Marina Amores: «La masculinidad tóxica hace que los hombres no soporten que las mujeres les ganen»

«No es casualidad que la mayoría de ‘streamers’ y ‘youtubers’ de videojuegos sean machistas», afirma la autora del libro ‘Play like a girl’ sobre la relación de estos ídolos juveniles con la extrema derecha

La periodista experta en videojuegos Marina Amores (Palma, 1991) acaba de publicar el libro ‘Play like a girl’. | PABLO FLUITERS

La periodista experta en videojuegos Marina Amores (Palma, 1991) acaba de publicar el libro ‘Play like a girl’. | PABLO FLUITERS / raquel galán. palma

Raquel Galán

La especialista en videojuegos Marina Amores apaga el micro cuando participa en partidas en grupo por internet. Lo hace para que no se escuche su voz y vean que es una mujer. «Muchísimas aficionadas tenemos que actuar de este modo cuando jugamos online porque de lo contrario nos hacen comentarios denigrantes, como «a fregar» o «a la cocina», nos insultan o directamente nos sabotean la partida. Es algo que ocurre a menudo y en el libro cuento que mis compañeras han normalizado jugar en tensión», afirma sobre las que se niegan a darle al off. La publicación de la mallorquina que se ha convertido en un referente en videojuegos y feminismo se titula Play like a girl (juega como una niña), es decir, «una expresión que se utiliza de forma despectiva para decir que alguien juega aburrido», pero con un claro doble sentido. Lleva por subtítulo Desafíos de las mujeres en la industria del videojuego y la tecnología y la autora presenta el nuevo volumen hoy en la librería FNAC de Palma.

Sobre el acoso que sufren las jugadoras, Amores (Palma, 1991) argumenta que «la masculinidad tóxica provoca que los hombres no soporten que las mujeres les ganen. Hasta hace pocos años los videojuegos eran un espacio que habían conseguido salvaguardar solo para ellos y ahora se sienten atacados. Llevan realmente mal el tema de la competitividad con las mujeres, imagínate si encima son mejores y les ganan». Durante la infancia no ocurre, aunque poco a poco «el marketing, el entorno más cercano y la socialización masculina, entre otros factores, hacen calar el mensaje machista», lamenta. Y relata la experiencia de una chica que «jugaba sin ningún problema con su hermano pero cuando él traía amigos a casa y lo hacían juntos, ella era apartada porque les ganaba y no lo podían aceptar. Quedó relegada a ser una simple espectadora, tal como les ocurría a muchas mujeres en las salas recreativas de las décadas de los 80 y 90. Y seguimos teniendo un acceso muy limitado tanto en los espacios públicos de juego como en competiciones».

Por este motivo, ella y otras compañeras crearon en 2017 en Barcelona el Gaming Ladies, un evento dirigido solo a aficionadas, pero la periodista especializada y las demás acabaron recibiendo insultos y amenazas en Twitter por no incluir a hombres, y hasta una denuncia en la Fiscalía, que quedó archivada. Habrá nuevas ediciones en Barcelona y Madrid, que no gustarán a los numerosos streamers y youtubers del mundo de los videojuegos. Un capítulo de Play like a girl está dedicado a los ídolos juveniles de la actualidad en este ámbito y a la campaña de ciberacoso llamada Gamergate que se produjo en 2014. Amores cree que «no es casualidad que la mayoría difundan unos discursos que son abiertamente machistas, homófobos, intolerantes, hostiles en general», dice refiriéndose a que «los videojuegos están muy relacionados con la política y lo que pasa en nuestro entorno».

Advierte de que el Gamergate, que precedió al triunfo de Trump en Estados Unidos, «demostró que la extrema derecha está muy organizada a través de internet. Captaron a jóvenes cabreados y les dijeron: aquí tenéis un sitio donde podéis expresar vuestra misoginia y rabia. Fue algo muy preocupante». Otro ejemplo que cita es el del sueco conocido como PewDiePie, el youtuber en este ámbito más seguido del mundo, cuyo algoritmo de la plataforma online «favorece a la ultraderecha y los contenidos que polarizan. No quiere decir que su discurso sea abiertamente extremista, pero los chavales empiezan viendo un vídeo de él, Youtube les sugiere otro un poco más politizado, un poco misógino, anti LGTBI y así, poco a poco, van consumiendo este tipo de contenido».

Pequeños avances

La especialista habla además en este nuevo volumen de streamers mujeres y lo que deben soportar, así como de otras profesionales de la industria: las desarrolladoras de videojuegos, que aún son muy pocas porque «hay que derribar un enorme techo de cristal». Pese a que reconoce que «en la última década ha habido mucho lavado de cara para que no parezca un sector tan machista, también se han producido pequeños avances reales». Amores aboga por seguir luchando «para que no haya un retroceso, como estamos viendo en el ámbito político».

Algunas de las mejoras se han visto en los contenidos inclusivos y el éxito de estos videojuegos, como Pokémon, Los Sims, Sing Star y Just Dance, que aconseja. También le gusta Gone Home y What Remains of Edith Finch. «Tienen enfoques muy neutros y demuestran que, sin contar con las mujeres (un 47% del total de aficionados), la industria jamás logrará tener superventas, pero parece que el machismo está por encima del capitalismo».

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