La situación llegó a ser tan crítica que tuvo que intervenir 'Dios' en persona. 'Dios' descolgó el teléfono y llamó al gerente del hotel de lujo que, a punto de abrir sus puertas, le estaba haciendo la puñeta a su grupo hotelero: Esto se ha acabado, no vuelvas a tocar a nadie de nuestra plantilla, le vino a decir. O por las buenas o la guerra. Fue por las buenas: el nuevo establecimiento tritura desde entonces los currículums que le llegan de empleados de esa potente cadena, que empezaba a tener serias dificultades para completar su staff de cara a este verano.

La intervención de 'Dios' en persona abrumó al gerente: era un claro indicio de que estaba jugando con fuego. Pero ese nuevo hotel se había limitado a hacer lo que otros muchos han puesto en práctica este año ante la escasez de profesionales en el sector, especialmente camareros y cocineros: 'robar' plantillas. Y no solo uno o dos botones o camareros. A algunos establecimientos les han sustraído entre un tercio y la mitad de sus trabajadores en cuanto llegó el apretón de mayo.

Lo peor es que no consiguen reponerlos. Tienen el cartel de lleno pero no hay suficiente mano de obra. Hasta hace dos semanas, un hotel de lujo de Santa Eulària sólo había conseguido contratar a 109 de los 220 empleados de su plantilla. Varios se habían dado de baja por depresión ante la excesiva carga de trabajo. En los últimos días ha fichado a 69 personas, traídas de la Península. Pero son «insuficientes», explica el enlace sindical de esa empresa.

Otros hoteles lo han tenido fácil para 'robarles' trabajadores: lo hicieron a golpe de talonario. «Muchos botones, cocineros y camareros se han ido a Platja d'en Bossa porque les ofrecieron bastante más dinero», explica la sindicalista. Bastó 'tocar' a uno de sus responsables para que, a continuación, se desmoronara el castillo de naipes de su plantilla: «En cuanto uno fue contratado, pasó la voz al resto. Ficharon al jefe de alimentación y bebidas y este, al ver los salarios que pagaban allí, llamó a nuestros camareros para ofrecerles el doble de sueldo», detalla la enlace sindical. En poco tiempo vació la empresa. «Vista la situación -añade-, tenemos que negociar. Muchos, al recibir el primer sueldo, se preguntaron qué hacen aún aquí».

Bien escaso que cotiza al alza

«El trabajador de hostelería con residencia en Ibiza se ha convertido en un bien escaso. Y ese bien escaso se cotiza ahora al alza», reconoce el subdirector de una importante cadena hotelera de la isla, que prefiere mantener el anonimato: «Durante años, nuestra política de selección de personal ha sido anticipar lo antes posible la contratación. Pero esa anticipación ya no es sinónimo de estabilidad. Gente que trabajaba con nosotros en invierno, causa ahora baja al llegar el verano», reconoce. Su tasa de rotación de empleados se ha visto incrementada con dobles dígitos: «Sobre el 30%». Es decir, una tercera parte, lo que supone un enorme quebradero de cabeza para esa cadena: «Por lo imprevisible que es este tipo de abandono, nos crea incertidumbre no saber si al día siguiente tendremos la plantilla completa», admite.

El 'robo' no se produce a la entrada de sus hoteles, como antaño ocurrió en las obras con los albañiles y encofradores: «No hay gente tentando en la puerta. Pero el trabajador es ahora muy consciente de esa situación, sobre todo el que tiene menos vinculación con la empresa. Es más susceptible de ser tentado por otra oferta que el que lleva 20 años trabajando en el mismo centro y valora otros aspectos, como la estabilidad, el equipo, la fiabilidad de la empresa y forma de pago?». Las nuevas tecnologías, indica el hotelero, «facilitan el acceso a mayor número de ofertas. Antes era mediante el boca a boca y anuncios de prensa. Ahora hay 50 portales y apps de móviles que suben ofertas en tiempo real».

Les arrebatan trabajadores en todos los puestos, pero especialmente en el ámbito de la restauración: «El efecto es generalizado, pero focalizado en cocina y restaurante. Hay una gran competencia entre hoteles, pero también entre restaurantes, beach clubs... Por su estacionalidad, más marcada, hacen ofertas salariales mucho más elevadas que los establecimientos que tienen que operar cinco o seis meses», explica el ejecutivo de esa cadena.

Estabilidad y casa para retener

Para retenerlos han optado por dos vías: «Ofrecer más estabilidad, con más meses de trabajo, y dar alojamiento dentro del paquete retributivo», explica. Porque el origen del problema está en la vivienda, cara y escasa. Han reconvertido habitaciones de hotel en estancias para el personal y han alquilado apartamentos en las zonas cercanas.

Algo parecido ha hecho el hotel de lujo de Santa Eulària que no consigue completar su plantilla, pero en este caso «meten a seis en literas en una habitación. Como sardinas en lata», asegura la sindicalista.