La Demarcación de Costas de Balears ha denegado la solicitud de concesión a largo plazo que presentó el Ayuntamiento de Santa Eulària para el quiosco de Tagomago y otras instalaciones cercanas con el propósito de gestionar con criterios sostenibles y de interés general este chiringuito.

El equipo de gobierno confirmó a este diario que hace ya semanas, Costas comunicó al Ayuntamiento que no ha aceptado su solicitud, por lo que el Consistorio ha enviado unas alegaciones al citado organismo estatal para insistirle en su petición. Fundamentalmente, el Ayuntamiento de Santa Eulària recuerda que, como Administración pública, tiene preferencia sobre otros aspirantes a esta concesión, al representar el interés público mejor que una empresa privada.

Un portavoz municipal señaló que en estas alegaciones, el Ayuntamiento recuerda los proyectos de educación ambiental y uso público que tiene previsto realizar el Consistorio en el islote de Tagomago.

Sin embargo, la Demarcación de Costas de Balears no ha contestado todavía a estas alegaciones.

«Dos concesionarios a la vez»

Mientras tanto, Costas ha sacado a información pública un expediente para otorgar la concesión del muelle de Tagomago, que era una de las instalaciones que reclamaba el Ayuntamiento. Ante esta situación, el Consistorio ha enviado una nueva alegación a este organismo estatal en la que considera que «no se puede sacar a licitación ninguna concesión» en este emplazamiento, pues si se acaba aceptando la petición inicial del Ayuntamiento, «podría acabar habiendo dos concesionarios para una misma concesión», añadió el mismo portavoz. «Es decir, entendemos que no se pueden hacer nuevas propuestas de concesión hasta que la primera no esté totalmente cerrada», indicó.

En sus alegaciones, el Consistorio aludía asimismo a los fondeos que ahora salen también a concesión y reclamaba que se «garantice el uso público del entorno y un régimen de utilización transparente».

Gestión pública

Santa Eulària había solicitado en 2014 esta concesión coincidiendo con la polémica actuación del inquilino de Tagomago y anterior concesionario del quiosco, Matthias Kühn, que desató las iras de vecinos, ecologistas y sociedad en general. Mediante este sistema de gestión público, el Ayuntamiento quería asegurarse un control del acceso público al islote y de las actividades que se realicen en estas instalaciones.

Paralelamente, el plan de gestión del islote que está tramitando el Govern balear contempla no sólo la imposibilidad de desarrollar actividad alguna en este quiosco, sino incluso su desmantelamiento físico.

Este plan prevé únicamente la posibilidad de desembarcar en Tagomago para grupos reducidos que quieran realizar excursiones de tipo educativo o para actividades medioambientales. Tampoco se permitirá el aterrizaje o despegue de helicópteros en el islote.