Los precios y la falta de amarres asfixian a las empresas náuticas de Formentera

Manu San Félix cierra tras treinta años

Uno de los muelles de la dársena de Poniente de la Savina, casi vacío

Uno de los muelles de la dársena de Poniente de la Savina, casi vacío / C.C.

Carmelo Convalia

Carmelo Convalia

El ambiente entre los profesionales de la náutica de Formentera no es nada bueno. Incluso el presidente de la asociación de este sector en la isla, Antoni Juan Guasch, Pins, describe que atraviesan una situación que «no había visto en los 35 años que me dedico a esto».

Atribuye el problema a varios factores que han coincidido en el tiempo, como son, entre otros, las nuevas autorizaciones temporales otorgadas por la Autoridad Portuaria de Balears (APB) para la gestión de la dársena de Poniente y a la de Levante, que han subido el precio de los amarres.

La primera la ha ganado Port Med Formentera (empresa vinculada a Nicolás Mayol) y la segunda, Port Formentera, de Puertos y Litorales Sostenibles (vinculada al empresario Alberto Pedraza).

Otro de los factores de malestar es la reordenación de s’Estany des Peix, en el Parque Natural de ses Salines, que deja a 200 embarcaciones de este sector sin fondeo: «Con todo esto, los que se han quedado dentro de s’Estany no están contentos y los que se han quedado fuera, tampoco», resumió Juan.

La situación en el sector, según la describió, va a peor. De momentos dos empresas de servicios náuticos que operaban en la dársena de Poniente han decidido cerrar el negocio, una tercera empresa ha puesto a la venta sus barcos y así, sigue enumerando la lista con varios casos más. «La situación es realmente deprimente, no hay precedentes. Es un cúmulo de pequeñas cosas como las concesiones de los puertos, con tarifas abusivas y sin ningún tipo de intervención por parte del Consell para mejorar la situación».

E insiste en la regulación de los fondeos de s’Estany des Peix: «Se han quedado 200 barcos fuera con una impunidad total, como si no pasara nada».

El presidente del sector considera que estas decisiones, «después de una pandemia», provocan «un perjuicio grande a la gente de la isla y es difícil de entender». Además, teme que la desaparición de empresas que ocupaban locales de la dársena de Poniente, como la Náutica Helix y también el Centro de buceo Vellmari, son el principio: «La gente no puede pagar lo que le piden», aseguró.

Manu San Félix se va

El director de Vellmari, el reconocido biólogo marino, Manu San Félix, confirmó su intención de dejar su escuela de buceo en la dársena de Poniente, con un escueto mensaje. Desde Washington, donde está trabajando con National Geographic, manifestó: «No hay mucho que decir y tampoco tengo muchas ganas; sobre nuestro futuro simplemente no hay futuro es una etapa de nuestra vida que se cierra». «Han sido 30 años magníficos y me quedo con eso».

Otra empresa, Kiribati Charter, también ha puesto sus barcos a la venta.

Toni Juan critica que los precios en la dársena de Poniente no ayudan a pasar el invierno: «Sé de varios barcos que han fondeado fuera de la bocana este invierno porque cuando pidieron precio decidieron darse la vuelta y quedarse fuera». En cuanto a la dársena de Levante, las condiciones para pasar estos meses amarrado han ido mejorando, «lo que ha permitido que muchos usuarios que estaban en la otra dársena hayan podido pasar el invierno a un precio razonable, prácticamente lo que pagaban antes, y esto empezó en noviembre», precisó Juan.

«No me podía imaginar, con el tiempo que llevo trabajando en el puerto, que pudiera llegar a ver esto con un desamparo tan grande; era muy difícil» preverlo, lamentó el presidente del sector náutico insular.

También criticó, especialmente, la forma en la que se está regulando el fondeo en s’Estany des Peix por parte del Consell y lamentó la falta de apoyo institucional a un sector económico como el náutico, que según subrayó, «en Formentera está en declive».

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