Santiago Auserón en Ibiza: Música para difuminar fronteras

El veterano músico llena el recinto de la UIB de Ibiza en el concierto del ciclo ‘Nits de Tànit’

«Quién me iba a decir que iba a tocar aquí en Ibiza, bajo la muralla y junto a la Comandancia Militar, que por fortuna se ha transformado en la Universitat de les Illes Balears», dijo en un momento Santiago Auserón con ese punto teatral, casi histriónico, con el que envuelve sus palabras, sus canciones, su forma de tocar, sus gestos, su risa... El veterano músico llenó como no se veía en mucho tiempo, con el medio millar de entradas agotadas, el concierto del ciclo Nits de Tànit del Consell Insular en el recinto de la UIB, más los que lo siguieron desde la muralla.

Música para difuminar fronteras

Música para difuminar fronteras / fernando de lama. eivissa

Advirtió desde el principio que el título del espectáculo, ‘Luces de la frontera’, era real, que llegaba buscando esos lugares que devuelven el latido. Aunque su música es más para derribar esas fronteras, para buscar el hilo entre el rock’n’roll añejo y el son cubano, entre el blues del Mississippi y el bolero, entre el swing y la guajira. Todo en el mismo viaje, un viaje que, como anunció, se compone de escenas que unidas forman una película.

En la primera parte fue desgranando canciones desde el último disco, ‘Libertad’, a su etapa Juan Perro, tensando las cuerdas vocales y de la guitarra desde la suavidad al falsete y el gorgorito. Contando historias como la del niño que sale a saludar al extranjero en una calle oscura y peligrosa de Nápoles o la magnolia que quiere ser estrella en plena pandemia, el festival de cine pobre de Gibara, o el cine rico de Marilyn Monroe, John Huston y su pandilla de ‘abstemios’ en ‘The Misfits’ o la de su abuela cuando le advertía de que ‘robar está feo’, algo que, dijo recolectando carcajadas entre el público, le viene a la cabeza, y no sabe por qué, ahora que se acercan las elecciones.

Y luego llegó la segunda parte, en la que hizo subir al escenario a su amigo y residente en Ibiza Norberto Rodríguez, el «guitarrista cubano sideral», como le bautizó, el «rayo de Santa Clara» cuando se lanzó en busca del sonido del Caribe. Entre ambos cubanizaron la noche del Soto, entre el Oriente, el son, la perla oscura de la Habana, el bolerico ancestral y la caña de azúcar (‘asúcar’).

El público recibió en pie el final ya clásico de Auserón, con ‘El puente azul’ y una versión poliédrica de ‘Semilla negra’ el mismo que hace dos años en el Auditori Caló de s'Oli de Sant Josep -aún con el desaparecido Joan Vinyals, 'Dimoni', a la guitarra-. Pero tras los últimos aplausos Auserón y Rodríguez aún se atrevieron, ya de regalo, con otro par de boleros clásicos, con la garganta y el corazón a todo lo que dio.

Suscríbete para seguir leyendo