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Homenaje en Ibiza: Un legado en Siesta

La Agrupación Siesta prepara un homenaje al encargado del centro sociocultural Can Fita, Ildefonso Bejarano, fallecido el pasado mes de julio, con una exposición de cuadros, merienda y una recopilación de vídeos y fotografías

Montejano, Venteo, Samperiz, Núñez, Fernández y Jiménez, junto a los dos hijos de esta última. J. A. RIERA

El pasado 15 de julio falleció a los 87 años el encargado del centro sociocultural Can Fita (Santa Eulària), Ildefonso Bejarano. Los miembros de la Agrupación Siesta han organizado un homenaje en su honor para el 3 de septiembre a las 18 horas en sus instalaciones.

«Lo que no queremos es que su legado desaparezca. Vamos a hacer aquí una exposición con cuadros de la gente que ha ido pasando durante estos años desde que él empezó», explica la vicepresidenta de la agrupación, Piedad Venteo.

También organizarán una merienda: «Era lo que más le gustaba en el mundo, juntarnos a todos. Música, comida y gente pasándolo bien. Queremos hacer lo que más le gustaba, aunque no esté», añade con emoción.

Además, tienen previsto mostrar un montaje con un conjunto de fotografías y vídeos de las actividades y fiestas que han hecho. Es decir, «una recopilación de todas las cosas que hemos hecho con él», destaca una vocal de la junta, Maria Luisa Samperiz.

La nueva directiva cambió hace menos de seis meses. Junto a Venteo y Samperiz, sentados alrededor de un círculo, también se encuentran el tesorero, Salvador Fernández; la secretaria, Nuria Jiménez; otra vocal, Elisabeth Núñez; y una vecina del pueblo, Isabel Montejano. Este homenaje es «una manera de despedirnos de él. Era el alma de este centro», coinciden todos.

El centro sociocultural, fundado en 2012, cuenta ahora mismo con 93 socios y una gran variedad de actividades: clases de pintura, tanto para adultos como para niños, baile, pilates, yoga, ganchillo, talleres con flores de Bach y macramé... ‘Para aprender a pintar sólo hacen falta ganas’ y ‘Todo se consigue con esfuerzo’ se puede leer en los carteles que recogían los lemas de Bejarano, remarca Jiménez.

«Esta era su segunda casa y su mundo», añade Samperiz. «Su mayor vocación era hacer feliz a la gente», destaca Venteo, quien lo recuerda como un «adorado cascarrabias, que los abuelos son así».

Can Fita es «un centro muy familiar y vecinal» recalca Jiménez. «La gente que viene aquí no lo hace porque las cosas sean gratuitas, sino porque quiere encontrar un espacio donde sentirse como en familia y donde se puedan desarrollar las actividades que uno quiera proponer», afirma.

Siesta es un barrio dentro del municipio de Santa Eulària. En esta zona, «hay mucho turismo familiar y gente mayor que viene desde hace años», informa Samperiz. «Santa Eulària es un paraíso para vivir», añade la vicepresidenta. «Ildefonso era como el tronco del árbol de Siesta y de la comunidad, a través de él nos conocíamos y hacíamos amigos», compara Venteo.

«El pueblo ha cambiado mucho, pero sigue siendo tranquilo. El paseo marítimo lo veo muy bonito ahora, limpio y cuidado. Cada vez hay más gente y han abierto muchas cosas», asegura Montejano. «No soy de las personas que afirma que ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’. Era diferente», agrega.

«Los vecinos, después de la pandemia, están despertando nuevamente al quehacer del centro. Preguntan y se interesan mucho en hacer vida social», concluye Núñez.

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