Tribuna

¿Por qué tantas niñas no quieren ser mujeres?

Silvia Carrasco

Silvia Carrasco

La ley 11/2014, de 10 de octubre, para garantizar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales y para erradicar la homofobia, la bifobia y la transfobia propugna el ‘modelo afirmativo’ para abordar la disforia de género, un profundo malestar y rechazo del propio cuerpo sexuado y el deseo de pertenecer al otro sexo.

Siguiendo la ideología transgenerista, este modelo se basa en un autodiagnóstico de la persona, tenga la edad que tenga, y en la creencia de que se puede nacer en un cuerpo equivocado a tratar con hormonas y cirugías para adaptarlo a lo que denominan la «identidad de género sentida». Feministes de Catalunya ha realizado una investigación sobre su impacto con datos del Departament de Salut de Catalunya sobre los casos atendidos por Trànsit, el servicio especializado en transiciones de sexo. Una ficción, porque el sexo no puede cambiarse.

En 2018, en Reino Unido se destapa el aumento del 4.400% de niñas solicitantes de tratamientos de transición en menos de una década. En 2022, fruto de la investigación encargada, se cierra la unidad de identidad de género de la clínica Tavistock-Portman que atendía a la población menor y se deja atrás el ‘modelo afirmativo’. Suecia, Finlandia y otros países hacen lo mismo viendo los efectos nefastos de hormonar a menores sanos.

En Catalunya ya son más de 5.500 los casos atendidos, con un aumento exponencial de más del 7000% entre 2012 y 2021. Además, los nuevos casos anuales se han cuadruplicado entre 2016 y 2021. Solo en 2020 y 2021 han aumentado un 40%, por efecto del confinamiento y la exposición a redes sociales llenas de propaganda transgenerista.

Trànsit atiende cada vez a más mujeres y menores, con casuísticas muy diferentes: entre los menores de 0 a 9 años predominan los niños; entre los grupos de 10 a 25 años predominan las chicas; en el grupo de mayores de 30 predominan los hombres. Se ha pasado de hombres a mujeres y de adultos a menores. La mayoría de los menores son niñas, la mayoría de los adultos son hombres.

El aumento es alarmante entre niñas y adolescentes, que son ya el 70% de los casos en los grupos de edad de 10 a 14 y de 15 a 18 años. Aunque el incremento también es alto entre los niños, solo entre 2015 y 2021 la proporción de niñas de 10 a 14 años atendidas en Trànsit ha aumentado un 5.700%. Trànsit reconoce que más del 87% de los casos salen con la receta de las hormonas en la primera visita. Todo esto sin contar con la sanidad privada, ni tener datos de pediatría. Mientras tanto, la industria farmacéutica de la identidad de género va incrementando sus beneficios.

¿Cómo explica el Departament de Salut este aumento exponencial de menores, que son ya más del 40% de los casos, y que la mayoría sean niñas adolescentes? ¿Qué tiene que ver el Departament d’Educació, que introduce ideas transgeneristas anticientíficas disfrazadas de coeducación en todas las etapas educativas, como hemos mostrado en ‘La coeducación secuestrada’?

Preguntar qué les ocurre a los menores, especialmente a las niñas, no es ningún delito de odio. Aclararlo es una obligación científica, política y social.

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