desde la marina

La peixateria, más de lo mismo

Cuando tenemos la Peixateria patas arriba para recuperar su antiguo uso, volvemos a improvisar con la idea –estupenda, por cierto- de crear un centro cultural polivalente. Proponemos un cambio de uso que el Pepri -¡vaya por Dios!- no permite o, como poco, dificulta. ¿Hemos tenido precisamente ahora, con el edificio en obras, la feliz ocurrencia de cambiar de idea? ¿Nadie se acordaba del dichoso Pepri? Está cantado que tendremos sine die el edificio hecho una ruina, destechado y como si lo hubiéramos bombardeado. En su momento ya comenté –cosa fácil de ver- que recuperar el edificio para su antiguo uso era poner el carro delante de los caballos. La prioridad que teníamos y tenemos es conseguir que los barrios de la Marina recuperen población y, cuando la tenga, entonces sí, recuperar la pescadería. No al revés. Pecan de ingenuidad quienes creen que la peixeteria conseguirá vecinos. No es motivo para cambiar de domicilio.

En vez de perder tiempo en el ‘sí pero no’ que nos tendrá con las obras paralizadas, mejor será buscar alternativas viables a corto plazo. Y como nos chiflan las ocurrencias, lanzo una. Podríamos adecuar el edificio para que tenga cuatro o cinco puestos de venta de pescado y dejar el resto de la instalación para exponer todos los aparejos y sistemas de pesca tradicionales en las islas, xarxa, gànguil, salabre, nansa, gambí, morenell, volantí, palangre, bolitx, almadrava, curricà, etc. Sería como un apéndice del museo del mar que se plantea en un espacio del todo insuficiente. Y podríamos, incluso, revestir el total de las paredes interiores con grandes murales submarinos que mostrasen nuestros fondos y, sobre todo, nuestras praderas de posidonia. Se trataría, en fin, de combinar los dos usos, mercado y centro de exposiciones. Y una última cosa, siendo como es un edificio singular, cabe esperar que se recupere el techado tal como era y no hacer inventos.

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