Repaso las páginas simpáticas del verano y aterrizo en las últimas anécdotas recopiladas por los centros de información y algunas guías turísticas.

Si pudiéramos añadir los chascarrillos vividos por los policías locales podríamos hacer una edición de las fantasías de la Ibiza loca.

Una pregunta muy aguda, porque atiende a la etimología, es sobre el origen de los pitiusos, al parecer emparentados con los pitufos. La eufonía entre ambas palabras se acerca a los «falsos amigos» que tanto temen los traductores.

Bajitos y cantarines puede que lo hayamos sido, pero no tan azulados como los pitufos, por mucho que nos hayamos podido ayudar de la absenta (la absenta te pone la nariz color añil).

Otra anécdota es sobre el crucifijo de la Catedral, al que alguien cree un homenaje al último pirata del Mediterráneo. Obviando el título de la novela de Benavides (un pseudónimo) referida a Juan Verga, o sea a Juan March, el último pirata que se atrevió a pasearse por aguas de Ibiza fue Novelli, que comandaba el barco de bandera inglesa Felicity.

Ocurrió el día 1 de junio de 1806 y fue un final de fiesta de traca, porque Riquer salió con su jabeque y redujo al navío enemigo de mucha mayor envergadura.

Fue de traca final, porque el corsarismo estaba llegando a su fin en la historia al menos en aguas del Mediterráneo occidental y porque aquel combate lo pudieron seguir muchos ibicencos desde las murallas, al transcurrir en aguas de Ibiza y Formentera.

Pero cuesta entender qué vería la turista en el rostro del crucifijo para relacionarlo con los piratas y los corsarios de Ibiza.

Otras preguntas son recurrentes: ¿Dónde puedo coger un taxi para Lanzarote, de dónde sale la barca para Formentor? La toponimia de Ibiza confunde a muchos turistas, sean españoles o extranjeros.

Tampoco ayuda su sentido de las distancias, lo cual indica que jamás han mirado un mapa: ¿Dónde está el túnel a Formentera? Es una pregunta sorprendente, pero no tan inverosímil si recordamos que en 1972 un periodista ibicenco se empeñó en construir un puente entre ambas islas Pitiusas.

Quien reúna unas miles de anécdotas podría escribir una hermosa historia loca ilustrada o un librito de humor. Otros turistas que hablan en las páginas se hacen eco de los salvajes precios de algunos productos de Ibiza, como un botellín de agua, las hamacas o los transportes.

Bastaría prestarles atención para corregir nuestros defectos, pero tampoco confío demasiado en eso: Aquí son muchos los que piensan que nosotros ya somos perfectos y esto es el paraíso.