La artista Elisa Torreira (Avilés, 1961) inaugura este martes, a las 20 horas, su exposición ´Esperando la marea´ en el Club Diario, donde permanecerá hasta el 15 de mayo. «La instalación está formada por materiales que me he encontrado en la playa, como una tabla o restos de posidonia, y con ellos he creado una metáfora de un viaje hacia mí misma», explica.

En esta muestra, que la artista define como «muy conceptual y autobiográfica», mezcla arte y escritura, ya que la combinación de ambas disciplinas es esencial para transmitir su búsqueda constante, sus inquietudes y desafíos.

Por ello, además de los incontables y originales objetos que Torreira ha colocado en el Club Diario, en la inauguración ofrecerá una escenificación de un texto escrito por ella, cuyo final resume el resultado de su viaje interior: «Esperando la marea comprendí. Soy el mar. Yo soy el mar´». «Probablemente no haya nada que esperar que no esté dentro de uno mismo», asegura Torreira. En esta especie de performance la acompañará la violonchelista Susan Rozsa.

La polifacética artista ha creado esferas de varios tamaños con los restos de posidonia que ha recogido de distintas playas de la isla. «Estos materiales pueden resultar indiferentes a más de uno, pero a mí me parecieron muy valiosos y versátiles», apunta Torreira, que ha aprovechado un trozo de tabla para colocar una red y una de sus «pelotas de mar» en miniatura para imitar la que se encuentra en Ses Salines.

Asimismo, considera que las creaciones que muestra en ´Esperando la marea´ se podrían calificar como «poema objeto», donde las palabras no están compuestas por letras, sino que adquieren distintas formas para que sean interpretadas por quien las mira, como si se tratase de un juego entre la creadora y el espectador. El minimalismo y sobriedad de su propuesta se mantiene con el predominio del blanco, sobre el que destacan sus objetos. «Soy muy austera», añade.

En cuanto a su proceso creativo, su reto es transformar con sus manos lo que crea en su mente y desafiarse cada día con cada obra, ya que para ella lo importante es conseguir lo complicado. Lo simple carece de motivación y de valor. «Me aburro de hacer siempre lo mismo. Por este motivo, cada una de mis exposiciones es totalmente distinta. No hay una igual», justifica Torreira, cuya primera muestra en la isla fue el año pasado en Garden Art Gallery. Desde 1996 ha expuesto y realizado diferentes actividades artísticas, tanto individuales como colectivas, en Francia, Alemania, Portugal y México.

En este sentido, esta inconformista artista insiste en que lo importante en sus instalaciones es «usar el cerebro», aunque a veces resulte un mensaje difícil de comprender. «No importa el medio que uses para transmitir tu discurso, da igual si pintas, si haces instalaciones o fotografías», concluye Torreira.