Desde la Mola

La canción del olvido

Les aseguro que el titular nada tiene que ver con la zarzuela del maestro José Serrano con libreto de Guillermo Fernández Shaw. Un mal de amores entre soldados, nobles y cortesanas en Sorrentinos (Nápoles). Tiene más con el vodevil, con libreto, pero sin música, del Consell de Formentera. Ya vamos por la sexta entrega de esta novela que mezcla realidad y ficción que acabará siendo una miniserie para cualquier plataforma de televisión. Antes se estrenaban en el teatro con toda pomposidad. Personalmente me gustaría tratar aquí de realidades, de problemas que necesitan atención. Que la tienen, pero desaparecen tras los debates o ruedas de prensa sobre el tema más mediático, que (permítanme) precisa como la “canción” caer en el olvido. Asuntos como la sequía y el riesgo de incendio en nuestros bosques, la procesionaria (que ya ha llegado a la Mola, como las serpientes). Me decía este lunes un entendido en naturaleza de Formentera, que si no llueve el bosque puede ser un polvorín este verano. También de la misma conversación se desprenden otras prioridades que deberían estar ocupando el tiempo de nuestros consellers. Afrontar, por ejemplo, de una vez por todas el tema de los kioskos. ¿Se quedan los que estaban y vuelta a montar? ¿Se cierra el capítulo con la asignación de los nuevos y todos a juicio? ¿Se convoca nuevo concurso (también a juicio) y se rehacen las bases para subsanar errores? Antes deberán responder a la previa ¿en qué situación estamos? El Estany del Peix, otra piedra en el zapato (a los anteriores hasta les salió una ampolla). Regular el transporte público acorde a las necesidades de máximos (con todos aquí). Gratis para residentes, mayores, parados y otros de la agenda vulnerable o para todos y un ‘viva la juerga’ que dicen los taxistas de aquí (quizás no les falte razón).

Casi nada, amigos, la tarea que les queda a los responsables de todas las áreas de este gobierno en minoría, pese a la mayoría. El lema no puede ser otro que ‘a trabajar’ aunque las relaciones personales sean simplemente por educación. No hace falta ir de cañas en un acto de falsa “germanor”, para ser eficaces en la gestión. Formentera necesita pasar página, aunque en el libro haya un pósit en amarillo que nos recuerde que existe una anormalidad institucional. Si no se resuelve antes (sabemos que es muy difícil) lo haremos en las próximas elecciones. Mientras, por favor, gobiernen y que a ser posible los cabreos no trasciendan más allá de quién preside la procesión del santo.