Entrevista | Leilah Broukhim Cantautora

Leilah Broukhim: «Yo tendría que haber sido joven en Woodstock»

La conocida bailaora de origen sefardí afincada en Ibiza presenta este domingo su primer disco como cantautora, ‘The curve’, que mezcla folk, soul y jazz y en el que no hay nada de flamenco

Leilah Broukhim en la sesión de fotos a la que se refiere en la entrevista. | MARÍA SANTOS

Leilah Broukhim en la sesión de fotos a la que se refiere en la entrevista. | MARÍA SANTOS / Fernando de Lama

Fernando de Lama

Fernando de Lama

Leilah Broukhim nació y creció en Nueva York, en el seno de una familia de raíces sefardíes y persas. Muy joven se trasladó a Madrid a estudiar baile flamenco y desde entonces ha vivido a caballo entre esta ciudad y Ibiza, donde se ha instalado definitivamente. Desde hace años se conoce su faceta como bailaora y coreógrafa y ha presentado varios de sus espectáculos en la isla, el último ‘Lorca poeta flamenco’. Ahora presenta su alma de cantante folk con un primer disco bajo el brazo, ‘The Curve’, sin renunciar al flamenco. «Una cosa no quita la otra», dice.

Supongo que tenía ganas de presentar por fin este primer disco, ‘The Curve’, en Ibiza.

Era mi sueño, porque en Madrid ya lo presenté el pasado noviembre. Viene toda la banda de Madrid, con Nico Martín a la guitarra, Jesús Caparrós al bajo y Mario Carrión a la batería y se une Ramsés Puente al violín, así que habrá conexión cubana-ibicenca. Y además ahora vivo en Sant Llorenç, así que es como presentarlo en casa, porque he colaborado ya varias veces con la finca de Can Cacao y ahora colaboramos además con el chef James Knight, de La Grande Bouffe.

‘The Curve’ es un disco muy folk, pero también hay soul, country y jazz.

La base es el folk, pero los músicos de la banda vienen de la escuela jazzística y eso se nota. La idea era unir todos los estilos con una línea psicodélica setentera. Lo logramos gracias al productor, Fernando Vacas, que entendió perfectamente la dirección que quería tomar, aunque él se dedica más al flamenco.

Por eso le quería preguntar, es curioso que siendo bailaora flamenca, no haya flamenco en sus canciones.

A mí es a la primera que sorprende. Hacer música más americana después de tantos años dedicada al flamenco... pero supongo que las raíces tienen que salir por algún sitio, y yo nací y me crié en Nueva York y crecí escuchando jazz, folk, hip hop, soul, funk...

¿Fue algo buscado?

Empecé a aprender a tocar la guitarra flamenca con una amiga guitarrista gaditana, Antonia Jiménez, en plan intercambio en mi piso de Madrid. Ella me enseñaba guitarra y yo a ella inglés. Pero pronto me dijo : ‘Me parece que tú no quieres aprender guitarra flamenca, que te interesan otras cosas’. Así que empecé a tocar folk y muy pronto escribí mi primera canción, ‘Roam the heavens’, que es la última del disco, con tres acordes.

Una canción que es totalmente country...

Sí, de hecho en el country se dice que una buena canción solo necesita tres acordes y la verdad. Es una canción sobre la necesidad de no perder la fe en el amor verdadero. Nunca pensé que iba a componer algo tan pronto, pero fue algo mágico, estaba como poseída.

Y hasta ahora.

Sí. Esa primera fue en 2015. Empecé a estudiar en la Escuela de Música Creativa de Madrid, donde era profesora de baile flamenco. Estudiaba escritura musical y banda y me sentía superfeliz y poderosa.

¿Cómo es el proceso creativo?

Las canciones me vienen cuando hay algo que necesito expresar. Estoy pensando en alguna situación y me viene una frase y cojo la guitarra y empiezo a buscar acordes y cuando tengo la idea clara la canción surge de una manera fluida.

¿Aprovechó la pandemia para componer?

No especialmente. La inspiración depende de otras cosas, de las experiencias de la vida. El confinamiento me pilló en Ibiza justo cuando estaba a punto de sacar los primeros singles. Estaba buscando el momento perfecto para sacarlos y como me di cuenta de que eso no iba a pasar decidí tirarme a la piscina y sacarlos y tuve mucha suerte porque gustaron y hubo mucha gente que me apoyó, como mi madre (la artista plástica Elisabeth Louy), que hizo una de las portadas. Hubo mucho amor.

Y pasó del dúo a la banda.

Empecé a tocar a dúo en los micros abiertos de la sala Búho Real de Madrid. Y cuando la cosa se abrió después de la pandemia monté la banda y eso es una pasada, sobre todo con estos musicazos, cada concierto es un viaje extracorporal.

¿A qué le canta Leilah Broukhim?

Muchas canciones son de amor, o desamor, que se presta a escribir letras para curar el corazón. Pero curiosamente, ‘The Curve’, la canción que da título al disco, va sobre un accidente que tuve en Ibiza al poco de sacarme el carnet. Me afectó mucho. Sentí mucha responsabilidad y mucha culpabilidad... Y cuando pasó el trauma escribí sobre eso y salió la canción. Fue muy terapéutico.

En una foto promocional sale tocando la guitarra en una cama y está el ‘Rumours’ de Fleetwood Mac en primer plano, que con el tiempo se ha convertido en un disco de culto. ¿Cuáles son sus influencias?

Fleetwood Mac es mi banda de rock preferida. Me han influido su sonido, sus letras, su musicalidad, incluso su estética... Escucho mucha música setentera. Me encanta la música, la moda, el diseño... de esa época. Mi padre siempre dice que yo tendría que haber sido joven en Woodstock [ríe], que él estuvo, por cierto.

Así que no es casualidad...

No, esas fotos me las hizo la fotógrafa María Santos, a la que conozco desde hace años, en El Cubanito. Me pidió que trajera objetos que identificaran mi estilo y ahí están algunos de mis discos, un teléfono viejo y mi guitarra.

También dice que le ha influido el jazz.

Me crié escuchando jazz a todas horas. Mi padre tenía siempre puesta la emisora de jazz WBGO de Newark. Salía de casa y la dejaba encendida, así que cuando volvías estaba sonando. Mi artista preferida es Nina Simone, me toca el corazón. Más mayor descubrí a Jeff Buckley, que fue una gran influencia a la hora de empezar a escribir canciones. Y luego descubrí que a Jeff le había influido mucho Nina, así que se cerró un círculo. También me gustan Janis Joplin, Janis Ian, el hip hop, el aren’t be... una mezcla de la música con ritmo y la que cuenta historias.

¿El inicio de su carrera musical supone una ruptura con el baile flamenco?

Para Nada. Fue el flamenco lo que me llevó a crear música. Es un estilo tan complejo y de una musicalidad tan intensa que me abrió los sentidos. Estar siempre con músicos flamencos alrededor, con esa comunicación no verbal que se crea en el escenario para entendernos y crear magia me ha dado la experiencia para dar este paso. Ya hemos presentado dos veces en Ibiza el espectáculo ‘Lorca poeta flamenco’ y sigo dando clases de baile en la academia Studio 7 de Santa Eulària y actuando en locales en Ibiza y en Madrid.

¿Ibiza o Madrid?

Ahora estoy viviendo en Ibiza, pero voy a Madrid a menudo para bailar y para los conciertos. La mayoría de las canciones las he compuesto en Ibiza, porque cuando pienso en música no pienso en una ciudad, pienso en el campo, la naturaleza, el mar, las flores, los animales... y eso me lo da Ibiza.

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