La ibicenca María Teresa Gregorio Roig espera desde hace ocho meses en Moscú poder llevarse a su hija, nacida por gestación subrogada y a la que el consulado español no ha aceptado inscribir ni otorgar un salvoconducto para salir del país por considerar que no está demostrada la filiación.

Gregorio Roig, de 47 años y administradora de una empresa familiar de carpintería, Gregori Carpinteria, llegó a la capital rusa el pasado 29 de junio de 2015 y unos días después, el 7 de julio, nacía la niña fruto del embarazo de una madre de alquiler.

María Teresa es soltera y, según publicaba ayer el diario ABC, había iniciado las tramitaciones de adopción en el año 2006 a través del Consell de Ibiza y del Govern balear desde Nepal y China, pero al no lograr cumplir este objetivo por la legislación de estos países para situaciones monoparentales desistió en su empeño. En 2013, a través de un gabinete de abogados especializado en casos de maternidad por sustitución, firmó el consiguiente contrato de gestación para tramitar este nacimiento en Rusia.

«Ellos me buscaron la clínica en Moscú y el banco de donantes de óvulos y espermatozoides», explica, porque ella, por razones médicas, no podía aportar material genético para el embrión, un elemento fundamental que se ha convertido después en un obstáculo legal.

«Por parte rusa no tuve ningún problema. Ni con la madre gestante, ni con el hospital, ni con el registro. Para ellos yo soy su madre», asegura.

Para la inscripción de la bebé en el registro ruso, «aporté la documentación del hospital y la renuncia de la madre gestante. La inscribí sin ningún problema» como Karla María Gregorio Roig, subraya.

«El problema vino de la parte española. Fui con el certificado de nacimiento a registrarla al Consulado español en Moscú y a solicitar un salvoconducto para poder viajar a España y me lo negaron», denuncia.

Asegura que los argumentos que se le dieron fueron que «yo no soy la madre» de la niña, y se muestra indignada porque «más o menos vinieron a decirme que me dedico a robar niños».

También afirma que el cónsul le advirtió de que tarde o temprano «tendría que irme y dejar a mi hija en un orfanato».

Efe intentó ayer recabar la versión del Consulado español, pero ello no fue posible porque la Oficina de Información Diplomática (OID) no considera conveniente que el cónsul dé explicaciones debido a que el caso está «sub júdice».

Fuentes de la OID explicaron a Efe que los abogados de María Teresa Gregorio «han presentado un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en contra de la decisión del cónsul de España en Moscú de denegar la inscripción de la niña y la emisión de un salvoconducto para poderla sacar de Rusia».

María Teresa Gregorio explica a Efe que al Consulado «no le pareció bien» la sentencia que presentó de un Tribunal de San Petersburgo que acreditaba que ella es la madre legal de la niña, que por otra parte nació en Moscú.

En España, donde la maternidad subrogada no es legal, para la inscripción de niños nacidos por este método se requiere demostrar la filiación mediante una sentencia de un tribunal del país donde tuvo lugar el nacimiento, así como por el material genético, que en este caso procede de donantes.

El punto 5 de la ley rusa sobre el estado civil, que regula el registro de los niños nacidos por vientre de alquiler, habla en todo momento de «los cónyuges» que han dado su acuerdo para la implantación del embrión en otra mujer y hace referencia, además, a la «madre genética».

María Teresa argumenta que hay el antecedente de una reciente sentencia de un Juzgado de primera instancia de Madrid, que reconoció la filiación de una madre española a pesar de no haber dado a luz ni aportado material genético, aunque en este caso el bebé sí tenía material genético del marido.