Para empezar

La invasión de los ultracuerpos

Sobre lo de qué hacías tú en ese momento histórico, es un clásico citar el diario de Franz Kafka el día que empezó la Primera Guerra Mundial: «Alemania le ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde, clase de natación». Por mi parte, mientras la ultraderecha asumía la presidencia del Parlament balear, yo estaba frente a la nueva estación marítima de es Botafoc bajo un calor sofocante, esperando la llegada de unos cruceristas para hacer un reportaje. Estos días me siento como el protagonista de ‘La invasión de los ultracuerpos’ que, desesperado, se abalanza sobre los transeúntes, les agarra de la solapa, y les grita «¡¡Ya están aquí!! ¡¡Están entre nosotros!! ¿No los ven?» mientras que estos encogen los hombros con indiferencia. «Tampoco se comen a nadie», «en Italia ya mandan y no ha pasado nada», «exageras un poco, Ventura», me dicen los amigos. Y, en fin, que mejor lo dejo estar y me retiro a mis cosas. Hoy he recogido a mi niño del cole y hemos preparado juntos las vacaciones. También he dicho tonterías en notas de voz. Haré acopio de ginebra y tónica, de nuevas playlists de música en el Mixcloud, e intentaré acreditarme a conciertos este verano. Si es que me quejo de vicio, pienso mientras observo la noche desde el balcón de casa y se oye, a lo lejos, un murmullo. ¿Son las tropas del káiser, quizás?

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