­El policía local de Ibiza que lleva varios años masturbándose en coches en presencia de mujeres, muchas de ellas menores de edad, reconoció ayer su culpabilidad en uno de los casos que le han llevado a juicio y aceptó pagar 12.000 euros. No irá a prisión, a pesar de que la petición inicial del fiscal era de tres años y medio de cárcel: dos y medio por un delito continuado de coacciones a una chica entre los años 2007, cuando ella tenía 16 años, y 2014, y doce meses más por otro delito continuado de exhibicionismo delante de menores.

J. J. T. C., ibicenco de 49 años, consiguió la plaza de Policía Local el 9 de abril de 1990, según figura en el Boletín Oficial del Estado. Hasta hace poco acumulaba más de una veintena de denuncias por masturbarse delante de mujeres, una condena penal por coaccionar a su exesposa, y dos procesos judiciales abiertos: el de ayer y otro por el que se sentará el miércoles que viene de nuevo en el banquillo. En este caso está acusado de un delito de abusos sexuales y la Fiscalía solicita dos años de cárcel.

Por el momento, el agente sigue en libertad aunque lleva sin trabajar casi cinco años, ya que fue suspendido de empleo y sueldo en marzo de 2010. Sin embargo, no ha sido expulsado del cuerpo, según el Ayuntamiento de Ibiza porque cuando se enteraron de que tenía una sentencia firme (por las coacciones a su exesposa), abrieron un expediente que se está instruyendo y se encuentra pendiente de resolución.

Ahora ya tiene dos condenas firmes, puesto que su abogada de oficio anunció ayer que no piensa recurrir. Los periodistas no pudieron asistir al juicio, al parecer para evitar posibles incidentes puesto que el encausado estaba inquieto ante su presencia. Por este motivo, la información que ha trascendido no pudo ser obtenida directamente en la sala de vistas. Ni su letrada ni el fiscal quisieron aclarar posteriormente si el procesado alegó algún trastorno que pudiera influir en su conducta.

En cuanto a la sentencia aceptada por J. J. T. C., este diario ha podido saber que incluye el pago de una multa de 3.780 euros por un delito de coacciones y otra de 3.240 euros por exhibicionismo. Además, deberá indemnizar con 5.000 euros a la denunciante, que ahora tiene 23 años. En total, 12.020 euros. Asimismo, se le ha impuesto una orden de alejamiento de la joven durante cinco años. No podrá acercarse a ella a menos de cien metros ni comunicarse mediante ningún método en el mismo periodo de tiempo.

La mujer y su hermana hablaron con los periodistas en la calle después del juicio, en un lugar alejado para no cruzarse con el condenado, al que no quieren ver.

Cuando tenían 13 y 16 años, respectivamente, vivían en Platja d´en Bossa. Un día del mes de octubre de 2007 las hermanas iban en bici a un supermercado cuando detectaron que J. J. T. C. les estaba siguiendo. Aceleraron y se refugiaron en el centro comercial La Sirena. El policía se fue, salieron y se marcharon a toda velocidad hasta la zona en la que se encuentra el hotel Mare Nostrum, donde comunicaron a su padre lo que había sucedido.

Una persecución de siete años

A partir de entonces el policía no dejó de perseguirlas, sobre todo a la mayor, la que tenía 16 años, según explicó ayer, todavía conmovida por estos siete años de angustia. Según comentó, el agente cambiaba de coche cuando las seguía o le veían masturbándose. A veces iba en un Ford Focus de color rojo y otras en un Nissam Micra gris. Las últimas denunciantes le vieron en un Ford Mondeo rojo. Normalmente aguardaba a que la adolescente se sentase en una parada a esperar un autobús para aparcar cerca y comenzar a masturbarse. «Algunos días me siguió hasta seis veces», aseguró la denunciante, que no dejaba de mirar a todas partes por si aparecía el hombre.

Un día estaba acompañada de su tía cuando vieron a J. J. T. C. masturbándose en un coche. La mujer le comenzó a increpar y le grabaron con un teléfono móvil. Esta prueba y algunas fotos del hombre practicando la masturbación están incorporadas a la causa, apuntó la joven.

Según ella, le veía en todas partes: cerca de su colegio, de su instituto después, más tarde en las proximidades de la escuela en la que estudió, etc. Además, asegura que son muchísimos los menores que le han observado masturbándose en coches, sobre todo en zonas de Vila concurridas por adolescentes, como el parque Reina Sofía. De hecho, le conocen con apodos que hacen referencia a su actitud denigrante. Un día, hace poco tiempo, el policía persiguió a la chica por la arena de Platja d´en Bossa, por lo que, apoyada por su hermana y el resto de la familia, decidió denunciarle.

El miércoles se sentará de nuevo en el banquillo después de ser detenido el 8 de enero a las 21.45 horas en la confluencia de la calle del País Vasco con la avenida de España. Una mujer explicó que le vio masturbándose en un coche y que intentó meterla dentro. Salió corriendo, acompañada de un hombre que estaba con ella, y llamó al 091. La Policía Nacional arrestó a J. J. T. C., que quedó en libertad tras declarar en el juzgado de guardia.