Sonorama Ibiza: «Es un lujo poder rompernos juntos un ratito»

Miss Caffeina, Rulo y la «Contrabandita» y la voz de Nina de Morgan echan el cierre a tres días de música en la segunda edición de Sonorama Ibiza

Fernando de Lama

Fernando de Lama

Rulo confesó, antes de empezar a tocar su himno ‘Por verte sonreír’ que la había compuesto por una novia que tenía en Ibiza en sus primeros años de carrera y que vivía en Isidor Macabich, junto al Parque de la Paz de Vila. Solo por esa confesión ya hubiera merecido montar todo este tinglado del Sonorama Ribera goes to Ibiza, que el sábado clausuró su segunda edición. Pero faltaban los fuegos artificiales y los puso la, probablemente, mejor banda española del momento: Morgan. Eso parecía la puñetera E Street Band acompañando a una voz salida del fondo de una taza de café, dulce y amarga, cálida y rasgada, la de Carolina de Juan, Nina.

Pero hay que empezar por el principio. La tercera y última jornaa del festival empezó con los conciertos en acústico, semiacústico y eléctrico alternando en los dos escenarios, Hoonine, Sienna, Luis Brea e Ízaro desde las dos de la tarde en el gratuito des Caló de s’Oli, y Niña Polaca en el de pago del nuevo espacio Venice Bay.

«Es un lujo poder rompernos juntos un ratito» |

El cantante de Tu Otra Bonita, rumbeando / TONI ESCOBAR

Alternándose o montándose, porque lo más criticado por muchos de los asistentes al festival ha sido esa autocontraprogramación que obligaba a elegir: ¿A quién quieres más, a papá o a mamá?

Así se dieron situaciones raras, como que en la primera jornada, el pop lisérgico de Rufus T. Firefly tuviera mucho menos público en el escenario uno que el locurón punky de Sexy Zebras en el gratis, o que en la segunda, el pop countryficado de Nena Daconte se quedara muy lejos en parroquia del rumbeo despendolado de Tu Otra Bonita en el auditorio abierto.

Nena Daconte defendió sus canciones solo acompañada por el guitarrista Chema Moreno y regaló a sus fans, que cantaron a coro, sus clásicos como ‘En qué estrella estará’ o ‘Tenía tanto que darte’, con la que cerró el recital cuando la noche empezaba a caer. Pero es que en el otro ala, Tu Otra Bonita lo petaban literalmente con ‘Se quemó’ y su rumba que te rumba indie y canallita, ya con la oscuridad y el mar como telón de fondo.

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Rulo, pidiendo palmas al público / TONI ESCOBAR

Incluso pisaron a Miss Caffeina, que ofreció un concierto acústico recogido e íntimo de esos que invitan al movimiento pendular, en los que cuando te quieres dar cuenta estás agitándote suavemente de un lado a otro como un junco mirando a las estrellas. El público se lo agradeció y mucho y casi le ahorró a Alberto Jiménez tener que cantar su último pildorazo, ‘Mira cómo vuelo’, con decenas de móviles inmortalizando el instante. «Es la misma esencia del pop», proclamaba al terminar Xinxó, de Sant Agustí, aún golpeado por las últimas notas.

Y aquí volvió el dilema. El público se dividió entre los que se fueron a bailar con Veintiuno y We Are Not DJ’s y los que se quedaron a ver a los mandamases del cartel: Rulo y la Contrabanda, a la que el propio Rulo definió como «Contrabandita» porque se había quedado en tres, con el habitual guitarrista Fito Garmendia como bajista, y Morgan, señalados por muchos con un rotulador rojo cuando se anunció el programa.

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Ízaro y su banda saludan al público / TONI ESCOBAR

Los dos sueños de Rulo

«Se me han cumplido dos sueños, tocar por fin en Ibiza y hacer un trío», dijo Rulo al comenzar el concierto en un rápido resumen de la situación. El de Reinosa arrancó en electroacústico para seguir con el piano, en una soñadora interpretación de ‘Noviembre’, y colgarse la guitarra eléctrica y terminar con ese nostálgico ‘Verano del 95’. Aunque los momentazos para sus seguidores más puretas llegaron con ‘Buscando en la basura’ y ‘P’aquí, p’allá’. Aún debe resonar el eco de La Fuga en el litoral de Cala de Bou tras el desgañitamiento general.Y salió Nina y eso ya es de otro mundo. Una cantante con una voz única que eriza la piel con su roce, que llena de emoción y que entre tema y tema parece que no está haciendo nada y da las gracias por dejarla cantar: «Es un lujo poder rompernos juntos un ratito», aseguró. La más que sólida banda atacó con ruido y delicadeza sonidos del rock sureño, el blues, el soul, el funky, ¿el disco?, limando aristas para convertirlo en una sola cosa.

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Miss Caffeina ofrecieron un concierto electroacústico / TONI ESCOBAR

Decía antes que parecían la E Street Band, el cineasta David Marqués, que andaba por allí, aseguró que eran como Pink Floyd tocando con Janis Joplin. Da igual. El caso es que fueron llevando el Venice Bay hasta la ebullición casi sin notarlo con temazos como ‘River’, ‘The child’ o ‘Another world’, para acabar sorbiéndose las lágrimas con ‘Sargento de hierro’. Y sin posibilidad de bis, de ‘Volver’, por ejemplo, porque pasaban las doce y la carroza se iba a convertir en calabaza en cualquier momento.

Aún en shock se repetían los abrazos entre los asistentes a la iluminación de Nina, para terminar el Sonorama como lo hacen las cosas buenas: brillantes, felices, amando al prójimo, a los que te han acompañado en el viaje musical, porque, hace solo un momento, les ha atravesado la misma flecha que a ti.

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