Literatura

El triunfo de las chicas malas: "Me gustan las mujeres que pecan, caen y eligen el camino del error"

La película que hace 20 años catapultó las carreras de Lindsay Lohan, Rachel McAdams y Amanda Seyfried se ha convertido con el tiempo en una cinta de culto, un pequeño clásico sobre la maldad de las reinas del instituto

La película Chicas malas, un clásico que cumple 20 años.

La película Chicas malas, un clásico que cumple 20 años. / EPC

Leticia Blanco

La semana pasada fue el día de 'Mean Girls', 'Chicas malas' en su versión española, y Paramount decidió compartir en TikTok la película troceando sus 97 minutos en 24 clips. TikTok tiene ese extraño y poderosísimo don, el de encapricharse de productos culturales de otros tiempos (pasó con 'El jilguero' de Donna Tartt y el 'Rumours' de Fletwood Mac) y regurgitarlos en forma de bailes, montajes, gags y comentarios hechos por fans casi siempre mucho más jóvenes. 

La estrategia se enmarca dentro de la promoción de un nuevo musical que se estrenará a principios de 2024 escrito, igual que el guion de 'Chicas malas', por Tina Fey. La película que hace 20 años catapultó las carreras de Lindsay Lohan, Rachel McAdams y Amanda Seyfried se ha convertido con el tiempo en una cinta de culto, un pequeño clásico sobre la maldad de las reinas del instituto. En TikTok, el hashtag #meangirls tiene 12.800 millones de visualizaciones, la prueba de que las chicas malas nunca pasan de moda, incluso en estos tiempos de sororidad. 

No es un caso aislado. El reciente Premio Lumen de novela, 'Vladimir', tiene uno de esos argumentos que pueden resumirse en una frase, como un pitch publicitario: "Es como Lolita, pero al revés". A su autora, la argentina Leticia Martín, la historia le vino de primera mano, por el testimonio de un chico que de muy joven había mantenido relaciones sexuales con una mujer mucho mayor.

Como Nabokov, Martín se enfrentó a la maldad durante el proceso de escritura y llegó a distintas conclusiones. Una es que la sociedad “ha perdonado y justificado más el abuso masculino a lo largo de los milenios”. Otra es que la maldad no es una característica estrictamente masculina. “Ni la maldad ni cualquier otra tipificación”, apunta la escritora. “El género importa cada vez menos para montones de cosas. Quizá en el futuro no sepamos el género de quien está frente a nosotros”. 

La escritora argentina Leticia Martín, autora de 'Vladimir'.

La escritora argentina Leticia Martín, autora de 'Vladimir'. / EPC

“Me gustan las ficciones que encarnan mujeres no santas, no sacrificadas”, confiesa la argentina, “madres imperfectas, mujeres que pecan, caen, eligen el camino del error. Me gusta porque a veces pienso que la verdadera libertad femenina será alcanzada el día que actuemos con el desparpajo que se evita mostrar cuando se construye a la mujer de modo ideal”, reflexiona. “No somos musas, ni mera inspiración de otros. Somos las que agarramos la arcilla, el lienzo, el papel, las que huimos a nuevas vidas, las que decimos no a lo que se espera de nosotras, las que creamos para hacer algo mejor que odiar o aceptar pasivamente. Porque podemos y elegimos poder hacerlo”. 

La importancia de estar enfadada

La protagonista de ‘Soy fan’ (Alpha Decay), el brutal debut literario de Sheena Patel, tampoco es precisamente un dechado de virtud. Es envidiosa, irascible, caprichosa y cruel; engaña a su novio y 'stalkea' hasta niveles de dudosa moralidad (y legalidad) a las otras amantes del hombre del que está enamorada, un artista famoso que la somete a un maltrato psicológico de manual. La novela es un retrato de las relaciones tóxicas en un mundo envenenado por el narcisismo y las redes sociales. También una furibunda crítica a los prestigiosos círculos literarios y artísticos, tan proclives a agitar la bandera del progreso, la rebeldía y la inclusión mientras perpetúan sus estructuras de siempre, blancas y adineradas. 

La escritora Sheen Patel, autora de 'Soy fan'.

