GENÉTICA

Pelirrojos, ¿es verdad que son más sensibles al dolor que el resto de población?

Sólo el 2% de la población española es pelirroja y un 1,5% a nivel mundial.

El 7 de septiembre se celebra el Día Mundial del Pelirrojo

El 7 de septiembre se celebra el Día Mundial del Pelirrojo / Pexels

Son pocos los pelirrojos españoles que podemos llegar a conocer, puesto que sólo componen un 2% de nuestra sociedad, y tan sólo un 1,5% de la población mundial.

Y es esta baja prevalencia la que ha hecho, a la hora de conocer a una de esas personas que presentan en su cabello una pigmentación rojiza, anaranjada, no pasen desapercibidos.

De hecho, al contrario que el resto de la población (morenos, rubios, castaños, etc.), celebran cada 7 de septiembre el Día Mundial del Pelirrojo.

Como cuenta la doctora Karen Heath, vocal de la Asociación Española de Genética Humana (AEGH).

  • "Es raro conocer a una persona pelirroja y que su color de pelo sea natural, al menos en España. Alguna vez, cuando me he encontrado con un niño pelirrojo paseando por la calle y me ve, siempre se sorprende y me señala al ver que yo también soy pelirroja como él".

Peculiaridades que presentan los pelirrojos

Más allá de quedarnos absortos por este color de pelo, los pelirrojos presentan otras peculiaridades que podrían sorprendernos. Como, por ejemplo:

  • Tienden a tener más canas que el resto de la población. No llegan a pasar por el gris, sino que su transición va del pelirrojo, al rubio y, de ahí, al blanco.
  • No pueden llegar a broncearse.
  • Tienen más riesgo de sufrir cáncer de piel.
  • Son más sensibles a la temperatura.
  • Absorben mejor la vitamina D del sol.
  • Y hay estudios que aseguran que necesitan más anestesia en las intervenciones quirúrgicas.

Además, como explica la doctora Heath, del Instituto de Genética Médica y Molecular del Hospital universiytario La Paz:

  • "Es una mutación que viene dada por la supervivencia. Si nos fijamos, la mayor concentración de pelirrojos los encontramos en las zonas del norte, donde hay muy poca exposición solar".

Sin embargo, hay una cualidad que salta a la vista y que se llegó a plantear en 2021, en un estudio dirigido por el doctor David E. Fisher, del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos): las personas pelirrojas, ¿perciben el dolor de forma diferente al resto?

Las personas pelirrojas absorben mejor la vitamina D del sol

Las personas pelirrojas absorben mejor la vitamina D del sol / Pexels

Un mayor umbral del dolor en los pelirrojos

Al igual que algunos estudios afirman que sienten más intensamente el frío y el calor, por lo que son más sensibles a los cambios de temperatura, también los hay que sugieren que les ocurre lo mismo frente al dolor.

Sin embargo, no existe una certeza al respecto, y sobre si sienten más o menos el dolor, las investigaciones están divididas.

  • Hay quienes dicen que los pelirrojos necesitan dosis más altas de algunos analgésicos por ser más sensibles a ciertos tipos de dolor
  • Pero también se asegura que necesitan dosis más bajas de analgésicos opioides porque tienen una mayor tolerancia general al dolor y responden mejor a estos medicamentos.

No obstante, y basándose en que las personas pelirrojas pueden tener una mayor tolerancia al dolor, los investigadores del Hospital General de Massachusetts decidieron buscar la explicación médica de que eso ocurra, y parece que lo lograron.

Se trata del receptor de melanocortina 1 (MC1R), un gen que controla la producción de melanina, el pigmento que da color a la piel, el cabello y los ojos.

Las células que generan esta melanina producen dos pigmentos:

  • Eumelanina.
  • Feomelanina. En este caso, las personas pelirrojas producen principalmente feomelanina, que también está relacionada con las pecas y la piel clara.

Los pelirrojos presentan una mutación que suprime la función del receptor de melanocortina 1 (MC1R), lo que genera que los melanocitos (células cuya función principal es la de producir el pigmento de la piel) segreguen niveles más bajos de una proteína llamada POMC (proopiomelanocortina).

Los pelirrojos presentan una mutación que suprime la función del MC1R, un gen que controla la producción de melanina

Esta proteína se divide en diferentes hormonas, en las que se incluyen:

  • Una que mejora la percepción del dolor (hormona estimulante de los melanocitos).
  • Otra que bloquea el dolor (betaendorfina).

Ambas hormonas, por lo tanto, afectan al equilibrio entre los receptores opioides que inhiben el dolor (OPRM1) y los receptores (MC4R) que aumentan la sensibilidad al dolor.

Aunque se suele presentar un equilibro entre las hormonas, el estudio indica que, en las personas pelirrojas, la balanza se inclina hacia una mayor inhibición del dolor y, por ende, hacia un umbral del dolor más alto. En otras palabras, lo soportan más.

Los pelirrojos presentan una mutación que suprime la función del MC1R, un gen que controla la producción de melanina

Los pelirrojos presentan una mutación que suprime la función del MC1R, un gen que controla la producción de melanina / Freepik

Sugerencias para nuevos tratamientos frente al dolor

"Estos resultados describen la base mecánica que subyace a las pruebas anteriores que sugieren que los umbrales del dolor varían en función de la pigmentación", explica Fisher.

Los resultados del estudio apuntan a que, en las personas pelirrojas, existe una mayor inhibición del dolor y, por ende, un umbral del dolor más alto

"La comprensión de este mecanismo —añade el investigador— proporciona la validación de estas pruebas anteriores y un valioso reconocimiento para el personal médico cuando atiende a pacientes cuya sensibilidad al dolor puede variar", explica Fisher.

Sin embargo, la también investigadora del Instituto de Genética Médica y Molecular (INGEMM), Karen Heath, discrepa de los resultados que existen en la actualidad.

"¿Quién define el umbral del dolor? ¿Cómo sabemos que, en la escala del 0 al 10, el 8 de una persona frente al dolor representa realmente el grado de dolor que está sintiendo?", se plantea Heath, quien también forma parte de este pequeño por ciento de la población.

Con lo que sí coincide con el resto de investigadores es que, estas búsquedas, pueden llegar a conducir hacia nuevos tratamientos para el dolor.