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Grandes maestros del ajedrez en Formentera

Oleg Romanishin, Pepe Cuenca y Kite Tsatsalashvili representan la historia y el presente del ajedrez mundial

El gran maestro de ajedrez ucraniano, Oleg Romanishin. C.C.

Oleg Romanishin (Leópolis, Ucrania, 1952) es una leyenda del ajedrez de los años setenta del pasado siglo, cuando llegó a estar entre los diez mejores jugadores del mundo. Estos días participa en el primer torneo abierto de ajedrez Sunway Formentera. Su fama le precede e incluso ha dado su apellido a una apertura. Hoy es un jugador de 70 años respetado por los más jóvenes, con los que sigue compitiendo. Este ucraniano es gran maestro internacional de ajedrez desde 1976, además de profesor y entrenador.

Relata que su vida se ha visto trastocada por la invasión rusa de su país, donde reside y al que regresará en breve: «Paso mi vida jugando torneos y preparándome, pero ahora con la guerra me cuesta mantener la concentración porque tengo a mi familia y a mis amigos en Leópolis y no puedo evitar seguir las noticias. Estoy afectado y preocupado; nadie sabe cuánto va a durar. Además de las muertes, la vida social está completamente destruida». Como su casa está en Leópolis tiene serias dificultades para salir al extranjero a competir: «Supone coger un autobús que tarda nueve horas hasta llegar a Varsovia, donde cojo un vuelo y para volver a mi casa es lo mismo». Esta situación hace que tenga que pasar mucho tiempo sin regresar a su hogar. Ha participado recientemente en un torneo en Reikiavik (Islandia) para luego viajar a Menorca y ahora, a Formentera.

Romanishin explica que cuando está en su casa, «las sirenas suenan muy a menudo y si estoy estudiando tengo que bajar a los refugios, que lógicamente no están preparados y son muy incómodos, no hay luz y hace frío. Eso ha hecho que a base de sirenas me haya acostumbrado y ahora ya ni bajo a los sótanos porque me interfiere en mi concentración y preparación». Eso sí, afirma que cuando viaja por el mundo, «siente constantemente la solidaridad de la gente que me dice que está con Ucrania».

Los dos grandes maestros de ajedrez, Keti Tsatsalashvili y Pepe Cuenca en Punta Prima. C.C

Sobre el final de la guerra en su país no es optimista: «No sé cuándo va a acabar, hay políticos que piensan que puede durar muchos años. Aun si la guerra acabase y Rusia se quedase con lo que ha ocupado, la guerra seguiría porque los ucranianos queremos recuperar esos territorios y eso hará que la guerra dure mucho tiempo».

Desde Formentera, piensa regresar a su país y, después, en junio, participar en los torneos de Varsovia, Praga y Cracovia.

Los jóvenes

En este torneo abierto de ajedrez de Formentera también se han dado cita algunos de los jóvenes grandes maestros internacionales que están popularizando el ajedrez a base de romper mitos y usando las nuevas tecnologías para su difusión.

Es el caso de Pepe Cuenca, cuyas retransmisiones de partidas en directo de los torneos más importantes del mundo se han hecho virales por su estilo apasionado, casi futbolístico.

Cuenca es además ingeniero de Caminos y doctor en Matemáticas. Natural de Málaga, su padre le introdujo en el ajedrez a los cinco años y desde entonces no ha parado hasta convertir este deporte en su forma de vida. Desde hace dos años reside en Ibiza, donde vive con su pareja, que es ibicenca. Destaca que el entorno de Formentera «es perfecto para estos torneos. Por cierto que este es durísimo con más de 20 maestros de diferentes países. El nivel es muy alto y el lugar es inmejorable».

Junto a él está Keti Tsatsalashvili, gran maestra de ajedrez. Natural de Georgia y de 29 años fue campeona del mundo sub-16 en 2007. Ella también se dedica a la retransmisión de partidas en las plataformas especializadas de internet. A pesar de que este torneo es mixto, señala que el mundo del ajedrez sigue estando dominado por los hombres: «No creo que haya mucha diferencia en el juego entre hombres y mujeres, nosotras somos igual de fuertes que ellos ante el tablero. Y sí, el ajedrez es un mundo de hombres y aunque es más difícil para las chicas más jóvenes, deseo que esto cambie para que tengan más oportunidades». En su caso la afición por este deporte le viene de tradición: «En Georgia hay una tradición de que los abuelos jueguen con los nietos, y así aprendí».

Pepe Cuenca se considera un privilegiado ya que desde hace cinco años se dedica profesionalmente al ajedrez, del que puede vivir. Eso sí, con sacrificios ya que está fuera de su casa unos seis meses al año: «En mi caso vivo de ser jugador y donde más ganas es en las ligas europeas. Luego está mi faceta de comentarista, donde tengo un buen contrato con una empresa alemana y comento los torneos de élite por todo el mundo».

Respecto a la etiqueta de que los ajedrecistas profesionales son ‘bichos raros’, Cuenca afirma: «Eso es cierto, nos llaman frikis, pero es todo lo contrario. Nosotros viajamos desde pequeños y estamos en contacto con culturas e idiomas diferentes por lo que aprendemos a socializar enseguida. Cuando termino la partida me voy al bar o a salir por ahí con otros jugadores. Somos extrovertidos, todo lo contrario de lo que pueda pensar la gente», asegura.

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