Más de la mitad de los jóvenes que consumen alcohol aseguran que sus padres lo saben y algo más de un tercio sostiene que tienen permiso para hacerlo.

En concreto, el 56% apunta que sus padres tienen conocimiento de que bebe (58,7% de los chicos y 53,7% de las chicas). Y mientras que un 33% asegura que le han prohibido hacerlo, un 37% mantiene que le dan permiso y un 30% que no le han dicho nada al respecto.

En esta última cuestión, los datos reflejan diferencias de género: el 39,6% de los chicos dice que le permiten beber, el 31,5% que se lo prohíben y el 28,9% que no se lo han comentado; en cambio, el permiso baja al 34,3% en el caso de las chicas, la prohibición sube al 34,8% y al 30,7% no les han dicho nada.

De acuerdo con la encuesta, sólo un 9% de los padres conocen el consumo y lo prohíben, y en estos casos tratan de disuadirles de beber hablándoles de las consecuencias, en primer lugar, y controlando el estado en que llegan a casa, en segundo. Otras estrategias que emplean son limitar horarios, las personas con quienes salen o el dinero. Es curioso que un 10,5% dice que «no han hecho nada concreto» para disuadirles.