suplemento arte&letras

Einstein y la literatura

Ilustración de Einstein

Ilustración de Einstein / CARICATURA DEL FISICO ALBERT EINSTEIN.

Miguel Ángel González

La Humanidad da de uvas a peras mentes científicas privilegiadas que desbordan el campo de su estricta competencia y tienen una influencia determinante en todo los ámbitos de la cultura y las artes, muy especialmente en la literatura. En el caso de Einstein no puede extrañarnos cuando su teoría de la relatividad toca tres grandes preocupaciones humanas, el paso del tiempo, la enormidad de lo existente y lo relevante de nuestro lugar en esa inmensidad desconocida que es el Universo. Albert Einstein ha condicionado la obra de filósofos, ensayistas, pintores, músicos, novelistas y poetas. Descubrimos su huella en infinidad de autores, T. S. Eliot, Borges, Walter Benjamin, Freud, Stephan Zweig, Virginia Wolf, Nabokov, Lawrence Durrell, Italo Calvino, Faulkner y muchos otros; en filósofos como Bergson, en pintores como Picasso, en músicos como Stravinsky, en cineastas como Chaplin y en poetas como Paul Valery y García Lorca. James Joyce, que compartió con Einstein muchas horas en el café Odeón de Zurich, hace saltar por los aires la composición lineal y la estética proustiana con ‘Ulises’, un texto revolucionario y hermético, lleno de líneas curvas y átomos luminosos en el que los ecos einstenianos son evidentes. Y lo mismo ocurre en el universo borgiano de ‘La biblioteca de Babel’, espacio laberíntico que se distorsiona como el Cosmos.

Sabemos que en su viaje a España, en 1923, las conferencias que Einstein imparte impulsan el perspectivismo en la narrativa española de vanguardia. Ortega estaba más entusiasmado con la Relatividad que el propio Einstein. Y García Lorca postula el origen azaroso del universo y una visión einsteniana del tiempo en ‘La selva de los relojes’: “La eternidad está fija en las doce, el tiempo se ha dormido, nos engañan los relojes”. Son muchas las obras de ciencia-ficción que utilizan la Paradoja del los gemelos que Einstein explica: «Dos hermanos gemelos tienen distintas vidas. Narciso permanece en la Tierra mientras Goldmundo viaja al espacio; cuando vuelven a encontrarse, después de varios años terrestres, Goldmundo sólo ha envejecido unos meses mientras que su hermano es un anciano». Y si revisamos ‘Las cosmicómicas’ de Calvino comprobamos que sus relatos se inspiran en la noción del espacio-curvo de la física einsteniana.

Einstein tenía una gran biblioteca y fue un lector impenitente, ecléctico y selectivo. Entre sus libros de cabecera estaban, entre otros, Sófocles, Racine, Stuart Mill, Poincaré, Kant, Spinoza, Hume, Heine, Hebbel, Kant, Ernst Mach, Tolstoi, Goethe, Dostoievski, Schopenhauer, Nietzsche y Bertrand Russell. Y tenía en gran aprecio ‘El Quijote’, en el que ya encuentra la metáfora del tiempo relativo. En la cueva de Montesinos, dice Sancho: «Verdad debe decir mi señor, quizá lo que a nosotros nos parece una hora, debe parecer allá tres días con sus noches». Y también aparece la curva einsteniana del tiempo, -evidentemente por un error de Cervantes- en la carta de Sancho a Teresa Panza (II, 36), que lleva fecha de 20 de julio de 1614, cuando el caballero parte hacia Barcelona, a donde llega 30 días antes, el 20 de junio.

Con razón se sentía Einstein cómodo con ‘El Quijote’. La literatura le apasionaba. Más de una vez dijo que buscaba comprender el mundo más allá de las leyes de la física: «Sin la literatura y la filosofía, especialmente sin Hume, no habría llegado a la teoría de la Relatividad».

Muy joven, en Berna, abre con dos compañeros, Solovine y Habicht, la ‘Olympia Academy’, un taller de lectura y crítica literaria. Y en 1952 escribe: «Hay muy pocas mentes lúcidas en cada siglo y su obra es uno de los tesoros más preciados de la Humanidad». Se siente seducido por la visión del mundo que dan H. G. Wells y Bernard Shaw. Max Brod, amigo y editor de Kafka, se inspira en Einstein para uno de sus personajes. Y en la comedia ‘Los físicos’, de Dürrematt, Einstein comparte protagonismo con Newton. Y Lawrence Durrell publica ‘Balthazar’, parte del ‘Cuarteto de Alejandría’, con una explícita introducción: «Me he vuelto hacia la ciencia para realizar una novela como un navío de cuatro puentes, cuya forma se basa en el principio de la relatividad, en el espacio-tiempo einsteniano, tres lados de espacio y uno de tiempo». Las citas literarias serían interminables.

«Sin la literatura y la filosofía, especialmente sin Hume, no habría llegado a la teoría de la Relatividad»

Como comenta George Steiner en ‘Language and Silence’ (1976), «la metáfora relativista no sólo ha marcado la ciencia del último siglo, sino buena parte de la literatura, incluso de la crítica». Umberto Eco lo subraya en ‘Apocalípticos e integrados’: “Mientras los lectores gustan de tiempos narrativos lineales y reconocibles, los escritores prefieren tiempos curvos, flexibles, donde los personajes fluyen en más de una dirección espacio-temporal. La Relatividad y sus posibilidades metafóricas brindan al escritor más posibilidades que los parámetros newtonianos. Las metáforas einstenianas azuzan la imaginación, rompen las cárceles espaciales y temporales».

Sus frases

Einstein era físico, no era escritor, pero cualquiera de sus frases tiene más enjundia y humor que las mil páginas de muchos best-sellers. Cierro estas rayas con algunas de ellas: «la imaginación es la espoleta del conocimiento / La ciencia sin la religión está coja y la religión sin la ciencia está ciega / La raza es un fraude, todos los pueblos son conglomerados étnicos y la raza pura es una memez / Todos los hombres somos muy ignorantes, ocurre que lo somos de distinta manera / No entiendes realmente algo, a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela / Se manifiesta la madurez cuando uno se preocupa por los otros más que por uno mismo / La educación es lo que queda una vez que olvidamos lo que aprendimos en la escuela / Quien descuida la verdad en lo pequeño no es fiable en lo grande / ¡Triste tiempo el nuestro, es más fácil desintegrar los átomos que los prejuicios! / Al cortejar a una chica, una hora parece un segundo, pero sentado sobre una brasa, un segundo parece una hora: eso es la Relatividad / Hay una fuerza motriz más poderosa que la electricidad y la energía atómica: la voluntad / No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, sólo sé que la cuarta será con lanzas y piedras».

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