Las organizaciones que están detrás de la ruta migratoria entre el norte de Argelia y Balears se han especializado, según los indicios que dejan las últimas pateras llegadas ayer a las costas pitiusas, en el uso de barcos nodriza que, a mitad de camino con las islas, sueltan las pateras llenas de migrantes para regresar de vacío a su puerto de partida.
Esta es una de las hipótesis que se ha barajado en varias ocasiones pero que cobra más fuerza teniendo en cuenta las circunstancias en las que están llegando los últimos migrantes.
Ayer llegaron un total de 53 personas a Formentera y Ibiza en el plazo de siete horas. La primera patera se detectó en es Copinar, en la playa de Migjorn, en Formentera, con 21 hombres a bordo. La segunda llegó a Ibiza, directamente al muelle de la gasolinera del puerto deportivo Botafoc Ibiza, con 16 varones a bordo. Finalmente llegó una tercera embarcación a s’Estufador (Formentera) a las 15.30 horas con otros 16 varones a bordo. En todos los casos, los pasajeros presentaban un buen estado de salud.
En el caso de las dos primeras pateras llegadas ayer a las Pitiusas, que dejaron a 21 personas en Formentera y 16 en Ibiza, los testimonios recabados por Diario de Ibiza de distintos testigos destacan los pocos o inexistentes restos de ropa, alimentos y bebidas normales en una travesía de estas características que suelen quedar en las barcas, todas de fibra y sin matrícula y con el mismo tipo de motor.
Uno de los vecinos de Formentera que conversó con una de las personas que llegó en el grupo de 21 inmigrantes de la playa de es Copinar, lo relató así: «Pude hablar con ellos y me dijeron que habían salido en dos barcos; uno de ellos los trasvasó a medio camino a la patera en la que han llegado». Asimismo, le explicó que a bordo del primer barco tuvieron que pasar un temporal y que una vez amainado, los trasladaron a la barca en la que llegaron a la isla.
Este relato se repetía en el muelle de Botafoc Ibiza con la segunda patera que llegó al puerto de Ibiza dos horas después, a las 10.40 horas, con 16 varones a bordo. Uno de los testigos del desembarco detalló: «No traían nada a bordo, llegaron bien vestidos y peinados».
Estos indicios se confirman con la patera llegada a es Copinar. Si bien nada más llegar, los migrantes dejaron a bordo chalecos salvavidas, un bidón de gasolina y alguna garrafa de agua, el escenario nada tiene que ver con el que dejaban sus predecesores en las pateras que llegaban hace años.
En estas lanchas no hay rastro ahora de los desechos que normalmente se producen en una travesía de entre 120 y 150 millas con la citada cantidad de personas a bordo. Hasta ahora, entre los restos de las pateras había comida, envoltorios y envases de todo tipo, ropa y calzado abandonado.
Este posible cambio en la forma de operar de las organizaciones que se dedican al tráfico de personas en el norte de África parece que se afianza, y consiste en el uso de embarcaciones más potentes que dejan en aguas internacionales estas pateras de fibra a su suerte a pesar de los riesgos que implica una travesía de ese tipo.
Los que llegaron ayer a Formentera tuvieron relación con la población local, que les ofreció agua y la posibilidad de conectarse a internet con sus propios móviles para avisar a sus familiares de que habían llegado sanos y salvos.
Después llegó la Guardia Civil, que se encargó de trasladarlos hasta Ibiza, donde pasaron, juntos a los detenidos en esta isla, a disposición de la sección de Extranjería de la comisaría de la Policía Nacional.
