Una maqueta por un valor equivalente a cinco viviendas de nueva construcción se ha pasado los últimos años de almacén en almacén. El que fuera presentado como proyecto estrella del anterior presidente del Govern, Jaume Matas, el palacio de la ópera diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava, se encuentra arrinconado en unas dependencias del polígono de Son Castelló en las que la conselleria de Educación acumula sillas y mesas para los nuevos colegios, entro otros materiales.

El anterior Ejecutivo, tras perder las elecciones y pocas semanas antes de que se produjera la llegada de Francesc Antich al Consolat de Mar, autorizó el pago de 1,2 millones de euros -casi 200 millones de las antiguas pesetas- al Estudio de Calatrava por el proyecto realizado para la construcción de una ópera en el puerto de Palma, cuya ejecución debía costar unos 100 millones de euros, según las estimaciones iniciales.

La idea fue inmediatamente descartada por el nuevo Gabinete del Pacto, que se encontró con una costosísima maqueta en sus manos ya sin utilidad.

El primer destino de esa opera en miniatura fue un almacén de Presidencia al que fue a parar durante el verano de 2007, todavía montada sobre su base y rodeada de cajas de cartón y archivadores, entre otros elementos.

Pero dado que el encargo del proyecto se había gestionado a través del Instituto Balear de Infraestructuras y Servicios Educativos y Culturales (Ibisec), se optó finalmente por devolver la maqueta a las dos cajas de madera en las que previamente había sido enviada a Balears desde el despacho del arquitecto, para remitirlas a la conselleria de Educación, que las tiene almacenadas en unas dependencias de Son Castelló, donde se guarda también material de este departamento, como las sillas y las mesas antes señaladas, y donde no cumplen otra función que acumular polvo.

Debate sobre la propiedad

Pero esta herencia del anterior Govern del PP ha supuesto para el actual Ejecutivo autonómico algún que otro quebradero de cabeza más allá de tener que decidir qué hacer con una maqueta ya sin utilidad y de coste millonario. En septiembre de 2007, el despacho de Santiago Calatrava exigió a la Comunitat Autònoma la devolución del citado modelo, alegando que todo el material que se había remitido a las islas era de titularidad del arquitecto.

La conselleria de Educación rechazó esa petición, alegando que la maqueta era de su propiedad, al haber tenido que abonar por el proyecto los 1,2 millones de euros antes señalados, aunque se reconoce la titularidad de Calatrava sobre los derechos intelectuales de la misma.

En febrero de 2008 el despacho del arquitecto volvió a reclamar que se le devolviera el modelo de la ópera, y en esta ocasión la respuesta del Govern fue que cualquier reclamación en este sentido se presentara a través de los Tribunales, dado que no existía la menor intención de desprenderse de un objeto por el que se había pagado un precio millonario pese a permanecer escondido en un almacén, a no ser que fuera por exigencia de un juez.

Desde esa fecha el Ejecutivo balear no ha vuelto a recibir ninguna otra carta del estudio de Santiago Calatrava, por lo que es previsible que la maqueta siga en las dependencias de la conselleria en Son Castelló durante mucho tiempo.