Especial 130 años Diario de Ibiza

La revolución fotográfica

En apenas dos años se produjo un cambio radical en la forma de trabajar de los fotógrafos, rompiendo con más de un siglo de fotografía analógica y entrando de cabeza en la era digital

Sobre una escalera haciendo una foto de grupo de la asociación Ibiza y Formentera contra el Cáncer. | M. T.

Sobre una escalera haciendo una foto de grupo de la asociación Ibiza y Formentera contra el Cáncer. | M. T. / Isaac Vaquer Eivissa

El trabajo de los fotógrafos en el laboratorio olía a fijador. Un olor químico con un punto avinagrado. El agua con vinagre también se usaba en el laboratorio de revelado. Vicent Marí recuerda aquellas tardes que pasaba revelando fotografías para que salieran en la edición del día. Era un trabajo artesanal: se preparaban los carretes, se cubrían los temas del día y se revelaba en blanco y negro mientras sonaba música o los compañeros fotógrafos charlaban.

Marcelo Sastre, última incorporación al Diario de Ibiza. | I. V.

Marcelo Sastre, última incorporación al Diario de Ibiza. | I. V. / Isaac Vaquer Eivissa

En apenas dos años, coincidiendo con el cambio de milenio, todo cambió. No fue un trauma, había nuevas técnicas y se aprovechaban, pero los fotógrafos sabían que el cambio no iba a ser sólo técnico. Cambió la forma de trabajar, los tiempos, se rompía con un siglo de mecánicas dentro del mundo de la fotografía.

Los fotógrafos Toni Escobar y Vicent Marí preparan una fotografía. | G. F.

Los fotógrafos Toni Escobar y Vicent Marí preparan una fotografía. | G. F. / Isaac Vaquer Eivissa

Hasta los años 90, la inclusión de fotografías en las páginas de la prensa escrita era un proceso manual. Al llegar de los temas asignados a lo largo del día se sacaban los negativos del carrete y se hacía una selección. «Si tenías tiempo de pasar por la redacción entre un tema y otro revelabas, si no por la tarde cuando acababas todo el trabajo», cuenta Marí.

Vicent Marí revisa el archivo fotográfico. | I.V.

Vicent Marí revisa el archivo fotográfico. | I.V. / Isaac Vaquer Eivissa

Revelar una foto podía suponer hasta media hora. «A veces hacíamos carreras para ver quién era capaz de revelar una fotografía en menos tiempo o se tenía que hacer deprisa porque era muy tarde», explica Marí. El proceso se podía acortar a 10 o 12 minutos «pero podías dañar el negativo y la calidad de la foto no era la misma», apunta.

Vicent Marí durante una procesión de la Virgen del Carmen. | M. T.

Vicent Marí durante una procesión de la Virgen del Carmen. | M. T. / Isaac Vaquer Eivissa

Con un proceso tan largo la selección se hacía desde un principio y se llevaba al redactor una pequeña muestra.

Si hacía falta que la foto fuera en color para ponerla en la portada había que ir a una tienda de fotografía, donde sacaban las copias y se volvía a la redacción para pasarlas a la dirección.

Ya sólo faltaba convertir la fotografía en puntos y pasarla a la rotativa.

Otro ritmo

Esta manera de trabajar implicaba también otros tiempos. Había menos estrés y la selección de temas era más estricta.

Había muchas menos ruedas de prensa que se convocaban para temas puntuales «y el fotógrafo se quedaba toda la rueda de prensa», recuerda Marí: «Hoy se convocan ruedas de prensa para todo y hay tantos temas durante el día que se sacan un par de fotos al principio y te vas al siguiente tema».

Los fotógrafos preparaban incluso los carretes para ahorrar costes

Es por ello que Marí dice que era mucho menos estresante el modo de trabajar en analógico que en digital. «Antes nadie te preguntaba por las fotos hasta que terminaba el día, hoy no has llegado al sitio y ya te están pidiendo alguna imagen para la edición digital». El proceso es tan rápido, que incluso se pueden pasar las fotos al móvil, editarlas y enviarlas en cuestión de minutos. Eso, sin embargo, implica no estar centrado en la tarea de fotografía.

Antes tampoco se disparaba tan a la ligera como ahora. «Para un tema normal (un reportaje o una rueda de prensa) como mucho tirabas diez o quince fotos. Donde más se disparaba era en el fútbol, porque entre desenfocadas, que no salía la pelota en la imagen...». Con las cámaras analógicas no se podía comprobar la imagen en la pantalla. Sabías si tenías la foto cuando la revelabas y la foto deportiva era todo un arte.

El equipo era similar antes y ahora: un par de cuerpos de cámara y dos o tres objetivos. Carretes se llevaban encima en torno a una decena que se preparaban en la redacción. Comprar carretes sueltos podía costar cuatro o cinco euros, pero comprando película por metros el coste se reducía a la mitad. El tema económico era importante en aquel momento, la fotografía era algo caro y ahorrar un par de euros (300 pesetas de la época) en cada carrete, suponía centenares de euros al mes. Así que los propios fotógrafos dedicaban ratos de su jornada a preparar carretes de 36 fotos.

Lo que ha cambiado en los equipos es su durabilidad. «Las cámaras digitales dan muchos problemas, las otras eran muy resistentes, el que tiene una le puede durar cien años», cuenta.

Ahora las cámaras hacen virguerías, pero la humedad, el polvo, los pequeños golpes... cosas que antes no suponían ningún problema si se hacía un mantenimiento correcto, ahora implican tener que llevarlas a reparar.

«A un fotógrafo de estudio no le afecta tanto, pero en prensa paseamos la cámara por playas, caminos, en días de lluvia, inundaciones... Mi primera cámara todavía funciona, una Canon T-90».

Cambio radical en dos años

En cuestión de dos años todo cambió. Primero llegó el escáner de negativos para digitalizar fotos y ya se pasó a las cámaras digitales. «En 1999 escaneábamos los negativos y en 2001 ya estábamos disparando con cámara digital», recuerda Vicent Marí. Esto supuso un cambio radical. Desaparece el fotolito, la imagen que se preparaba a mano para incluirla en las planchas de la rotativa y todo es digital.

«Pasamos a ahorrarnos el revelado, pero también a cubrir más temas y a cualquier hora», explica el fotógrafo de Diario de Ibiza respecto al cambio. A nivel de horario viene a ser lo comido por lo servido, «antes se acababa a las diez u once de la noche porque tenías que revelar y ahora nos salen temas a esa hora que no se cubrían. Otro cambio importante es ahora que los fotógrafos también graban vídeos.

Antes no había fotos de última hora ni coberturas de noche. Como mucho unos fuegos artificiales. Salvo este tema y pocas cosas más, las fotos que se hacían por la noche se publicaban dos días después.

La fotografía digital permite la inmediatez. La foto de las 23.30 puede estar en la redacción a las 23.31 para incluirla en la edición del día siguiente. En la web se publicará de forma inmediata.