Crónica del pleno

Córdoba y los quioscos baten el récord de audiencia de los plenos en Formentera

Carmelo Convalia

Carmelo Convalia

Las retransmisiones de los plenos del Consell de Formentera a través de su canal de You Tube suelen tener una veintena de seguidores, la mayoría periodistas. Pero ayer Llorenç Córdoba y los quioscos batieron todos los registros de audiencia desde que se retransmiten las sesiones con un pico de 104 personas simultáneas y de 300 durante todo el pleno, más una treintena de vecinos que asistieron como público en la sala. Por la tarde ya se registraban 500 visualizaciones. El espectáculo estaba servido. El día antes, el presidente del Consell ya avanzó que el sentido de su voto sería contrario a la propuesta de sus excompañeros de partido. El presidente del PP insular y conseller raso, José Manuel Alcaraz, se lo puso claro a Córdoba en los primeros compases: «Es un presidente aislado, encerrado en su búnker con su personal y que no ha querido escuchar a los que le hicieron presidente». Más adelante le acusó de «hacer el trabajo sucio a algunos licitadores». La cosa prometía. Pero cuando Córdoba empezó su intervención, quizá por su soledad política, se mostró inseguro, no encontraba los papeles, perdía el hilo de sus intervenciones, lo que provocaba silencios en el uso de la palabra. Pero al presidente no le debió gustar el comentario de Alcaraz: «A mí me han hecho presidente los votantes, ni usted, ni ustedes», dijo señalando con el índice al PP y a Compromís, «me hizo presidente la gente de Formentera votando a Sa Unió». En la defensa de los informes jurídicos, que no son vinculantes, pero en los que insistió una y otra vez, hizo un ofrecimiento insólito: proponer que la letrada de la casa, María Teresa Ferrer, interviniera en el pleno. «Ella está dispuesta», aseguró. Pero fue rechazado por asentimiento.

El rifirrafe entre Córdoba y Alcaraz continuó en un ambiente cada vez más incómodo para todos los presentes, tanto para los consellers como para el público: «Señor presidente, siento vergüenza por ser la persona que confió en usted y que le fue a buscar para ser el candidato de Sa Unió. Esta situación me llena de vergüenza, me encerraría en una cueva y no saldría en 10 años por todo lo que usted nos ha hecho pasar».

En su última intervención, Alcaraz sacó la artillería: «Señor presidente, está más solo que nunca, esto no es una dictadura, no es un régimen autoritario, no es una teocracia, no puede gobernar de forma unipersonal. Tiene a todo el pleno en contra».

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