La escritora Sheen Patel, autora de 'Soy fan'. / SALAM ZAIED

Patel, a la que la crítica ya ha emparentado con Ottesa Moshfeg, confiesa que su intención era explorar “cómo toda nuestra sociedad está organizada en torno al fandom y una adulación casi irreflexiva”. “Me frustra la forma en la que se nos dibuja a los personajes marrones”, explica la autora, de padre indio keniata y madre mauritana, “a menudo se nos representa con nostalgia o como víctimas, y yo quería desafiar todo eso”. Y añade: “Es importante estar enfadada, una emoción que a menudo se nos niega en nuestra vida. Quería que mi protagonista fuera traviesa, irreverente y divertida. Quería, en definitiva, superar los límites de lo aceptable”, algo que tiene en común con la protagonista de ‘Un amor’ de Sara Mesa, que Isabel Coixet acaba de adaptar al cine. Acostarte con alguien para que te arregle el tejado, ¿por qué no? 

La loca, la psicótica y la descarrilada

Quien también sabe mucho sobre ‘malas mujeres’ es la periodista Anna Bogutskaya, una madrileña de padre ruso residente en Londres que acaba de publicar ‘Unlikeable Female Characters’, donde analiza nueve tropos distintos de la mujer ‘desagradable’: la puta, la mala, la cabreada, la zorra, la loca, la psicótica, la descarrilada, la despistada que está en las musarañas y la rarita. “Decidí escribir mi libro porque me parecen fascinantes no solo los personajes, sino la reacción del público y la industria hacia ellas. Me interesa el complicado baile que existe entre expectativas y reacciones a personajes femeninos que no conforman un ideal manufacturado”, explica. 

De todas las películas protagonizadas por malvadas, ‘Tár’ de Todd Field, protagonizada por una espectacular Cate Blanchett, es una de las que más dio que hablar el año pasado por su retrato de una exitosa directora de orquesta que comete abuso de poder. Hubo quien criticó que, con las pocas batutas femeninas que hay y lo difícil que lo tienen para llegar hasta lo más alto en un mundo tan masculinizado como el de la clásica, precisamente el retrato de una que lo consigue fuera el de un monstruo. 

Anna Bogutskaya, la autora del ensayo 'Unlikeable Female Characters: The Women Pop Culture Wants You to Hate'.

Anna Bogutskaya, la autora del ensayo 'Unlikeable Female Characters: The Women Pop Culture Wants You to Hate'. / EPC

“Me fascina 'Tár', porque sigue los mismos patrones de películas sobre genios malditos y problemáticos, todos ellos hombres, claro, pero por el mero hecho de ser Lydia Tár mujer, nos plantea todas estas preguntas sobre cómo funciona el poder y qué permisos les damos a las personas que denominamos ‘genios’”, opina Bogutskaya. “En 'Tár' vemos no solo una historia de una abusadora, sino el mito que se crea ella misma y que perpetúa la industria a su alrededor. Me parece una película y una interpretación maravillosa, con espinas, que explora el narcisismo industrial del artista”. 

Bogutskaya aborda en su ensayo lo muy acostumbrados que estamos a que personajes masculinos que son auténticos psicópatas como Tony Soprano nos hechicen, pero con ellas, el enamoramiento no es el mismo. “Estas series que tanto adoramos, como Mad Men o The Sopranos, también tenían personajes femeninos complicadísimos como Carmela Soprano, Betty Draper o Peggy Olsen... pero al fin y al cabo son secundarios a los protagonistas masculinos, los ‘complicados’. Y el público reacciona de manera muy distinta a sus fallos”, apunta Bogutskaya. 

De ‘Hacks’ a ‘Fleabag’ o ‘Girls’, la ficción televisiva ha dado en los últimos años un puñado de protagonistas libres de la tiranía de ser pulcras, agradables y decorosas. “Lo principal que ganamos son buenos personajes y buenas historias. No ‘buenos’ en ningún sentido moral, sino entretenidos, complicados, llenos de paradojas que luego nos encanta debatir. No hay nada más aburrido que estereotipos de personajes perfectos, sosos de lo perfectos y morales que son”. 

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