«Aquí nos conocemos todos. Siempre se han respetado las plantillas. Nadie ha ido a buscar empleados de otros», subraya Juanjo Riera, presidente de la Federación Hotelera de las Pitiusas. Existe un pacto de no agresión, no escrito, que, en teoría, impide hacerse la puñeta unos a otros, pues todos conocen cuáles serían las consecuencias: una inflación salarial que podría poner en jaque las cuentas de resultados. Ese pacto explica la reacción del 'patriarca' que tomó la insólita decisión de llamar personalmente al responsable ibicenco del negocio de la competencia. Tenía que recordarle el acuerdo de caballeros que rige en la isla. No era nada personal, solo negocios. A su contertulio le quedó muy claro, dadas las órdenes que dio ipso facto.

¿Hay un pacto de caballeros, de no agresión entre los empresarios hoteleros? «La verdad es que sí. Quedas muy mal delante del gremio si vas a tocar las plantillas de los demás», admite Juanjo Riera. «Hay establecimientos de mayor categoría -indica- que pueden caer en la tentación de tocar al personal de otros. Pero eso está muy mal visto en el sector. No te lo puedes ni imaginar. Y se sabe quién lo hace. Ir a tocar personal de otros está muy mal considerado», recalca.

«Otra cosa es que pongas un anuncio para buscar trabajadores. Si hay alguien que se quiere cambiar de empresa, eso es otra historia», comenta Riera. De las 75 ofertas de trabajo que estos días publicaba Diario de Ibiza, una tercera parte, 25, estaban relacionadas con la restauración.

Aunque muchos hoteles las están pasando canutas, la falta de profesionales afecta más a la restauración. ¿Cuál es la razón? «Nosotros ya previmos hace dos años que sería muy difícil tener personal si no ofrecíamos alojamiento. Hay hoteles que, además, incluyen la manutención. Sabíamos que nos teníamos que buscar la vida», detalla el presidente de la patronal hotelera.

Postureo de cinco estrellas

Falta vivienda, pero los salarios, muy bajos, también tienen la culpa: «La gente está explotadísima, echando un montón de horas, que en algunos casos son remuneradas y en otros no», explica la enlace sindical de un hotel de lujo de Santa Eulària. ¿Pero pagan tan mal en un cinco estrellas? «Venden -afirma- que somos virtuosos, pero es todo postureo. En los hoteles de lujo, tan de moda, hay unos pocos, un 5%, que ganan un dineral, y el 95% restante, el salario base. Venden la moto a trabajadores muy jóvenes. Les dicen que trabajando aquí se les abrirán las puertas del cielo. Pero están en el umbral de la pobreza».

En el establecimiento en el que trabaja, «los botones, camareros y cocineros, al ganar tan poco dinero, durante sus días de descanso se van al hotel de lujo que hay cerca para hacer allí horas extras. Y viceversa: de allí vienen aquí para lo mismo. Hay intercambios». Asegura que les sale a cuenta y que es la única manera que tienen algunos para sobrevivir: «Cobran por horas, a unos 12 euros por hora, y no les descuentan la Seguridad Social».

Necesitan más trabajadores, «pero no los encuentran», afirma la sindicalista: «Y en junio ya es demasiado tarde, ya están todos ubicados en sus trabajos. Están intentado traer a gente de la Península. ¿Pero quién va a venir desde allí si no hay alojamiento?». Hasta «fallan las contratas externas, porque tampoco tienen trabajadores».

Para Fernando Fernández, al frente del sector de la hostelería del sindicato UGT, «todo se debe a lo mismo: el problema de la vivienda, a su precio». Ha comprobado que los trabajadores escogen aquellos empleos «donde les dan casa y un mejor salario, para abaratar el coste de su estancia en la isla. O les ofrecen una vivienda o, antes de venir a Ibiza, prefieren ir a otros destinos donde la residencia les resulte más barata».