Para empezar

Quienes se lo luchan y quienes no

David Ventura

David Ventura

Fruto de sus movilizaciones y de la labor de los sindicatos que les representan, trabajadores como las camareras de piso o los empleados de las residencias y de los centros de día privados de Balears han logrado mejorar sus condiciones laborales. La semana pasada, los compañeros de IB3 lograron que se les reconozca la internalización, un éxito que todos los que hemos trabajado en esa casa vivimos también como propio. Cuando compruebo que desde algunos medios hay periodistas que farfullan envidiosos por el éxito de estos compañeros, me doy cuenta de que no es ninguna casualidad de que sea precisamente en el periodismo donde las condiciones laborales más se han precarizado. Muchos periodistas -yo mismo- podemos decir que antes de la crisis de 2008 cobrábamos más que ahora. Mientras sigamos haciendo gala de un orgullo absurdo -centinelas de la democracia y la libertad de expresión, ya saben-, de una competitividad enfermiza y un afán de autoexplotación que nos ha alienado, no creo que las cosas cambien a mejor. Quizás deberíamos entender que, aunque no nos manchemos las manos ni tengamos callos en ellas, los periodistas no dejamos de ser trabajadores que ejercen un oficio. Si no lo tenemos claro, nos quedará todavía un largo camino de precariedad.

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