es a la conselleria [de Educación] porque es un problema que va más lejos de cómo alquilan los propietarios. Lo que no entiendo es que teniendo una Casa de Colonias, con plazas libres que van a quedar, tengamos que estar los profesores en el sofá de un amigo».

Alex Julià es otro de los maestros afectados y fue el primero en levantar la voz con la denuncia de su situación en redes sociales, que se hizo viral. Desde entonces, Julià ha recibido algunas ofertas: «Una mujer me ofreció habitación y por otro lado ya he encontrado una habitación. Es decir, que ha habido solidaridad por parte de la población, pero por parte de las instituciones, cero».

Considera que la solución no es depender de la solidaridad de la gente y añade que «de las ayudas que anunció el conseller [Martí March] no nos ha llegado nada». Finalmente, señala que en su caso, como interino, no sabe si el curso que viene volverá a trabajar en Formentera.

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